Oliver se giró en su silla y buscó al propietario de la voz. Era un chico de aspecto gruñón –cejas oscuras y pobladas, hoyuelo en la barbilla- que se había unido a Paul en el lanzamiento de bolas de papel. —Bueno, aquí entra una ley completamente diferente —explicó Oliver—. Funciona porque el aire caliente sube. Los hermanos Montgolfier, que inventaron el globo aerostático, se dieron cuenta de que si atrapas el aire dentro de una envoltura, como un globo, se vuelve flotante debido a la baja densidad del aire caliente de dentro comparado con el aire frío de fuera. El chico parecía más furioso con la explicación de Oliver. —Vale, ¿y qué pasa con los cohetes? —le retó—. No son flotantes o lo que sea lo que acabas de decir. Pero suben. Y vuelan. ¿Cómo funciona eso, sabelotodo? Oliver senci