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— puedo caminar — insistió Maral esta vez desenterró su rostro del pecho de él para mirarlo y asegurarse que la escucha. — te escuché la primera vez, y no tienes que mentir — dijo deteniéndose en la puerta de su habitación. Con una mueca y algo de vergüenza miró de reojo a todo el personal mirándolos estupefactos. Uno de ellos abrió la puerta y la cerró en cuanto entraron. En cuanto la bajo Maral se mareo y estuvo a punto de caer, pero él la sostuvo delicadamente quitó su blusa mientras la respiración de ella empezó acelerarse, estaba demasiado nerviosa y empezó a sonrojarse pero no lo detuvo. Tan pronto como quitó la blusa, Maral se cubrió el pecho con sus brazos, bajando su cabeza avergonzada. Y así también quitó su pantalón dejándola únicamente en ropa interior de pie frente a él.