Narra Sarah Matheus. —Ya debes soltarme, yo no tiemblo contigo, pero si debo admitir que me siento incómoda con tanta cercanía, así que agradezco que me sueltes— sonríe travieso y lleva una mano a mi barbilla para acariciarla con suavidad. Me quedo sin habla y debo tragar una gran cantidad de saliva… «¿Acaso este tipo no conoce el espacio personal?» —Bien, te suelto niña enojona— aprieto la mandíbula y me separó bruscamente de él —¡Que ya no me llame niña!— digo enojada y me volteo dándole la espalda para marcharme. Escucho una risa burlona, pero no volteo —¡Hey! Niña no olvides, a las 5:00 pm— sigo caminando sin responder a nada de lo que ese idiota me dijo. De verdad me saca de quicio y me enoja mucho el hecho que eso le parezca gracioso, sigo avanzando para tomar el autobús e ir al