Phemking

Capítulo 1 California En una calurosa ciudad rodeada de playas y un sol que brillaba al punto de tostar tu piel, en una pequeña casita donde se podía respirar el aire fresco que les regalaba el amplío mar, es el lugar en el cual residía. Anne Watts una chica común como cualquier otra, no había nada especial en ella, ni siquiera se podía decir que era extremadamente atractiva, su aspecto era de belleza simple y gustos sencillos como usar sudaderas anchas y pantalones holgados. Ella estudiaba en el último año de secundaria. A sus 17 años se podía decir que era una estudiante de un promedio bueno, y también poseía un gran ínteres por lo desconocido y misterioso. Su madre siempre creyó que no era igual a otras chicas, pero a decir verdad ella pensaba lo contrario, simplemente era común. Ese día en la mañana se había despertado para asistir al último día de clases, cuando sonó el timbre final, todos los estudiantes de su curso se despedían entre lágrimas porque sería la última vez que iban a verse, ya que luego harían el acto de grado para dejar la secundaria y comenzar la universidad. Anne avanzaba por los pasillos huyendo de todo aquello, nunca fue de ser sentimental y menos de esas chicas que tienen muchas amigas. Al llegar a la salida de la secundaria, su madre la esperaba en la carretera en un pequeño corsa gris, Anne bajaba las escalinatas con prisa para llegar pronto a la puerta del vehículo y así poder marcharse cuanto antes fuera posible de la escuela. Al cerrar la puerta, su madre la había recibido con un beso en la mejilla preguntando como le fue en la escuela. Anne únicamente respondió como siempre. -Bien, no hubo nada nuevo- Dijo volviéndose a poner los auriculares para perderse en su música, esperando llegar a casa, su madre estaba acostumbrada a ser ignorada, a pesar de que le preocupaba la actitud de su hija, no podía reclamar nada, por el hecho, ya que parte de ella sabía que su comportamiento era por el reciente divorcio de ella y su esposo. Anne siempre fue unida a su padre, pero él, al divorciarse de Anya, regresó al lugar que lo vio nacer. Y ahí estaba, de camino a su hogar, para poder preparar todo e irse de vacaciones con su progenitor... A ella no le emocionaba mucho la idea de visitar ese pueblo nuevamente, pensar en los bosques interminables, la cabaña pequeña en medio de la nada donde vivía su padre, y las constantes lluvias. Se le antojaba un dolor de cabeza, pero no le quedaba de otra, ya que por lo menos podría ver a Simón. Luego de un embotellamiento y varios semáforos, lograron llegar a su casita de playa. Anne entró a su habitación para poder empacar todo y salir de inmediato al aeropuerto, su padre la había llamado en la mañana avisando que para la mañana siguiente, pronosticaron fuertes lluvias, y era mejor que se adelantara para no ser alcanzados por la tormenta, la idea de pensar en lluvias fuertes desanimada aún más a Anne, así que por un momento se dejó caer en su cama mirando el techo de su habitación con sus audífonos puestos, la música sonaba tan fuerte que neutralizaba cualquier sonido del exterior... Phemking era un lugar alejado de la ciudad, debías tomar un vuelo de aproximadamente cuatro horas para llegar ahí, luego viajar en coche durante dos horas más, para finalmente llegar a ese alejado pueblo olvidado por Dios. Anne conocía bien ese sitio, puesto que era la tercera vez que tenía que viajar hasta ahí para poder pasar las vacaciones con su padre, ya que era el acuerdo entre ellos, su madre conservaría la custodia de ella, pero Anne al menos debería pasar las vacaciones con él. Minutos después Anya entró a la habitación, con el ceño fruncido y una expresión que la hacía ver disgustada, ella seguía tendida en la cama embelesada por la música y su techo blanco, su madre asomó la cabeza y Anne parpadeó varias veces para luego quitarse los audífonos. —Anne watts, llevo 1 minuto llamándote, ¿Acaso estás sorda?— Ella negó para responder. —Lo siento, no te escuché— Se enderezó con pereza y su madre, entornó los ojos. —Sí, jamás escuchas, pero bueno. Vamos que se hace tarde, tu padre está intenso...- Anne se levantó de la cama recogiendo su equipaje para bajar las escaleras y subir al auto. Su madre la seguía arrastrando los pies, pues a veces sus sentimientos de no poder más con el carácter tan desinteresado de su hija, era como si esa pequeña niña feliz se hubiera marchado por completo y le hubieran traído una adolescente rebelde enojada todo el tiempo. En todo el camino Anne no dijo nada, únicamente miraba por la ventanilla del auto hasta que llegaron al aeropuerto. En medio de ese lugar muy transcurrido por personas, que avanzaban de aquí para allá con maletas y bolsos de viaje, Anne se sentía fuera de lugar, era como si estuviera en el sitio incorrecto. Miraba su entorno mientras su madre le repasaba todas las reglas del viaje y por supuesto, las de su comportamiento con su padre, debido a que no quería tener problemas ni conversaciones molestas con él por algo que haya hecho su hija. -¿Escuchaste todo lo que te dije?- Su madre la observaba con recelo, Anne asintió respondiendo sin ánimo. -Sí, mamá, no creo que nada haya cambiado, ya esta es la tercera vez que voy- Anya hizo una mueca de lado y se acercó a ella para rodearla con sus brazos, con un beso en la coronilla ambas se despidieron para que Anne pudiera ir a su vuelo. Apenas puso el cinturón de seguridad, una extraña sensación se apoderó de ella, era como si estuviera siendo advertida por una fuerza mayor que quería decirle algo. A pesar de que los vellos de su piel se erizaron por completo, ignoró esa sensación y volvió a ponerse los audífonos para neutralizar cualquier ruido del exterior y tener un viaje tranquilo. La música la llegó a relajar tanto, que no pudo darse cuenta cuando sus ojos se habían cerrado sumergiéndose en un profundo sueño. El bosque espeso la rodeaba seguido de una niebla gruesa que le impedía ver mas adelante, ella sabía que estaba en un sueño, aunque muy pocas veces le pasaba eso de saber si estaba soñando o no, pero en esa ocasión pudo notarlo. El lugar era alguno de los tantos bosques de Phemking, en el sitio donde se encontraba, había un largo sendero que iba en línea recta, de pronto la niebla empezó a dispersarse y a lo lejos una silueta se hizo visible para ella, le pareció extraño, pero a la vez sentía curiosidad y por esa razón decidió seguir el sendero para conocer al extraño que estaba al final de ese sendero. De pronto sentía como se alejaba a medida que ella avanzaba, apretó el paso para hacer el intento de alcanzarlo, pero era algo sumamente imposible. -¡Hey, tú!- Gritó. Pero el extraño no se inmutó, arrugó el ceño y siguió caminando para volver a ser rodeada de una niebla tan gruesa que no lograba distinguir ningún camino, o salida. De pronto volvió a desvanecerse y al mirar el sendero, el extraño había desaparecido. Mirando a todos lados en busca del misterioso sujeto al final del camino, se distrajo sin darse cuenta de que una mano tocaba su hombro y al darse media vuelta abrió sus ojos siendo despertada por una aeromoza del avión... Parpadeó varias veces frotando sus ojos, él rostro amable de la aeromoza le explicaba que el avión iba aterrizar y que debía abrochar su cinturón, ella asintió obedeciendo la orden y abrocho su cinturón. Por alguna razón su corazón estaba sobresaltado y su respiración era agitada, ella recostó su cabeza en el asiento para intentar relajarse y olvidar aquel sueño raro que había tenido. Cuando el avión hubo aterrizado, y puso sus pies en tierra. Notó la diferencia entre este aeropuerto y el de California, ahí todo era mucho más pequeño, en comparación, se notaba menos flujo de personas. Quizás la gente de Phemking no tenía la necesidad de viajar fuera de ese pueblo, a lo mejor todos se sentían bien allí, aunque para el gusto de Anne. Ella no podría pasar el resto de su vida en un sitio tan solitario y lluvioso. Encontrar a su padre no fue difícil, ya que ahí únicamente había una sola entrada y salida. No era nada de esas cosas extravagantes de ciudad. En la sala de espera estaba Simón sentado en una de las bancas de metal, ella avanzó hacia el para darle un abrazo, debido a que tenía todo un año sin verlo. Pudo darse cuenta que en el cabello de él se asomaban unas cuantas canas, también se había dejado la barba sin afeitar. Cosa que su madre detestaba porque según ella era algo muy antihigienico. Pero ahí estaba ese hombre, siendo el mismo, dejándose la barba solo porque le gustaba. Ya no tenía que fingir sobre nada y vivir en preocupaciones porque los vellos faciales empezaban a asomarse. Cosas tan insignificantes como esa, eran peleas continúas que tenían sus padres y que los llevaron a separarse. -Anne, cariño- La recibió el hombre con un reconfortante abrazo de oso, ella dejó apoyar su cabeza en el pecho de él y era algo que había extrañado durante todo un año. -Mírate - Tomó ambas manos para examinarla de pies a cabeza -Estás hermosa, ya eres toda una mujer - Pronunció con una sonrisa, ella sentía sus mejillas arder, ya que no se le daba bien eso de los halagos. Le tocó el rostro y formó una fina línea con sus labios -Te ves bien- Simón bajo la cabeza ocultando una sonrisa de satisfacción, (Quizás un chiste personal) -Sí, pero no se lo menciones a tu madre, seguro le daría una aneurisma- Ambos soltaron una carcajada y salieron del aeropuerto para ir a la camioneta de él, al estar fuera del resguardo de ese lugar, ella notaba el tiempo nublado y sombrío, mezclado con una niebla espesa que cubría las montañas del alejado pueblo de Phemking. Soltando un suspiro de melancolía echó la cabeza a un lado y miró a su progenitor que tenía los ojos brillando de ilusión. -No ha cambiado nada- Agregó, Anne con melancolía, él sonrío. -Ya sabes que no hay mucho aquí- Ella hizo un puchero con su labio inferior. -Lo sé... Durante el viaje de dos horas Anne observaba por la ventanilla, los árboles enormes, era lo único que podía ver en el camino, puesto que había una sola carretera y a los lados bosque el cual despertaba su curiosidad haciéndole pensar... Que solo soportaba viajar ahí, por el amor hacia Simón. ***