Los gritos de dolor de la mujer llegan hasta los oídos de los guardias que corren a auxiliarla. La llevan de inmediato a su habitación y llaman a la doctora, mientras Adelaide se queda allí, llorando con gran pena, por lo que acaba de pasar. —¿Qué sucedió? —Lilith, quien ese momento regresa de la capital, pregunta al ver la conmoción en la entrada. Baja de la camioneta de inmediato y corre hasta las habitaciones. —¿Pueden decirme qué sucedió aquí? —Entra gritando, empujando a su paso a los mirones que rodean la cama de Petra. —La señorita Petra fue herida nuevamente, mi señora —Informa una de las sirvientas encargadas de la limpieza. Lilith llega hasta ella y la mira sobresaltada. Toda su ropa está empapada de sangre y tiene una herida expuesta en el antebrazo que requiere sutura. —La