La señora Irene y Adelaide llegan a la habitación y llaman a Mónica y Mercedes inmediatamente. —Querida, Mónica, va a revisarte y ver si te encuentras en condiciones para recibir a tu esposo esta noche —dice Irene a Adelaide mientras la ayuda a acostarse en su cama y levantar su vestido. Adelaide no entiende que es lo que harán con ella, pero ya está decidida y no hay marcha atrás—. Te traje aquí, a mi habitación, porque aquí nadie va a molestarnos. Mónica pide a la joven que abra las piernas y ella, con mucha timidez, lo hace. La médica la revisa minuciosamente y confirma a Irene que ella está totalmente sana y lista. Luego coloca unas gotas de un líquido frío en su interior y le da una pastilla para tomar. —Este té es afrodisiaco —dice Mercedes colocando en manos de Adelaide una taza