—¿Qué es lo que me quiere dejar dicho, marques de Valentino? —Con una fingida mirada de inocencia, Olivia lograba sacar de sus casillas al marques, quien, había soportado más que suficiente todo esto. Y acercándose más, cruzando el espacio personal de Olivia, el marqués de valentino al igual que un depredados, deja salir sus deseos.
—Cuando nos casemos, tomare su cuerpo, Olivia, te hare mi mujer en cuerpo y alma, tu pureza será desgarrada por mí y así, daremos paso a una noche de lujuria desenfrenada. —Una punzada de asco golpea a Olivia, sabe de los encuentros múltiples que había tenido el marques durante toda su vida, aparte de tener una reconocida fachada de héroe en el reino de Escalante, los amoríos del marqués eran una razón por la cual su reputación era tan famosa.
Sin embargo, a pesar de haber dado una explicita manera de como seria la vida de Olivia en el momento que ella fuera la esposa del marqués, este cae en cuenta de que la princesa del reino de Escalante había dedicado su tiempo y años de su vida por el reino, casi nunca tenía alguna interacción con hombres a parte de los bailes de importancia y las reuniones como tal, seguramente leía y leía muchísimo, pero no sabia nada de lo que era la pasión entre un hombre y una mujer.
Su amada princesa, era un alma tan pura como una paloma, un ser que portaba bastante inocencia, el marques sonríe pues, el desea robar aquella pureza en su futura esposa, quiere manchar cada pequeña parte de su alma blanca y hacerla saber que, ella le pertenecía a él y a nadie más.
—¿Marques de Valentino? ¿Esta todo en orden? —El nombrado parece salir de su ensoñación mientras recupera la compostura, ha llegado aquí para tener una amigable merienda con su prometida, no para imaginar cómo se vería ella sin aquellas telas que cubría su cuerpo. Olivia estaba consciente de que el marques la deseaba profundamente, y esto en consecuencia le daba asco, por eso, fingía ser ingenua para no tener que seguir con conversaciones que solo la harían vomitar.
—Olvide todo lo que he dicho antes, princesa. —Olivia sonríe hipócritamente, ojalá pudiera olvidar todo aquello. —Mejor, solo merendemos y cuénteme sobre su día hoy, majestad. —Pensado en que por ahora se ha salvado, Olivia debe estar con el marques por lo menos unas horas.
A veces piensa como seria su vida si solamente ella estuviera a punto de casarse con alguien de su edad, al menos parecida, claramente el marques de valentino era mucho mayor que ella (podría ser su padre), y este ya lo era, se conocía al menos unos cinco hijos ilegítimos que el marques había tenido productos de amoríos con mujeres de la alta sociedad, y este, no les había dado su apellido, solo los mantuvo económicamente, también, se construyó una imagen intachable de héroe ante el reino de San Carlo, así, la sociedad se centraría en que él, era un supuesto bien absoluto.
Suspirando, el tiempo parece pasar tan rápido que Olivia solo llega a su palacio para desplomarse sobre su lecho, mirando el techo, ella suspira una y otra vez, este era el ultimo año en el que disfrutaría de ser solo la princesa del reino de Escalante, pues, tenia 25 años de edad, ella le había rogado a su padre que le diera hasta los 26 años para casarse con el marqués, al llegar ese tiempo, ella asumiría su papal como reina de Escalante, estaría mas madura, seria menos infantil y por supuesto, seria una verdadera esposa.
—Princesa, pronto será su cumpleaños numero 26 y deseo que pasemos tiempo a solas en mi castillo en el norte de Escalante, estoy seguro de que aceptara mi invitación y no me dejara plantado como antes, ¿no es así? —Antes de que acabara el día, Olivia escucha las palabras del marqués quien, arrogante como siempre, quiere tenerla donde él quiere.
—Pues me siento halaga marques, preferiría pasar mi cumpleaños con unas amigas, leyendo o simplemente dando un paseo…Yo sola y pensar en el futuro. —El marqués, que se siente hastiado de fingir ante todos, cambia su mirada de falsa amabilidad por completo desdén hacia la princesa. —No es que no desee su compañía, pero, usted sabe, es un día ocupado y... —Antes de pronunciar alguna otra palabra, el aire se corta para Olivia y así mismo, ella es azotada contra la pared.
Al darse cuenta, el marques que anteriormente sonreía hacia ella, la tiene acorralada, ignorando que le estaba cortado el aire mientras tenía una mano en su cuello y el dolor de su cuerpo al ser azotada contra la pared dura del castillo.
—Me estoy cansando de esto, Olivia. —La voz del marqués, ahora es intimidante, sus ojos se oscurecen y su semblante es completamente aterrador. —¿Piensas que seguiré tus malditas ordenes como todos los demás?, déjame decirte que no soy estúpido, sé que estas evitándome, pero, ahora bien, harás esto por las buenas y vendrás conmigo el día de tu cumpleaños al castillo más allá de Escalante o de lo contrario, me encargare de dejar en el suelo el apellido de tu familia en todo este reino. —Olivia que lucha sin éxito alguno, siente que las lagrimas caen de sus ojos mientras que el aire le sigue faltando. —¿Fui claro? —Desesperada y sintiendo que su vista cada vez mas y mas borrosa, ella asiente tanto como puede. —¡Respóndeme! —Rápidamente, el marqués de Valentino suelta a Olivia y cuando esta cae al suelo, la sostiene del pelo mientras ella se sostiene a si misma para recuperar el aire.
Siente miedo, le duele respirar y la pronta patada a su estomago que proporciona el marques hacia ella en el estómago, la hace gritar de dolor.
—¡S-si! —La cálida sensación de un liquido brotar de sus labios la hace toser, pronto se da cuenta de que aquel liquido es de un fuerte rojo, el corazón de Olivia late como loco, su cuerpo no se puede mover, el marqués, se agacha hacia ella y sonríe siniestramente.
—Así me gusta, su majestad. —Responde este mientras sus ojos brillan en completo deleite y maldad hacia la escena que él ha provocado, acto seguido, toma el rostro de Olivia entre sus manos apretando el mismo para que ella lo mire. —Una sola palabra de esto y te juro que no seré tan misericordioso. —Soltándola bruscamente, el marques se levanta y arregla su traje al igual que su cabello. —Buenas noches, su majestad. —Sin decir algo más, como si todo estuviera bien, el marques de valentino se marcha, cínico, ante lo que ha hecho y orgulloso por supuesto.
Olivia que aun tiembla y llora en el suelo, siente que quiere desaparecer, ha visto finalmente y con sus propios ojos, quien era en realidad el marques de Valentino y como se comportaba este si no lo obedecían.
Lo peor es que, en menos de lo que ella imaginaba, así seria su vida.
Un completo infierno.