—¿Su majestad se encuentra ahí? —Stephan quien es el coronel del ejercito de San Carlo, y también la mano derecha conjuntamente con ser el mejor amigo desde hace muchos años de Emiliano, no se siente en confianza con este país el cual es tan diferente al suyo. —Su majestad, si no responde, tendré que derrumbar la puerta. —Emiliano suspira con pesadez, él más que nadie sabe que su coronel sería capaz de hacerlo, sin embargo, olvido también el pequeño detalle de que, el tiempo volvería a la normalidad una vez terminara de hacer el amor con Olivia.
Así mismo, la princesa se sentía con el corazón en la boca, ella trata de cambiarse tan pronto como puede, pero pareciera que su cuerpo no desea cooperar en lo absoluto con ella, ya que, se siente bastante temblorosa, y se golpea mentalmente, pues, hace no mucho, Emiliano estando encima de ella, había colocado sus piernas tan cerca de su pecho que ahora se le había que salir corriendo, sin embargo, parecía una hazaña imposible.
—¿Qué hacemos? —Murmura asustada Olivia, si algún día le hubieran dicho que ella estaría susurrando como si se tratara de una delincuente, se habría reído, sin embargo, la realidad estaba golpeando a su propia cara. —Ese es tu coronel, si me viera en una situación así, yo…—El rojo se extiende en el rostro de Olivia, no puede siquiera imaginarlo.
—¡Su majestad, me empiezo a impacientar! —Olivia se estremece al escuchar la voz tan fuerte del coronel Stephan, mientras Emiliano trata de vestirse tan rápido como puede, para entonces, Olivia tiene su vestido puesto pero desarreglado y su cabello pulcramente peino estaba suelto. —A la cuenta de tres, voy a entrar. —Se es escucha al coronel.
—¡Emiliano has algo! —Murmura Olivia asustada, es entonces cuando Emiliano se acerca a ella, la toma de los brazos, aun con su torso desnudo, y los pantalones mal abrochados, su respiración esta un poco irregular, porque sabe que es imposible razonar con su coronel, aun si Emiliano le gritara para decirle que estaba ahí, conocía muy bien a Stephan, quien ya había decidido lo que haría.
—Tranquila, se que esto sonara raro….—Emiliano maldice en su mente por lo que estaba a punto de hacer. —Entra en el armario, y piensa constantemente en estar en tus aposentros. —Olivia hace una mueca, ¿Qué quería decir con todo esto?
—¿Disculpa? —Emiliano que no tiene tiempo para explicar estas cosas, lleva entre sus brazos a Olivia al armario, ciertamente a él no le importa que su coronel la viera, al contrario, le encantaría mucho presumirle a su mejor amigo esto, sin embargo, Sabe que su princesa a penas estaba tolerando el hecho de que le empieza a gustar su presencia alrededor de ella, y no podía llevarla a más.
—Solo has lo que te digo, por favor, luego tendré tiempo de explicarte. —Antes de que Olivia tenga tiempo si quiera de reclamar o hacer otra pregunta, Emiliano la besa, subiendo sus manos hasta su rostro y juntando sus labios en un beso que la hace suspirar, uno que logra hacer que su corazón pegue un vuelco contra su pecho, le fascina y le gusta, suspira y al alejarse, entiende que debe hacerle caso a Emiliano. —Cierra los ojos. —Murmura él y ella hace un asentimiento con la cabeza.
Escéptica de que algo siquiera pudiera pasar entra en el amplio armario y entonces cierra los ojos y empieza a pensar en su habitación, la cual ha sido testigo de sus momentos más oscuros, los momentos de tristeza y por supuestos, los recientes momentos en los cuales ella ha estado analizando lo que está sucediendo recientemente.
Y es entonces, cuando siente su pelo moverse, nuevamente su pecho late acelerado e intenta no moverse, en unos segundos ella siente perder el equilibrio, por lo que, inevitablemente ella abre los ojos y sus manos se van hacia adelante, golpeando con la puerta de su propio armario de ropa. Parpadea sin poder creer realmente lo que acaba de pasar, pero, brillos blancos se pierden en la oscuridad.
¿Cómo había llegado ahí? ¿Cómo es que hace unos segundos se encontraba en el armario de Emiliano y ahora estaba en el suyo? ¿era magia? ¿verdadera magia? Olivia se ríe sarcásticamente y estando sola, pero, ahora que recuerda, la herida en su cuello también desapareció, ¿Emiliano poseía magia?
La magia no existía, al menos dónde ella sabía no existía, los cuentos de hadas eran lindos cuando se era un infante, cuentos sobre piratas, animales que hablan y por supuesto amor verdadero. mucha fantasía al parecer de Olivia.
Era sabido por los habitantes de Escalante que el país de San Carlo poseía misterios que nadie que no fuera de su país pudiera responder, y claro, lo que era desconocido era temido para muchos, sobre todo para los habitantes de Escalante.
Olivia no puede obtener respuestas ahora mismo y se siente estremecer de pies a cabeza.
—Su majestad, ¿se encuentra ahí? ¿puedo pasar? —alguien llama a la puerta de Olivia y ella pronto se apresura por salir del armario, arregla su apariencia y es que recuerda que hace no mucho Emiliano se encargo de quitarle toda su ropa y ahora, luchaba por arreglarse.
—Adelante, Melanie, adelante. —Suspirando y aun con muchas preguntas, Olivia observa como su dama de compañía y fiel sirvienta entre en su habitación, haciendo una reverencia y luego cerrando la puerta detrás de si. —¿Sucede algo, Melanie? —Pregunta Olivia a su fiel criada.
—Tenemos un inconveniente, su majestad. —Habla la joven chica. —El Marques de Valentino esta solicitando verla ahora mismo.—Olivia supera con pesadez, cuando pareciera que su día era lo bastante agitado las noticias de que su prometido estaba llamando por ella.
Necesitaría mucha paciencia para lo que se avecinaba.