Capítulo 6.

1206 Words
—Emiliano de San Carlo tiene razón, marques de Valentino, ¿Cuestionas mis decisiones? —Pregunta el rey de Escalante. — —¡Por supuesto que no, yo jamás lo haría mi señor! —Responde el marqués de Valentino de Inmediato. —El rey Emiliano de San Carlo tiene razón, el marques solo ha estado manchando su nombre. —Que horrible, nuestra princesa creció viendo al marques como alguien de la familia real, al igual que un padre… —Quizás el marques tenga deseos por nuestra princesa después de todo, que desgracia. —No es de extrañar, ella es una hermosa joven, quien tiene una vida por delante, pero, el marques ya es mayor. ¿Y si tiene problemas para darle al reino un heredero por culpa de su edad? —Inconcebible. —Quizás sea estéril. —Una verdadera desgracia para nuestro reino. Pronto los murmureos se esparcen por todo el lugar, logrando entonces que el Marques de Valentino se de cuenta de que, ante los ojos de la corte, se estaba comportando como un idiota, como el malvado, y la mirada de desdén que le ofrece la princesa Olivia es tan fría que, solo lo hace querer tomarla ya sea por las buenas o por las malas. —Padre, la actuación del marques esta fuera de lugar, después de todo…Yo jamás podría verlo con otros ojos que no fueran las de una hija hacia su padre. —Olivia dice esto lo suficientemente alto para que todos en la corte la escuchen. —Además, el Rey de San Carlo ha estado prometido conmigo desde que éramos unos infantes, y he desarrollado profundos sentimientos por él. Nuestra unión será el paso hacia el futuro de ambos reinos. —El rey que escucha atento las palabras de su hija, hace un asentimiento con la cabeza. Estaba decidido. —Concuerdo con tus palabras, Olivia. —El rey se aclara la voz, llamando la atención de toros en el salón real, incluidos Emiliano y el marqués de Valentino, quienes se miraban con un profundo odio. —He escuchado más que suficiente. —Dice el rey. —Después de todo, lo que dice Emiliano y la princesa Olivia, es verdad, eres demasiado mayor para ser el esposo de mi querida hija marques de Valentino, —Olivia, que escucha esto, sonríe burlándose del marques y mira hacia su prometido quien disimuladamente le guiña un ojo. —¡Pero su majestad, esto es un complot en mi contra! —Responde el marqués. —Yo he sido un héroe de guerra, un hombre capaz y dedicado a su reino, no me puede hacer esto. —Y si bien era cierto, el rey no se doblegará. —Marques de Valentino, creo haber sido claro con mis palabras. El reino de Escalante conjuntamente con el país del Sur agradece su sacrificio y esfuerzo, pero, ya he escuchado mas que suficiente, se levanta la sesión. —A regaña dientes, el marques de Valentino se marcha, no sin antes mostrar sus respectos hacia el rey. Desde entonces, jura que, hará lo que sea necesario para separar a la princesa y al rey del Oeste. También diría que su primera vida fue perfecta, más sencilla y hermosa, pues tenía a su lado a Olivia, quien se había convertido en una sabia y fuerte mujer, una que era feliz a su lado y por supuesto, eran felices al saber que esperaban al futuro heredero de ambos reinos. El marqués de Valentino mira desde su posición al rey, aquel que le advierte con la mirada muchas cosas entre ellas, que, si lo desobedece, habría serias consecuencias, por lo que, tomando en cuenta en la posición que esta, sabe que si dice lo contrario al rey que tanto se había esforzado en convencer de hacerlo marques, lo perdería todo. Por lo que, calcula con cabeza fría todo lo que debía hacer, y que aún era muy pronto para hacer escandalos, sería cuestión de tiempo para que las cosas tomaran su respectivo lugar, primero debía encargarse del pez mayor y después, todo seria pan comido. Debía deshacerse del rey del país Oeste, Emiliano de San Carlo. —Tiene usted toda la razón, su majestad. —Responde el marqués, luego de lo que pareció ser una eternidad en silencio, siente la mirada de todos en la corte. Incluso la de su amada y prohibida Olivia. —Me he dejado llevar, y me disculpo con su majestad el rey de San Carlo. —Emiliano lo mira sospechoso, no se fía de él en lo absoluto, sin embargo, por cortesía y mera formalidad, hace un breve asentimiento con la cabeza. —Tengo la esperanza de que esto no vuelva a repetirse, marques, después de todo, las ordenes de su rey son la primordial base para que todo esté en orden. —Emiliano sonríe cínicamente por unos segundos hacia el marqués, sabe que bajo la vista del ojo público no puede hacer nada. —Está en lo correcto, su majestad. —Responde el marqués, sin despegar su mirada del hombre que tanto cólera le provoca, quiere simplemente deshacerse de la estúpida sonrisa que en su rostro existe. Y pensar que ese Emiliano se casaría con la mujer que él tanto desea. —Marques de Valentino. —Una voz angelical, dulce y suave resuena en los oídos del marqués, sabe que se trata de Olivia, quien con su siempre mirada de compasión lo observa, pero, la diferencia es que, en su mirada no existe ese sentimiento, hay odio, repulsión, asco y desdén. La combinación de todos aquellos sentimientos que la princesa siente hacia él. —Puede retirarse, ya que todo se ha aclarado y dejado claro, no hace falta que su presencia permanezca más tiempo retenida aquí. —Y finalizando con esto, el marqués de Valentino siente como el rechazo absoluto de la princesa cae en él. Por lo que, se pregunta, cuanto tiempo le durara esa mirada de superioridad. —Por supuesto, su majestad, me retiro de inmediato, un hombre como yo, está muy ocupado. —El marqués, con la cabeza en alto, se marcha, ignorando todas las miradas que le lanzan las personas de la alta sociedad, pero, antes de irse definitivamente, el marques se acerca hasta Emiliano y con una falsa sonrisa le murmura: —“Espero que su matrimonio sea el más envidiado de todos y que como el águila majestuosa en el aire, jamás decaiga en el abismo y la decadencia.” —Emiliano que sabe el significado de esto, tensa la mandíbula. En pocas palabras, le ha dicho que, al ser un matrimonio concertado por amor, es poco común, ellos se aman y declaran su amor en lo alto, pero, alguien podría robarles la felicidad en algún momento. Emiliano que se queda con un mal sabor en su paladar siente que nada bueno puede salir de aquel hombre y es que, un héroe de guerra común y corriente de su país jamás anhelaría tanto la mano de una mujer que está fuera de su alcance, si detrás de esto, no hubiera un motivo oculto. El marques deseaba a Olivia por una razón más fuerte que solo el reino de Escalante y el país del Sur. Había algo mucho más profundo que eso.
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