Con una extraña sensación que aún permanecía en su pecho algunas noches, la joven Olivia se sentía desorientada, pero al mismo tiempo, sentía que todo había cambiado radicalmente, pues las acciones de Emiliano tuvieron consecuencias significativamente para todos, sobre todo para ella.
En lugar de estar comprometida con el que sería el futuro rey del reino del Oeste, el marqués de Valentino pidió casarse con la princesa una vez esta llegara a la mayoría de edad, y claramente, su influencia en la corte hizo que todos en el reino lo vieran como un héroe en lo absoluto, sin sospechar si quiera que, sus planes al igual que en su vida pasada, no habían cambiado. La infancia y la adolescencia de Olivia no fueron agradables o tan siquiera pacificas, ella creció portando entre sus hombros el peso de tener que doblegarse a las órdenes de otros, miradas afiladas que la lastimaban y ella, debía sonreír y actuar con amabilidad hacia aquellos que la lastimaban, incluida su propia familia.
La libertad de la que gozaba en su vida anterior, fue reemplazada por el duro trabajo del día a día, y su familia, su amado padre, se habían vuelto en contra de ella, se esperaba que actuara como una mujer sumisa y que estaba por debajo de quien portara un rango mayor, ella seria, una simple decoración de un reino que no sería de ella, tanto sacrificio, la estaba agotando y orillando hacia el vacío de contemplar el descenso de su propia vida.
Ella ni siquiera podría imaginar un futuro que no fuera al lado del marqués de valentino, un hombre que la tomaría aun si ella no deseaba esto, alguien que no escucharía lo que ella tendría que decir, simplemente, la idea de ser libre, era algo que, para la princesa del reino de Escalante, era completamente un disparate.
—Su majestad, son las 3:30, es hora de su merienda con el marqués. —Olivia, que observaba por la ventana de su palacio, suspira muy en su interior. Es cierto que como la futura reina del reino de Escalante debe hacer muchos sacrificios para la prosperidad del reino, sin embargo, tener que convivir con el que sería su esposo, la hacía temblar de miedo.
—Voy de inmediato. —Olivia traga saliva, aunque por fuera este aparentando estar perfectamente bien, por dentro, se siente inquieta, llena de inseguridades y miedos.
La última vez que vio al marques, había algo perverso en su mirada, y el sentimiento de salir corriendo se había extendido en el cuerpo de Olivia. Pero, no es como que ella pueda negarse a merendar con su futuro esposo, pues, desde muy joven se le había dicho que aquel hombre, era un héroe, la salvación del reino de Escalante y por supuesto, un hombre altamente codiciado por las mujeres de la más alta clase en el reino.
Pero ella no quería eso, y no pensaba como todas aquellas mujeres, la idea le daba nauseas, después de todo, casi podría decir que veía al marques como un padre, pues, este era mucho mayor que ella, ¿acaso la diferencia de edad no le molestaba? Y no es que el marqués de Valentino careciera de belleza, todo lo contrario, era un hombre alto con un físico excelente, cabello que se estaba debatiendo entre el blanco y el oscuro, una barba bien peinada y una mirada…que definitivamente la hacía temblar de pies a cabeza.
No de la manera que le gustaría a Olivia, sin embargo, y con todos estos atributos, el marques solo provocaba el repudio en la princesa quien, desde que tenía memoria odiaba la idea de saber que algún día, aquel hombre serio al que tendría que obedecer y seguir con la cabeza baja.
Lo odiaba.
—Ahí está mi amada princesa, Olivia. —La voz fuerte del marqués de Valentino la hace entrar en razón, parece que camina sin darse cuenta que ya había llegado al salón para tomar la merienda, el paisaje tan colorido y vivaz del lugar eran tan diferente a la vestimenta del marqués quien, contrastaba notablemente con todo, sus colores oscuros eran impresionante.
—Marques de Valentino, es un honor verlo aquí hoy. —Desde que Olivia supo que debía casarse con el marqués, ella trato de dejar en claro sus sentimientos de disgusto hacia él, claro, de manera sutil y es que, decirle al marques abiertamente que ella no deseaba casarse con él, sería un escándalo. —La princesa del país de Escalante, le saluda encantada. —Ella hace un ligero movimiento y observó desde su lugar como el marques se levanta.
—Olivia. —Él la llama por su nombre directamente. —Considero que será mejor dejar estos modales para cuando estemos delante de los demás, después de todo, vamos a casarnos, las formalidades no será algo que deberíamos utilizar. ¿No es así? —El marques toca el pelo de su amada princesa, e ignora como la misma muerde sus labios tan fuertes que se vuelven rojos, simplemente, odiaba sentir su tacto.
—Aun falta bastante tiempo para que nuestro compromiso pase a ser celebrado en matrimonio, el protocolo real indica que deberíamos hablarnos con respeto. —Cerrando los ojos, Olivia se clama y recupera la compostura, alejándose unos momentos de su futuro esposo, quien, intrigado, se acerca nuevamente.
—Seré tu rey. —Le dice él en un murmuro. —Y cuando eso suceda, no habrá nada ni nadie que me impida hacer lo que quiera, los protocolos…Podrán irse a la mierda una vez, sea el rey de Escalante. —Para Olivia, no era un secreto saber que el marques de valentino era un malhablado, y que poseía un ego lo bastante grande como para dejar impresionado a cualquiera.
—Comprendo. —Es lo único que puede decir Olivia, se siente pesada de pronto, la atmosfera la hace sentir bastante cansada, como si el marques tuviera ese efecto en ella. —Mientras eso sucede, ya sabe lo que tenemos que hacer, seguiré siendo su princesa y usted, el marques de valentino. —El marqués, sonriendo lascivamente, se encoge de hombros y decide jugar con la princesa.
—Considero que deberíamos pasar mas tiempo juntos, como es de su conocimiento, princesa, un hombre como yo necesita ser complacido en todos los aspectos de su vida, anhele por mucho tiempo tener a una cálida, sensual y pura compañera y usted…Princesa Olivia de Escalante, es la mujer perfecta para mí. —Dice el marqués, rondando a Olivia, como si se tratara de un animal salvaje observando a su presa.
Lamentablemente, Olivia sabia a que se refería el marqués, este ansiaba tomarla, en más de una ocasión se lo había dejado en claro, él quería hacerla su mujer y dejar huella sobre su piel, pero, Olivia se hacia la estúpida ante sus insinuaciones, cosas que ella ya sabia porque, a la edad de 25 años, ella había escuchado y leído bastante, no era un secreto para nadie saber que, la princesa de Escalante, permanecía pura y virginal, algo que el marques gozaría y disfrutaría solo para él.
La pureza en una mujer, era una de las cualidades mas importantes en el reino sur de Escalante, un pensamiento bastante popular que habitaba en las cabezas de sus residentes.