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Alek me abre la puerta. Cuando pisamos la acera y luego se aparta. —Ven—me dice Nikolay , guiándome hacia la puerta con su mano en mi espalda. La amplia extensión de su palma quema a través de mi chaqueta, pero ignoro el efecto mientras subo los escalones hasta la puerta principal.La casa está tranquila. Una luz tenue brilla en la entrada. La temperatura interior es agradable. Me estremezco un poco cuando mi cuerpo frío se adapta al calor. Nikolay me agarra de los hombros y me da la vuelta para mirarlo y alcanza la cremallera de mi chaqueta. Mis ojos son atraídos hacia los suyos con el mismo tirón que experimenté la primera vez que sentí su mirada sobre mí. Me mira como si fuera a comerme viva, pero también hay algo oscuro debajo del deseo, algo casi violento. Hipnotizada, me quedo en sil