El resto del turno pasa rápidamente. Sigo mirando el reloj, mi corazón se acelera con una mezcla de excitación nerviosa y anticipación febril. Me siento como una adolescente otra vez, esperando que la recojan para mi primera cita o quizas esta cena es su intento de convencerme de dormir con él, nada más. Por supuesto, se puede argumentar que, en última instancia, todas las citas son solo eso. Aun así, prefiero pensar que los hombres con los que suelo salir quieren algo más que mi cuerpo, que disfrutan de mi compañía y que les gusto como persona. Con Nikolay no puedo fingir que ese es el caso. Ha sido honesto sobre sus intenciones, porque lo he notado en su mirada. De alguna manera, es liberador saber exactamente cuál es mi posición con respecto a él. Ambos somos adultos y nos sentimos atr