Capítulo 5

2435 Words
—¡No! ¡Déjame! Empecé a golpear a Ashton muy fuerte, creo que le di varios puñetazos en la cara y patadas en sus muslos. —Iras, aunque tenga que llevarte todos los días de la semana cargándote y forzándote —grita mientras sale del edificio, arrastrándome con él. Sus brazos están aferrados a mí cintura y mis pies no llegan a tocar el suelo. Él imbécil me engaño. Me dijo que, si tan solo me probaba el uniforme, me cocinaría la misma carne en la cena. ¡Me prometió que no iba a obligarme a ir a un colegio con uniforme! Una vez que me lo puse, me agarró desprevenida. Su noviecita va detrás de nosotros con mí mochila, haciendo muecas y explicando a todas las personas que nos ven forcejear que somos familia. ¡Familia mis polainas! Llegamos a su costoso coche y utilice mis pies para hacer palanca con la puerta y que no pudiera abrirse. No me importo la gente delante de mí me viera el short debajo de la pollera, esto se trata de integridad psicológica. Ashton trato que me zafara utilizando la fuerza, pero al no lograrlo, dejo libre uno de sus brazos y estiró su mano para alcanzar mi costilla izquierda y hacerme cosquillas. Lo logro. Me metió en el auto y cerró la puerta rápidamente. Luego, entro él y espero que su asistente entrará. —Que humillante —dice ella tapándose la cara. —¿Por qué me obligas a esto? ¿No es suficiente que me obligues a estar contigo cuando no quiero? Ninguno dijo nada y yo, golpeé el brazo de Ashton para que me respondiera la pregunta. —Solamente, tu solo... —empieza a decir y se calla rápidamente, mirando de reojo a su novia, cómo si tuviera miedo de la reacción de ella a lo que estaba a punto de decir— Tenías muy buenas notas en tu anterior escuela, y me pareció apropiado que potencies tus estudios en una escuela privada Luna. Este colegio tiene muy buenas referencias y creo que eres capaz de mucho más. —Y también te enseñarán modales las monjas —Interviene la estúpida está. —No, no es de monjas —La contradijo él. —¿Que? Tu me dijiste... —lloriqueó —Lamento haberte mentido, pero no ibas a querer que pagará la cuota mensual si no era así —Le aclaro Ashton mientras soltaba un suspiro y arrancaba el coche—. Entiendo tu odio hacia mí Luna, pero ella no te hizo nada y viceversa. No son enemigas. ¿Pueden llevarse bien, por favor? Ambas nos miramos e hicimos cara de asco. —Gracias —Ironiza él y nos vamos a la escuela. —Me queda ridículo esto —Seguí quejándome hasta que llegamos y directivos nos mostraron el lugar. Tenía puesto una pollera roja, una camisa blanca con corbata y un pulóver verde. Parecía un árbol de navidad. Ashton estaba a mí lado, escuchando con atención la información que nos brindaban de las clases. Asentía y parecía realmente intrigado por mí año estudiantil cuando se agacha un poco y acerca su boca a mí oreja —Te queda bien, si te quedará ridículo, me hubiera reído. Entonces me escucho. ¿Le interesa la información escolar o está fingiendo? Que idiota que es. Se podría haber ido y dejarme está mierda a mí, me hizo padecerlo más con su presencia. Siempre arruinando todo. Una vez terminamos el recorrido, él se fue dejándome en mí salón de clases. Entre a el segura de no querer ver a nadie ni presentarme con el resto de alumnos que seguramente estaban viéndome aparecer e ir directamente al primer asiento vacío que vi. —Bien, tenemos una nueva estudiante uniéndosenos —Se introduce el profesor de historia presentándome—. Ella es Luna, nos acompañara el resto del año, intégrenla y enséñenle los valores y costumbres de la escuela. Un gusto conocerte Luna, soy Matthew Pombers. Juro que intente con muchísimas ganas al menos fingir un levantamiento cortes de la comisura de mi labio, una media sonrisa o algo que simulara y diera pie a pensar que solo era tímida, pero ningún gesto natural de mí cara ayudo al disgusto que estoy pasando por culpa de Ashton. No me sentía a gusto con él, apenas si podía mirarlo, me incomoda hasta tu estudio aspecto físico y su voz de sabelotodo. La fuerza que tiene para sostenerme sin siquiera trastabillar y su estúpida sonrisa condescendiente que me daba ganas de bajarle los dientes. Lo odio. Lo odio en serio. —Volviendo al conflicto liderado por Estados Unidos y la unión soviética, la guerra fría se establece luego de la segunda guerra mundial... El profesor comenzó a dar su clase mientras yo pensaba en mí plan maestro para huir de aquí. A la mierda la ropa nueva. Me iría de aquí sin nada, donde no podrían encontrarme. Dinero no tengo, pero podría dormir en la calle un par de días hasta encontrar un trabajo mal pagado que me ayude a irme de la ciudad. Vivir en un pueblo siempre se me había sentado bien, un lugar donde todos se conocen con todos y sería más fácil conseguir ayuda. Esperé a que la clase terminará y prácticamente corrí fuera del aula, primero fui al baño de damas dónde había un montón de chicas cuchicheando y pintándose los labios. Algún día tendría mí propio maquillaje, me gustaría tenerlo, siempre creí que es algo divertido cambiar para variar un poco del aspecto de tu casa o, mejor dicho, mejorarlo. Me vi un segundo al espejo antes de ir a hacer lo mío, y pude observar como todo mí pelo era un desastre por el forcejeo con Ashton. El idiota me hizo ver ridícula. Pero el uniforme me quedaba bien, sentaba bien mí cintura. Salí del baño y fui hacia el patio, estaba repleto de alumnos con sus respectivos grupos, algunos comiendo, otros en ronda con lo suyo y muy pocos leyendo libros en solitario. Vi las murallas que me imposibilitaban salir por allí. Tenía que salir de aquí por otra parte. Corrí hacia la entrada principal, no había mucha gente en los pasillos, pero los pocos que estaban por aquí, estaban en su rollo. Había un seguridad metido en su oficina al lado de la puerta, vigilando que nadie salga ni nadie entre del establecimiento. Lentamente, me acerqué a la puerta y vi de refilón la cabina de seguridad. El hombre que se encargaba de que nadie entre ni salga en horario de clase, estaba dormido patas arriba de su escritorio. Que bien hace su trabajo. Salí como si nada del edificio y cada paso que daba era un saltito de felicidad lejos de Ashton. No sabía por dónde arrancar, si ir por la izquierda o la derecha. Podría preguntar dónde está la agencia de viajes más cercana y empezar a buscar trabajo cerca de ahí... Pero, nunca dormí en la calle, ¿cómo sería eso? ¿Cuántas probabilidades había de que saliera ilesa de esa situación? Caminé sin rumbo pensando de repente en todas las cosas malas que podían ocurrirme y que tal vez, esto no era tan buena idea como pensé hace un rato cuando estaba mí cerebro lleno de ira e impulsividad. —¿Dónde piensas ir? —Ashton aparece caminando cerca de mí hecho una furia. Mi sorpresa fue tanta que me quedé tiesa en mí lugar. Él se puso en frente de mí y no dijo más nada, solo nos observamos un rato, ambos con distintos sentimientos reflejados en nuestro rostro. Él se veía bien, con su traje del trabajo y su pelo llevado para atrás, siendo sostenido por un gel que cumplía muy bien su función—. Respóndeme. + No sabía que decirle. Todo mí plan parecía estúpido ahora que lo pensaba en frío. Yo era estúpida. —Yo... Quería huir. —¿A dónde? —inquiere con sus fosas nasales muy abiertas y su respiración agitada. —Lejos de ti Ashton —asegure intentando replicar su ira incipiente, pero me costaba seguirle el ritmo. Me sentía confundida— ¿Qué haces aquí de todos modos? ¿Tú no trabajas? Él sonríe con bronca por ponerme a la defensiva. Levanta la mano de repente y mi cuerpo rechazando el gesto, accionó tapándose la cara, esperando un cachetazo de su parte, pero lo único que hizo fue pasarse la mano por la cabeza y rascarla con fuerza. Ashton noto mí acto reflejo y bajo un cambio a su ira, bajo la guardia y me miró con lástima. ¡Con lástima! ¡A mí! —Nunca te lastimaría —dice firme y parece estar compungido. Pero no me lo creo. —Si, bueno, no me sería extraño que me castigaras por responderte, es algo a lo que estoy acostumbrada —Mi nariz se arruga ante el recuerdo de Olga golpeándome, esa mujer sí que tenía una mano pesada. —Lamento mucho lo que viviste en ese lugar Luna, pero ya no volverás a vivir algo así nunca más. Nadie volverá a tocarte ni lastimarte si yo puedo evitarlo —Su voz sonaba temblorosa, él sabía a lo que se estaba exponiendo diciéndome eso: A lo que obviamente iba a decirle y recriminarle cada vez que pudiera. —Pudiste haberlo evitado muchos años y no lo hiciste, así que no esperes que ahora crea tu mierda otra vez porque... —¡Era un niño Luna! ¡Un niño! ¡Tan solo hace un año logre entrar a una empresa con ayuda de mi padre! ¡Y lo hice por ti! —Empieza a gritar olvidándose que estamos en un espacio público, con varias personas volteando a vernos. Desde esta mañana estamos llamando la atención de todo el mundo, como ahora, pero, aun así, estaba más atenta a su espontanea reacción violenta y frustrada, estaba verdaderamente interesada— ¿Puedes parar de juzgarme un segundo? Ya bastante mal me siento por haberte perdido tantos años y dejarte a tu cuenta, pero no hay nada que ni yo ni tu podamos hacer para cambiar eso, tenemos que vivir el ahora y dejar el pasado atrás. —No puedo Ashton, no puedo olvidar. Te espere muchos años, demasiados, hasta incluso los que juraba odiarte y no querer que vinieras, aun deseaba con todas mis fuerzas que lo hicieras —Sentí las lágrimas de rabia asomarse, pero no iba a dejar que él las viera brotar de mis ojos ni, aunque me pagaran un millón de dólares—. Ni siquiera me molesta que no me hayas llevado contigo, ¿sabes? Me jode muchísimo y me carcome la psiquis el no haber recibido noticias tuyas, no viniste a verme, no te intereso saber de mí. Me culpaba, creía que era mi culpa, que te había hecho algo para merecer tu rechazo y tu desinterés. ¿Sabes cuánto jodido tiempo soñé con tu voz? ¡La perdí! ¡Muchas noches estaba horas tratando de recordarla hasta que sentía aparecer una tonalidad similar y me aferraba exactamente a esa! —¡Si iba a verte tenía miedo de que me suplicaras llevarme conmigo! ¡Ni un juez supremo me hubiera habilitado a llevarte conmigo a los dieciocho años Luna! ¿En qué clase de cuento de hadas vives? Claramente hasta que no tuviera la estabilidad económica nadie te iba a entregar a mi cuidado. Tuve que mover cielo y tierra para tenerte aquí conmigo ahora, no es habitual que le den a un hombre soltero de veinticuatro años la tutela de una adolescente de diecisiete por obvias razones —Dio una gran bocanada de aire, había expulsado la mayor cantidad de palabras sin respirar que vi en mi vida. Paso sus manos por la cara, como para despertarse, como si sintiera que todo esto es surreal. Volvió a centrar su vista en mí y pude ver como su rostro se relajó—. Pero por nuestra historia, nuestro parentesco y demás, lo hicieron. También, por esa razón, para hacer más fiable mi compromiso como tutor, traje a Mara a vivir conmigo hace un par de meses. Si estaba comprometido, mostraba mayor fiabilidad ante el juzgado. ¿Trajo a esa arpía solo por mí? Hubiera elegido a una persona decente, no una chillona sin materia gris que lo único que hace es odiarme por venir de un orfanato, Dios mío, que malas elecciones hace. Todo lo que decía estaba moviendo viejos remordimientos dentro de mí, intentando destruirlos, empatizando con él y yo no podía permitirme eso. Llevo tantos años odiándolo, es un sentimiento tan cómodo, tan familiar, tan real... Estoy en terreno desconocido, sin saber cómo sentirme, sin saber que más reprocharle. —Me persiguió mucho tiempo tu rostro suplicando por mí a los siete años Luna, recuerdo todo con mucho más detalle de lo que me gustaría, tuve que ir a terapia años para dejar de sentir culpa por las decisiones que tomo tu madre o mi padre biológico. Siempre pensé que si te hubiera llevado conmigo apenas vi a la policía y a servicios sociales estacionar en frente de la casa, tal vez, hubiéramos estado juntos mucho más tiempo, pero ¿Qué vida podría haberte dado? Él se acercó más a mí de lo que me hubiera gustado y se agacho levemente para estar a la altura de mis ojos—¿No lo entiendes? Ahora puedo darte el mundo, si quieres puedo comprarte un auto, lo que tu desees, lo tendrás. Me reí con la intención de denotar el sarcasmo o ironía de todo lo que me decía—. No haces todo esto por mí, te autoconvences de que sí, pero no, lo haces por ti, para expiar tu culpa por tu promesa —Hay algo de eso, si —Ashton asiente y vuelve a su postura erguida normal—. Pero te juro que siempre te quise con mi vida. Me hiciste sumamente feliz todos esos años que vivimos juntos, aunque todo a nuestro alrededor fuera caótico, tú me recibías con una sonrisa y era lo único que necesitaba para seguir adelante. Tú eras mi combustible para vivir. No te conozco mucho ahora, pero me encantaría conocerte con todo mi corazón, no sé si tendremos una relación de hermanos como aquellos años, pero si me das la oportunidad, quiero ser tu amigo... Quiero ayudarte en tus estudios, para que tengas una buena vida y una vez que puedas hacerlo, irte si quieres, pero necesito saber que vivirás la vida digna que mereces, porque mierda sí que te la mereces. Dijo mierda.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD