Prólogo.

906 Words
"Volveré por ti..." Ver el rostro lleno de lágrimas de mi hermano hizo que mi corazón doliera, él jamás llora. ¿Por qué estaba esta gente aquí? ¿Por qué se llevaron a mi mami? ¿Por qué estaban guardando mis ropas en una bolsa? —¡Ash! —Corrí apresuradamente hacia mi hermano que estaba sentado en el sillón marrón con las manos en su rostro. En realidad, era blanco, pero hace mucho no lo es. —Ash... ¿Qué está pasando? —Pregunte empujando su hombro repetidamente para que me mirara, pero no lo hizo enseguida. Tomo un par de respiraciones entrecortadas. Se parecía a mí cuando me lastimaba o mis amigas decían que no querían jugar conmigo. Cuando levanto su cara para verme, sus ojos estaban hinchados y rojos. Me dio una sonrisa y yo le sonreí también, aunque estaba asustada, pero él me enseño que mientras estemos juntos, no había nada que temer, ni siquiera a mi madre que a veces se ponía muy mala conmigo. —¿Qué pasa, Ash? ¿Por qué estás llorando? ¿Y por qué esta gente se llevó a mama? —pregunte subiéndome a su regazo. —Esta gente... Ellos tendrán que hacer algo con lo que tú no vas a estar contenta —Se sorbió la nariz y me dio otra sonrisa—. Ellos harán esto por tu bien y nunca olvides que volveré por ti, ¿está bien? —¿Volverás? ¿A dónde vas? Mañana vendrás por mí, ¿verdad? ¿Me iba a ir a la casa de alguien? ¿Por qué no puedo quedarme con Ash? ¿Por qué él no puede venir conmigo? Nunca hemos estado separados. No puedo dormir sola. Él siempre me canta una canción y me abraza mientras duermo. —No, mi vida. Va a ser mucho más tiempo —apoyó su frente contra la mía. Pero no estaba de acuerdo con esto, no quería. No se va a hacer. Lo empujé y de un salto, me alejé de él. —¿Cuánto tiempo? No puedo dormir sin ti, lo sabes, la última vez tuve ese sueño en el que la hormiga iba a comerme ¿Y quién me cantara? ¿Quién me vestirá? ¿Quién me bañará? ¿Quién me hará la cena, Ashton? ¿Quién me dará un beso de las buenas noches? —Me tiré al suelo y comencé a llorar. —Yo lo haré cariño —Dijo una mujer detrás de mí. Es una persona mayor. De pelo corto, rubio y robusta. Tiene una bata blanca y una sonrisa en su rostro arrugado. —Pero yo quiero que él lo haga —Gire la cabeza para mirar a mi hermano. —Lo hará por un tiempo ella, Luna —Respondió mi hermano. Cuando la mujer detrás de mí, quiso tomar mi brazo, así como había saltado lejos de Ashton hace un momento, volví de un salto, capturando su cuello, aferrándome a este y empecé a llorar muy fuerte. Él acaricio, mi cabello n***o y me susurro en el oído: —¿Confías en mí? Yo asentí rápido con la cabeza aun en su hombro. —Entonces confía en mí cuando te digo esto... apenas pueda iré a buscarte y viviremos siempre juntos. Nunca te olvides de esto Luna. Jamás. ¿Me oyes? —sentí sus lágrimas en mi cuello—. Te amo más que a mi vida. Daría todo por ti. Lamento tener que dejarte ir, pero en poco tiempo estaremos juntos de nuevo y nunca más te dejaré ir. Después de eso la mujer me tomó por la fuerza y me llevó fuera de mi casa. Lejos de mi hermano. Me subió a un auto y yo gritaba el nombre de Ashton. Él salió de la casa, pero el auto ya empezó a moverse. Lo último que escuche de él fue «No lo olvides» Ese poco tiempo, según él, fueron diez años. Me dejó aquí sola en un orfanato mientras él estaba convirtiéndose en un abogado exitoso. Lo sé porque las brujas que se encargan de mí, se ocuparon de dejármelo bien en claro. Abogado de una empresa. Comprometido. Ahora es Ashton Williams. Yo aún sigo siendo Luna Cooper. Él tenía catorce años y logró ser adoptado. Yo llegué a este lugar cuando tenía siete y nunca nadie quiso adoptarme. Que suerte tienes Ashton. Lo esperé hasta los once años. Él tenía dieciocho. Mayor de edad. Nunca vino a buscarme. Puedo entenderlo, en realidad nunca tuvo ninguna obligación hacia mí, él era mi hermanastro, solo que al ser pequeña no entendía la diferencia entre hermano político y de sangre, ahora claramente la sé, pero mi resentimiento jamás se ira. No había necesidad de poner expectativas y esperanzas en una niña que vivió más de la mitad de su vida admirando a su hermano mayor. A los once años dejé de llorar y esperar. A los once años me di cuenta de que nunca iba a venir, me di cuenta de que no me amaba, me di cuenta de que no viviremos juntos para siempre. Me di cuenta la clase de mierda que es. Me di cuenta de que en la vida tienes que ser dura y fuerte para que nadie intente derribarte con falsas esperanzas, con falsos sentimientos, con falsos sueños. Tengo 17 años. Me llamo Luna y mi apellido pronto cambiará por alguien que odio con toda mi alma.
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