Él vino saltando con un pie y riéndose con la enfermera, con la mitad de su pie vendado. — Sí, tendré que venir todos los días para qué me desinfecten la herida y así la uña vuelva a crecer sana. La mujer a su lado, la que lo atendió, extendió su mano en modo de presentación y dubitativamente la correspondí. —Hola, me contaron que te llamas Luna. Estuvieron breves minutos ahí y tuvo tiempo de hablar de mí, bien, que todo el mundo se entere de que soy su hermanastra adoptada e inadaptada. —Si, un gusto. Ella me sonríe a mí y a él de forma exagerada... Oh, ya veo por donde va esto. Su plan es intentar que su fantástica atención y carisma funcione para llamar la atención de Ashton. —Me han contado cosas interesantes de ti, me encantaría conocerte bien algún día. Ya bastante que tengo que