Ian
Llegue poco tiempo después, no era muy lejos de casa y eso lo agradecía, no me quería alejar mucho porque ahora dudaba hasta de mi madre, no podía dejar sola a Megan con ella en Boston, no podía dejar que se expusiera de esta manera, sobre todo porque estaba seguro de que intentaría algo.
Baje en el aeropuerto y fui directo al hotel que le dije a Megan, tenía la reserva lista, solo planeaba quedarme hasta mañana temprano y volvería a la ciudad, dependiendo lo me dijeran acá, porque si mis sospechas eran ciertas, tendría que pedir un favor y solucionar algunas cosas en menos de veinticuatro horas.
— Buenos días – una castaña me sonrió - ¿Tiene reserva? – sus ojos recorrieron mi cuerpo mientras se mordía el labio.
— Buenos días, a nombre de Ian Pennington – comienza a teclear.
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