Todo comienza con una carrera entre la vida y la muerte de Antonella, la mamá de Dante. Dante es un hombre de 28 años y a pesar del oficio de su padre él trata de ser un hombre bueno.
Enzo, su padre es Considerado como el mafioso más poderoso y respetado en Italia; catalogado como un hombre frío y calculador, a quien nadie lo puede burlar.
Es quien se encuentra junto a los doctores en aquella sala de cirugía tratando de que Antonella no muera. Siempre ha resaltado y presumido de su poder, el cual en estos momentos no le servirá de nada.
Los escoltas de la familia se encuentran por doquier estando muy atentos ante cualquier nuevo ataque, debido a que lo sucedido con Antonella ha sido por obra de la familia Tabares, los enemigos número uno del padre de Dante.
Este acto solo quiere decir una cosa; sangre y más sangre entre estas dos familias, Dante está más que seguro que esto no terminará hasta que se haga justicia por lo sucedido con la mujer que le dió la vida, no se detendrán hasta saldar aquella deuda, sin importar lo que deba hacer.
Suenan varios disparos, Dante corre con pistola en mano junto a los escoltas hasta la sala donde se encuentran sus padres; de un solo golpe con su pie abrió la puerta quedando estupefacto, ante la escena que había allí dentro ya que es bastante fuerte.
Las manos de su padre están cubiertas de sangre, mientras que los cuerpos del personal médico se encuentran tirados en el suelo sin vida; Dante exhala con fuerza mientras recorre por su cuerpo un escalofrío al ver como su padre llora la pérdida de su mamá.
La gravedad del asunto se mide al ver el estado de un hombre que jamás se le ha visto llorar; el papá de Dante abraza el cuerpo sin vida de su esposa. Le da un beso en su frente y en pocos segundos después se levanta, pasó su mano por las mejillas limpiando aquellas lágrimas que lo hacían ver débil.
—Encargate de lo que queda de tu mamá, yo no voy a descansar hasta acabar con toda la familia Tabares —su voz ronca y temerosa asegura que vendrá una fuerte batalla.
—Sí papá —respondió Dante mientras baja la cabeza al pasar su padre junto a su hombro.
—La mitad de ustedes partida de inútiles vengan conmigo, el resto asegúrense de que mi hijo esté bien —fueron las palabras de aquel hombre antes de salir en búsqueda de venganza.
Dando pasos cortos Dante se acerca hasta el cuerpo de su madre; su corazón se encuentra completamente destrozado al ver el estado en que ha quedado aquella buena mujer.
Ella era la mejor persona de todo el mundo, quien siempre tuvo en su corazón bastante amor para brindar y ahora tiene una bala que le quitó su vida.
Dante a diferencia de su padre es más expresivo, por lo cual desahoga su dolor en medio de los escoltas tomando su tiempo para aceptar tan dura pérdida.
Toma el cuerpo en sus brazos y salen del hospital, mientras los escoltas van a su alrededor; sin decir una sola palabra suben en las camionetas oscuras.
—¿A dónde quiere que lo llevemos señor? —pregunta Stefano su mejor amigo y más eficiente escolta a Dante.
—Llévame a un lugar adecuado para sepultar el cuerpo de mi mamá — Stefano asiente.
La caravana donde se dirige Dante es bastante amplia, van suficientes hombres y muy bien armados para evitar que algo le suceda.
Yendo de camino, Dante sobre sus piernas llega la única razón por la cual él había tratado de ser un hombre bueno; ya no quedaba nada ni nadie lograra hacerlo sentir bien, rueda lágrimas por sus mejillas al ver la cara de tristeza con la que ha quedado su mamá.
La caravana se detiene frente de un posible lugar acorde a lo que pidió Dante; todos allí se bajan junto a él, del baúl de una de sus camionetas sacan picos y palas, comenzaron a cavar un hueco en la tierra. Dante ordena conseguir flores por montón.
Al terminar la excavación Dante coloca cuidadosamente el cuerpo de su madre allí, sobre ella arroja cientos de flores, luego le indica a sus hombres que tapen el cuerpo.
—Te juro mamá que antes de morir voy a acabar con la vida de aquella persona que te hizo esto —las palabras dichas por Dante son fuertes y temerosas—. Vamos a casa —ordena a sus hombres.
Nuevamente todos suben a las camionetas llevando la más plena certeza de que la noche va a ser bastante larga.
Mientras tanto, Enzo llega a la casa de la familia Tabares; la seguridad que se encuentra disponibilidad de aquella familia es cuatro veces más que la suya.
La gran diferencia entre Enzo y aquellos hombres es que él se encuentra sediento de una sed de venganza que no será saciada tan fácilmente.
Se desenfrena una terrible balacera, la cantidad de hombres que se encontraban en aquel lugar comienza a disminuir con el paso de los minutos. Al igual que uno que otro escolta de Enzo cae en medio de aquella lluvia de fuego.
Enzo actúa como si fuera inmortal, en su mente lo único que se repite es que quiere encontrar a los responsables de que el amor de su vida haya perdido la vida.
Al cabo de unas muertes más, Enzo consigue ingresar a la casa; se encuentra con Enrique, quién se encuentra sentado en un cómodo sofá mientras disfruta de un excelente trago.
—Creí que no ibas a ser capaz de poder ingresar, alguien como tú es insuficiente ante una familia como la nuestra; a pesar de la reputación que tienes, en boca de muchos sale que tu hijo es un completo cobarde.
»Ni hablar de tu esposa, una mujer que se creía superior por brindarle ayuda a los necesitados, así acabes con mi vida te aseguro que mi hijo se encargará de acabar contigo y tu inepto hijo —habla Enrique quién asesinó a la mamá de Dante.
—Solo eres basura, el hecho de estar aquí ante tus ojos es una deshonra para mí, lo único que mereces es el fuego de mi arma —le dice Enzo mientras camina acercándose lentamente—. No tienes el más mínimo derecho en hablar de mi esposa —saca su arma y le dispara en una pierna.
—Podrás acabar conmigo, pero nunca podrás recuperar a tu estúpida esposa —Enzo enceguecido por su furia no soporta un segundo más y descarga el proveedor de su arma en la cabeza de Enrique.
Los disparos aún continúan en los alrededores de la casa, ya que quedan varios hombres que custodiaban la casa; en cuanto a Enzo aún queda alguien por buscar.
Sí, la esposa del hombre que mandó asesinar a su mujer; Enzo la buscó junto a sus hombres en habitaciones, pasillos, sala y demás lugares de la casa, pero no logró dar con su paradero.
Enzo se sienta y ordena a uno de sus escoltas que le sirva un trago del mejor licor que se encuentre allí; mientras disfruta de aquella bebida una puerta oculta detrás de un librero se abre, saliendo de allí Kristen empuñando una pistola y disparó en repetidas ocasiones directo al cuerpo de Enzo.
Un par de balas logran impactar el brazo derecho de él, de inmediato reaccionó propinándole un solo disparo en la mitad de sus cejas; Enzo era reconocido por la habilidad con la pistola.
La misión estaba cumplida; así que ordena a sus hombres deshacerse de los cuerpos y los autoriza que puedan consumir licor a su alrededor. Para sus escoltas es un completo honor estar al lado y servirle al hombre más poderoso.
Mientras tanto, en casa de Dante la situación es bastante sombría; para él no solo es suficiente con acabar con la vida de la familia Tabares, lo sucedido va aún más allá de la realidad.
Dante destroza todo a su alrededor dentro de su habitación, a pesar de la vida que se lleva en casa él siempre ha tratado de ser lo mejor posible, sabe perfectamente que sin importar lo que haga nunca va a recuperar el amor de su mamá.
Dante lamenta haberse dejado absorber por la vida que llevaba su padre, le pesa no haber escogido otra clase de vida cuando estuvo a tiempo; en estos momentos ya no tiene de otra salida más que enfrentar todo lo que se venga sobre sus hombros.
En cuanto a Enzo el dolor de la pérdida de su esposa la disuelve sintiéndose más poderoso, se siente tranquilo ya que nadie se va a interponer en su camino; todos los negocios que manejaba la familia Tabares ahora serán únicamente suyos.
Se siente invencible, de inmediato da la orden para que comiencen a averiguar sobre todas las propiedades que manejaban la familia que ahora se encontraban bajo tierra.
Los golpes llaman la atención en Stefano, ningún de los escoltas se atreve a acercarse a la habitación de Dante, así que él decide acercarse. Levanta su mano y da unos cuantos golpes a la puerta.
—¿Quién mierda es?, no quiero ser molestado por nadie —dice con su voz vidriosa y llena de furia.
—Soy Stefano —habla con voz tranquila queriendo mostrar su apoyo incondicional—. Permíteme acompañarte, sabes que soy tu amigo y siempre estaré para hacer hasta lo imposible con tal de ayudarte. —Desde muy temprana edad estuvo al servicio de la familia Amato, en el transcurso del tiempo había enlazado una fuerte y sincera amistad con Dante.
—Está bien, sigue —Stefano abre la puerta e ingresa dándose cuenta que todo allí dentro se encuentra completamente destrozado.
—Lamento mucho tu pérdida —le dice mientras lo mira directo a sus ojos.
Camina directo a él y le brinda un fuerte abrazo, mientras que Dante desocupa su fuerte dolor que destroza su corazón en su hombro.