Nicolás Fuentes. —Dile que… —digo de inmediato intentando que Sara haga que se vaya, pero Don Augusto tiene otros planes, y por su cara, nada buenos. —Dile que puede subir —me interrumpe dedicándome una mirada malévola y ordenando a Sara que vaya a su búsqueda. —¡No! —exclamo, pero ya es inútil, porque cierra la puerta y me señala con el dedo, mientras Ronald, su guardaespaldas, me impide llegar a él poniendo su cuerpo en medio de nosotros. —¡¿Qué hace carajos hace aquí?! ¿Me estas tomando el pelo? —grita y su cara regordeta se pone aún más roja de lo habitual, sus ojos gritan ira y odio entre tanto no deja de señalarme con el dedo. —Se supone que ya todo estaba solucionado, que ya te habías distanciado de ella ¿Es así como quieres protegerla o simplemente ya no te importa lo que le p