Mientras esperaba a mi abogado de vuelta al calabozo hice un repaso de mi vida desde el divorcio y cómo la había trastornado la llegada de Leidy. La certeza de que nada sería igual, aunque finalmente esa morena finalmente decidiera olvidar la atracción que sentía por mí y buscara otra solución a su situación, me hizo comprender que tenía que seguir adelante y que a partir de ese momento Natacha y la tal Kyon tendrían que seguir a mi lado. Tal y como había planeado, al ver mis heridas, Perico montó en cólera exigiendo el parte de lesiones. Con él bajo el brazo, ejerciendo de letrado preparó un procedimiento de habeas corpus con el que solicitó al juez que me dejara en libertad por las torturas sufridas durante la detención. ― Ha sido una suerte que estos inútiles hayan violado tus derechos