Sam se había ido a preparar porque bajaría. Desde donde había aterrizado la nave tenían que cruzar la ciudad para llegar a la fuente que generaba aquel escudo, algo que me pareció tonto así que opiné...
_ Me parece arriesgado cruzar la ciudad a pies, tenemos naves pequeñas aquí, sería todo más rápido.
_ Sugerí eso al profesor Katamoto y lo rechazó_ Me dijo Makumbo. El profesor Katamoto se acercó y dijo:
_ Esta es la oportunidad para observar mejor las maravillas que esconde la ciudad. Imaginense todo lo que debe haber por ahí, eso hay que documentarlo, grabarlo y guardarlo. ¿O tiene alguna sugerencia señor Pierce?
_ Sí, no sería bueno que desactiven ese escudo, siento que puede pasar algo malo si lo hacen.
Él se rió a carcajada y dijo:
_ Aquí no hay nada malo señor Pierce, lo único malo en este lugar son sus pesadillas. Tomaré en cuenta su sugerencia. Capitán, envíen un equipo en una nave con el dispositivo para que desactiven el escudo más rápido...
_ No estoy jugando profesor Katamoto_ Alcé la voz y lo enfrenté porque sentía una asfixia en mi pecho que auguraba cosas malas. El hombre me vió fijo a los ojos y dijo:
_ Recuerde que su trabajo aquí ya terminó. Límitice a solo observar.
No quedó de otra que apartarme a un lado, no tenía de otra que callar. Si pudiera tomar una nave e irme a mi casa lo haría sin pensarlo, pero no, estoy tan involucrado en todo esto como el mismo profesor.
Catarsis dijo:
_ Equipo A, B, C y D bajando a tierra. El equipo E en la nave número 3 con rumbo a la fuente de poder que activa el escudo.
_ ¿Cuántos son en total?_ Preguntó Katamoto.
_ Siete militares y tres científicos en cada equipo_ Respondió la máquina.
En la sala de control se encendió una pantalla fragmentada en cincuenta partes, eras las imágenes transmitidas a través de las cámaras que todos llevaban en sus trajes, así se grabaría todo lo que ello verían.
_ Emma enciende tu cámara aún la tienes apagada_ Le dijo Makumbo a mi escolta que iba con Turrot en la nave pequeña.
_ ¿Enviaron a todos afuera?_ Pregunté a Makumbo.
_ Sí, aquí solo quedamos nosotros siete.
El profesor Katamoto me vió con ganas de ahorcarme, era evidente que no veía mis palabras como opiniones sinceras sino como metiches. Después de verme y fusilarme con la mirada salió de la sala de control. Volví a hablar después que él se fuera:
_ ¿No le parece que son decisiones un poco descontroladas? ¿Y si pasa algo afuera, qué podríamos hacer nosotros desde aquí?
_ Tranquilo hijo. Esos hombres que ves ahí están entrenados para todo tipo de incontingencia, hasta los científicos tienen entrenamiento. Las armas que llevan los militares son muy avanzadas. Siéntate, relájate y veamos que sucede.
Tomé asiento frente a las pantallas viendo el recorrido, estoy seguro que el profesor Katamoto se fue a ver el espectáculo junto a los del CCN en su habitación de lujo.
El capitán me dió la autoridad de darle instrucciones a cualquiera de los equipos, así se molestara Katamoto, lo bueno es que no le vería la cara de amargura.
Entonces llegó a la sala Kioto dándonos una sorpresa.
_ Hola.
_ ¿Qué haces aquí? Te matará tu padre.
_ Tranquilo, está encerrado en su habitación salvavidas celebrando con los del CCN. No saldrá de ahí hasta que vuelvan los equipos. ¿Cómo está capitán?
_ Bien. ¿Que tal tu estadía abajo?
_ Un poco incómodo.
Me dí cuenta que el capitán sabía de la presencia de Kioto. El japonés se sentó a mi lado colocándose los auriculares para escuchar las conversaciones de los equipos.
_ ¿Te encuentras bien?_ Le pregunté.
_ Sí, ¿Por qué?
_ No, nada
La verdad es que estaba con una coloración rara en su piel, era como gris. El capitán se acercó con unas tasas de helado y se sentó al igual que nosotros.
_ Esta es la ventaja de quedarse solo. Coman, está muy rico.
El equipo E colocó el dispositivo para desactivar el escudo y Emma dijo:
_ El escudo caerá en dos días si no es interrumpido o quitado de aquí... Hay muchos escombros alrededor del aparato, tal vez, en el 2020 intentaron destruirlo, pero este es un aparato que no se daña a los golpes.
_ Hace mucho frío aquí arriba.
_ Claro Turrot, estás en la cima de una montaña.
_ Nos quedaremos por aquí capitán, puede que haya mucho que estudiar_ Habló una científica ahí con ellos. La neblina fría comenzaba a cubrir ese lugar.
En la ciudad habían muchos animales que se atravesaban en los caminos de los equipos, cada uno con su singularidad, aunque me dí cuenta que cada criatura que aparecía frente a ellos tenía rayas o franjas fluorescentes que tal vez iluminen en la oscuridad.
Entonces, frente al equipo B se apareció una criatura algo humanoide que daba ese susto en la barriga, era blanca como el color, medía quizá un metro y medio, tenía dos pies equinos y dos manos, su cabeza era redonda con ojos enormes y una boca con forma de pico como un ave, no se veía agresiva, este animal abrió su pico y realizó un sonido. De pronto, llegaron más de su especie, curiosos se acercaban a los chicos.
_ Miren, son inofensivos_ Habló una científica acariciándolo.
_ Caminan perfectamente sobre sus dos patas, son muy sociables por lo visto, y ágiles con sus manos_ Dijo otro científico al ver que la criatura le manoseaba el casco en su cabeza. Todos reían hasta que de un edificio cercano algo realizó un sonido extraño y varias cosas cayeron haciendo ruido.
_ ¿Qué fue eso?_ Pregunté.
Todos los del equipo voltearon a ver de dónde provenía el sonido. Las criaturas humanoides blancas pelearon sus ojos y corrieron extendiendo unas alas como de murciélagos y salieron volando perdiéndose por esa calle llena de árboles y vehículos oxidados, se veían asustadas también.
Todo el equipo B se acercó al edificio y al alumbrar con sus linternas vieron otra criatura rara, estaba erguida como un gorila, con manos largas y palmeadas que usaba para caminar, su cuerpo desprendía una baba verde, su boca deforme dejaba ver una lengua viperina. Al verse acorralada saltó sobre el equipo específicamente sobre una chica de los militares proporcionándole una mordida en su brazo. De inmediato se accionaron las armas dándole muerte a la criatura, la cosa al recibir la luz del Sol comenzó a quemarse hasta que se incineró casi por completo.
_ Equipo E debe regresar a la nave con Valeria, requiere atención médica.
_ ¡No capitán!_ Se escuchó en el micrófono a Katamoto_ Que la traigan los científicos de ese equipo, los demás sigan su recorrido, quiero un espécimen vivo de esas criaturas humanoides blancas.
_ Ya escucharon, hagan tal cual_ Ordenó el capitán_ Traigan a Valeria prepararé el salón médico.
_ ¿Turrot cómo están?_Pregunté.
_ Bien por aquí_ Respondió.
_ No se pero, me parece que debería regresar a todos los equipos profesor Katamoto ya está cayendo la noche, mañana puede seguir con la búsqueda_ Dije.
_ Necesitamos ver esas criaturas en la oscuridad y quiero un espécimen del humanoide blanco en mi laboratorio.
Me quité los auriculares y los arrojé a un lado, realmente estaba tan molesto por las decisiones tan infantiles del profesor. Kioto me dijo:
_ Cálmate. Vayamos con el capitán a preparar ese salón.
_ Ve tú, cuando lleguen con la mujer que mordió esa cosa voy a ver.
Mientras caía la noche todos los animales citadinos comenzaban a irse, se ocultaban, era más difícil verlos. El equipo C había capturado al espécimen que quería el profesor, y ese equipo se dirigía a la nave Colossus.
Presencié cuando llegaron con la chica mordida, ella se venía muy mal. La tuvieron que amarrar a la camilla para poder tratarla. Ella se contorsionaba de dolor y gritaba, yo veía detrás de un vidrio de contención junto al capitán y Kioto, los científicos que la trajeron la atendían.
Entonces, escuchamos por los auriculares que alguien dijo:
_ ¿Qué cosa es esa?
_ No te acerques. Recuerda lo que le pasó a Valeria_ Respondió el otro.
Subí a la sala de control, quería ver aquello, y pues, frente al equipo A estaba parado una figura humanoide debajo de un puente, esperaba algo, luego realizó un sonido con su boca y del suelo salieron más como él, salían como topos gigantes, todos se quedaban debajo de la sombra del puente, se veían desesperados, como con ganas de a****r, se veían salvajes, furiosos...
Todos los demás equipos llegaban a donde estaba el equipo A. Uno de los monstruos salió de la sombra y recibió una quemada en el brazo por aquel débil sol que se estaba ocultando, así que volvió a las sombras. Se comunicaban con chillidos agudos.
Cuando los ví me llegaron rápidos los monstruos de mis pesadillas, eran los mismos, esos caníbales que desangraron a las personas de la nave en mi pesadilla.
_ Son ellos. ¡Señor Katamoto son ellos! ¡Son los monstruos de mis pesadillas! ¡Salgan de ahí! ¡Los asesinaran!
_ ¡No! ¡Quiero uno vivo!_ Gritó Katamoto.
_ ¡Capitán!_ Grité.
El capitán subió seguido de Kioto, ambos traían caras de terror, casi igual mía.
_ ¡Capitán, saquénlos de ahí!_ Grité de nuevo.
_ ¡Vuelvan, es una orden!_ Dijo y se sentó. Me acerqué a Kioto y le dije:
_ Son los monstruos de mis sueños.
_ La chica se transformó en el monstruos que la mordió_ Habló Kioto con la mirada perdida.
_ ¿Qué? ¿Y los demás que estaban con ella?_ Pregunté.
_ Están bien. A ella la encerraron.
Los dos doctores entraron aterrados.
_ Debemos irnos de aquí_ Dijo uno de ellos.
_ ¿¡Emma, me escuchas!? ¿Emma? ¿Turrot?
_ Aquí estamos.
_ Vengan rápido a la ciudad con la nave, deben sacar a los equipos, están ocurriendo cosas horribles. Hay monstruos, son los de mis sueños.
_ Bien, vamos saliendo_ Dijo Turrot sin preguntar mucho.
Ya la noche había caído y todo era más terrorífico. Ví por las pantallas y los equipos venían corriendo, pero por una razón los monstruos se mantenían a una distancia prudente de las luces de las linternas y si los iluminaban directamente huían.
Así que dije:
_ Catarsis enciende todas las luces exteriores dw la nave.
Ella obedeció y luego dijo:
_ Hay una presencia desconocida en la nave, debe ser eliminada, el riesgo es máximo o pondrá en peligro esta misión_ Catarsis se refería a la chica militar que se convirtió en monstruo ya que la señalaba en un la jaula y la veíamos a través de una pantalla.
El capitán dijo:
_ Mientras esté contenida no habrá peligro. Abre la plataforma, el equipo C está llegando.
_ Voy a la plataforma, traen mi espécimen_ Escuché decir a Katamoto.
_ Mi papá está loco_ Se mofó Kioto.
_ Kioto, tu aspecto no es bueno, deberías ir a mi habitación y descansar un poco.
Le propuse al japonés al ver tan malogrado, sus ojos se estaban poniendo muy rojos.
_ Me duele la cabeza mucho.
Las venas de su cabeza se veían prensadas y grandes.
_ Ven conmigo, tal vez sea el estrés que te está afectando. Te daré algo para el dolor_ Salió con uno de los doctores ahí.
_ Profesor Katamoto, no es bueno que traigan ese espécimen a la nave, ya tenemos muchos problemas aquí_ Habló el capitán.
_ Ya estamos llegando a donde están los equipos, Robert_ Dijo Emma.
_ Enciendan todas las luces posibles, se aleja de ellas_ Dije.