El helicóptero estaba en buenas condiciones, era un aparato bastante viejo, estaba oxidado como todo pero este estaba en buen estado. Tenía una hélice que giraba a toda velocidad, y un motor que era muy escandaloso. Teníamos tres horas de viajes según nos había dicho YarSo. El vuelo estuvo acompañado de varias criaturas con forma de aves pero solo la imaginación de alguien que escribe fantasía puede describirlas. Era como estar en otro mundo, pero no, esto era parte del planeta Tierra. Ví como Sam, pegaba su cara sobre el cristal de la ventana viendo a las criaturas que pasaban por ahí.
Era mágico, y con pensar que todo lo que vemos es producto de la mente humana, de un experimento, con razón dejamos de creer en Dios hace mucho tiempo, ya el hombre puede superar sus creaciones. Quería ver a mi familia, quería que todo esto comenzara para que terminara rápido. Perdido en mi pensamientos, Max nos alertó:
_ Se avecina una tormenta.
Vimos a un lado de nosotros y nubarrones oscuros acompañados de relámpagos se veían.
_ ¿Creen que nos alcance?_ Se preocupó Emma.
_ Es lo más seguro. Coloquense los morrales y ajustenlo firmemente, también los cinturones de seguridad.
_ ¿Por qué todo eso?_ Preguntó Sam haciendo tal cual.
_ Es mejor estar preparados.
_ ¿Cuánto tiempo llevamos volando?
_ Una hora y media, Robert.
_ Si caemos, y nos vamos caminando, entonces serán como tres horas por tierra o más, ¿Cierto?
_ Así es compañero, y son las dos de la tarde.
_ ¿Si caemos? No vamos a caer_ Dijo Sam, apretándose del cinturón de seguridad.
De pronto, algo nos golpeó por la parte de abajo del helicóptero, todo se estremeció adentro.
_ ¿Qué rayos?
Ví algo que se acercaba a nosotros del lado de la tormenta, eran como globos de colores.
_ ¿Están viendo lo que yo veo?
Todos vieron a donde yo veía.
_ Será una especie de aves que huyen de la tormenta_ Trató de no entrar en pánico Emma.
Las criaturas eran como un globo con alas, todas de colores diferentes, volaban a gran velocidad y eran muchos. Detrás de ellos la inminente tormenta, ya la llovizna comenzaba a caer.
_ Cielos, de estas no saldremos.
_ No seas tan negativo, Sam.
Las criaturas eran del tamaño de un pavo grande. Antes de ellas llegar a nosotros, ví algo más pequeño que venía delante de ellas, tuve que cerrar un poco mis ojos para poder distinguir que era aquello. Eran como pequeños avispones, y las criaturas de colores las perseguían para comerlas. Aquellos avispones pasan veloces sobre nosotros, algunas eran trituradas por las hélices del helicóptero, otras se estrellaban con las ventanas del helicóptero, al estrellarse explotaban dejando una sustancia verde y viscosa. Las criaturas comenzaron a pasar sobre nosotros comiendo por montón a los bichos.
_ Son como ballenas comiendo grill_ Dijo Max.
_ Si una cosas de esa se estrella con las hélices nos lanzarán al suelo.
Ahí llegó la tormenta sobre nosotros. Viento, relámpagos, y agua chocaba con el helicóptero, todo se puso oscuro y frío. Pero lo peor aún no había llegado, otras criaturas aparecieron entre aquellas nubes cargadas de poder, eran como enormes cocodrilos con alas y terrible dientes, atrapaban a los globos de colores y se los comían. Max, maniobraba el aparato como podía, tenía muchos elementos que le hacían difícil volar. Una de estas nuevas criaturas observó que estábamos dentro del aparato y comenzó a darle leves golpes a él.
_ Seremos el almuerzo hoy_ Decía Sam.
_ Trataré de alejarme_ Dijo Max, se lanzó en picada tratando de evadir a los hambrientos, pero algunos nos seguían, insistían en devorarnos.
Yo iba bien agarrado de mi asiento. Las criaturas seguían golpeando al helicóptero cada vez que podían.
_ ¡Max, estás bajando mucho!
_ ¡Trataré de perderlos entre los edificios!
Nos estábamos acercando a una arruinada ciudad llenas de destartalados edificios. Lo que Max quería era, confundirlos y perderlos entre ellos. La lluvia seguía cayendo a cántaros, los rayos golpeaban los viejos edificios haciéndolos temblar. Max realizó una maniobra peligrosa y una de las criaturas se estrelló contra uno de estos edificios matándose en el acto. Dos más nos perseguían. Max se fue a un alto edificio y comenzó a subir a toda velocidad por este rozando su fachada, las dos criaturas no se daban por vencidas y nos seguían. Arriba, casi al final del edificio, sobresalía un tubo de acero, que si Max no evitaba rápido nos mataría de inmediato entrando por el parabrisas y saliendo por la cola del helicóptero, todos nos asustamos pensamos que Max no había visto aquello, pero justo cuando solo faltaban metros, Max la esquivó dando una voltereta mortal, una de las criaturas no tuvo suerte y se ensartó con el tubo y sus tripas salieron por su trasero dejándola colgadas en la punta del tubo. La otra criatura seguía persiguiéndonos.
_ No aprenden_ Dijo Max.
Pero entre unos edificios dejamos de verla.
_ Ya no está_ Dijo Emma buscando con la mirada.
Por un momento todo se quedó en calma, solo la lluvia se veía caer. Pero nuestras suerte cambió de golpe. La criatura salió por delante del helicóptero haciendo que este se estrellara con ella, Max comenzó a perder el control y comenzábamos a caer con la criatura aferrada al aparato.
_ ¡Estamos cayendo!_ Gritó Max con los ojos pelados al ver que realmente caíamos. El helicóptero se caía a gran velocidad de una forma inclinada con la bestia aún aferrada a él. Un edificio se veía acercarse y fue ahí, como entre el piso veinte a veintidós que nos estrellamos en un aparatoso accidente, ví chispas, concreto, vigas y agua por todo mi alrededor y entonces todo se apagó en mi cabeza, me había desmayado, o me había muerto. Lo cierto fue que ahí quedé. Creo que me despertó una gota de agua que caía sobre mi frente, abrí los ojos con dificultad, sentía un peso apretando mi cuerpo, como una asfixia. Aunque no podía ver bien porque todo estaba oscuro, si podía escuchar, solo la lluvia se escuchaba caer y también oía como chispazos. Al abrir los ojos todo estaba tan oscuro, sentía un líquido caliente correr por mi frente lo que deduje que era sangre. Comencé a mover mis manos y a tocarme para ver en qué condiciones me encontraba, tenía cosas sobre mi, era como partes del helicóptero o pedazos de concreto de la edificación, lo cierto era que estaba atrapado y casi no podía moverme.
No escuchaba a mis amigos, lo que supuse que estaban o desmayados o muertos, espero que eso último no. La lluvia seguía cayendo afuera con fuertes truenos. Traté, con todas mis fuerzas de mover mi cuerpo para liberarlo de aquella presión que me asfixiaba el pecho. Cómo no podía comencé a llamar a Sam.
_ Sam_ Lo hacía en voz baja. Pero nadie respondía_ Sam, estás aquí. Necesito ayuda. Sam.
Sentí que algo tocó mi pierna, era un cuerpo caliente. Volví a hablar:
_ Sam, ¿Eres tú?
_ Soy Max. Emma está sobre mí pero está desmayada.
_ Estoy atrapado bajo el almácigo. No escucho a Sam.
Escuché que Max hacía esfuerzos para salir de su prisión.
_ Emma, despierta... Estoy sacando a Emma fuera del aparato, ya te sacaré a ti.
Pude ver un poco afuera y estaba realmente oscuro como la noche, y fue ahí cuando los escuché gritar, ese grito atroz e infernal. Los Hunter o los Gangresh, estabas afuera del edificio, en las calles, no era de noche todavía, pero, estaba tan oscuro como ella, el clima perfecto para salir de cacería.
_ Son ellos, Max.
Max se acercó a mí después de sacar a Emma, y comenzó a quitar cosas sobre mi hasta que logró liberarme.
_ Debemos buscar a Sam_ Dijo el pelo largo cerrando mis heridas con su poder.
Fui a donde Emma, ella se estaba sentado, encendí una luz para ver mejor, esta tenía un hematoma en la frente y sangraba por la nariz.
_ No me siento bien, estoy algo mareada.
_ Tranquila, ya Max te curará, debemos buscar a Sam.
Todos llevábamos los morrales atados firmemente en nuestras espaldas, busqué en el de ella y saqué una linterna que encendí y se la di. Recosté a Emma de una pared y salí a buscar a Sam.
El helicóptero estaba hecho pedazos, chispas salían de sus cables, y el combustible corría por el suelo lo que no me gustó, la combinación de combustible junto con electricidad era muy peligrosa. Comencé a buscar a Sam por la parte delantera del aparato y al alumbrar me llevé el primer susto del momento, la criatura que nos derribó estaba muerto y aplastada ahí, sus fauces abiertas dejaba ver enormes dientes. Seguí alumbrando y en un rincón debajo de unos tubos que eran parte del techo del edificio, estaban sobre Sam. Salí corriendo y pedí ayuda a Max quien buscaba en la parte de atrás del helicóptero. El chico se acercó a mí y juntos logremos sacarlo.
Sam estaba en peores condiciones que cualquiera de nosotros, tenía senda herida en la cabeza, un brazo partido y sangraba mucho. Rápido lo sacamos hasta el espacio más limpio que era donde estaba Emma.
_ ¿Cómo está él?_ Preguntó la chica aún sentada en el piso.
_ Peor que tu_ Le respondió Max y llevando sus manos a la cabeza de Sam, comenzó a curarlo.
Afuera no solo se escuchan los gritos de los Gangresh, sino de todos los carnívoros existentes, era el día perfecto para cazar, sin sol y los vegetarianos aún estaban pastando.
_ Hay que darnos prisa o seremos la cena_ Dije.
Sam, volvió en sí. Dió un gran suspiro y nos vió.
_ ¿Estaba muerto?
_ Casi.
_ ¿Qué haremos ahora?_ Preguntó Max curando a Emma.
_ No lo sé, estamos atrapado en lo alto de un edificio, y afuera están los carnívoros.
_ Todavía no sabemos si aquí adentro hay salvajes, también está oscuro. ¿Recuerdan cuando pasamos corriendo aquella ciudad cercana al circo? Adentro de la oscuridad de los edificios habían monstruos esperando que llegara la noche para salir_ Comentó Emma y tenía mucha razón.
Ya todos recuperados, gracias al don de Max, nos levantamos asomándonos por una destruída ventana viendo afuera. Aún llovía torrencialmente, y estaba oscuro, vi la hora y eran las cuatro de la tarde.
_ Creo que a los Gilbinder se les olvidó decirnos el pronóstico del tiempo. "No es un buen día para volar"_ Bromeó Sam.
_ YarSo nos dijo que no estaríamos seguros ni por cielo por tierra. Yo opino que deberíamos salir de este lugar.
_ Yo creo, Robert, que, sería mejor quedarnos, buscar una habitación aquí seguro y escondernos_ Opinó Emma.
_ La noche caerá en pocas horas lo que quiere decir que estos monstruos tendrán más tiempo para buscarnos, si son inteligentes, deben saber que este cacharro se estrelló por aquí y seguro su objetivo principal será averiguar qué fue eso. No tardarán en entrar en este edificio, nos olerán rápidamente. Aquí estaremos como ratones siendo cazados por un gato. La puertesilla del circo no resistió, creo que estás puertas serán nada para ellos.
_ Afuera será peor Robert, no solo serán los Gangresh nuestros cazadores sino, los demás monstruos_ Protestó Emma.
_ Pero tendremos más libertad para correr_ Dije.
Ellos vieron que mi razonamiento era el correcto y comenzamos a salir. Max, sacó una pequeño brújula que le había dado Keredalla y comenzó a usarla.
_ Cuando salgamos de este edificio, podremos ver a dónde nos dirigiremos.
Salimos de la habitación a un pasillo, todo estaba oscuro, solo se escuchaba goteras caer, había un ascensor, en la parte de arriba de su entrada estaba el número del piso; 23. Debíamos buscar las escaleras. Al fondo estaban. Tenían basura y mucho popó de alguna criatura que quizá dormía por ahí.
_ Espero que lo que deja este popó sea vegetariano y esté afuera_ Tembló Emma.
_ Esto se ve muy solo.
Seguimos bajando por aquellas obstruidas escaleras, hasta que en el piso 15, escuchamos un gruñido como de un perro pero era un gruñido aterrador que salía de la oscuridad.
_ Apaguen las luces_ Dijo Max.
_ Estás loco! Si es un salvaje se irá al verla.
_ No Robert, al ver la luz, se alarmará y llamará a sus amigos.
_ Seguro ya está con sus amigos_ Está vez fue Emma quien apretaba mi brazo.
_ Lo que sea ya sabe que estamos aquí.
La criatura seguía gruñendo y acercándose más, nosotros dábamos pasos lentos para llegar a la escalera. Sus pasos se oían pesados como si fuera un gran animal.
_ Está muy cerca_ Dijo Emma apretando mas fuerte mi brazo.
Ya estábamos bajando las escaleras y casi sentíamos el aliento putrefacto de la criatura. Entonces, no me quedó de otra, no se si fue instinto o miedo, pero señalé a la criatura con la linterna y la encendí. El animal se encandiló y salió corriendo para un lugar oscuro. Era como una Hiena grande pero tenía una especie de cuernos o colmillos que salían por debajo de su quijada, además, noté que sus patas eran palmeadas como las aves y llenas de garras. Era muy característico eso en las criaturas salvajes de por aquí, tener patas palmeadas como aves, seguramente les permitía atrapar mejor a su presa. Aprovechamos la ocasión para bajar corriendo las escaleras.
_ ¿Vieron lo horrible que era? Nos mataría en segundos_ Decía Emma con el corazón en la garganta.
La criatura no se quedaría con esa, así que comenzó a llamar a más de su especie, por las escaleras comenzaron a bajar muchas de ellas podíamos escucharlas, eso aceleró más nuestra carrera. Parecía que tropezaban entre ellas y caían rodando por las escaleras. Eran gordas y pesadas lo que hacía lento su correr. El escándalo que llevaban esas nuevas criaturas hizo que otras más se despertaran, estas eran como serpientes pero con tres cabezas y grandes como anacondas, una de ellas atacó y mordió a una de las hienas, en eso salieron otras criaturas más que comenzaron a devorarse a la hiena moribunda, estos nuevos en salir eran como pequeños enanos, algo humanoides con máscaras en sus rostros que lo hacían más terroríficos, hablaban como la voz que tendría una hormiga pero inentendible, eran carroñeros, se aprovechaban de la mala suerte de algunos animales para satisfacerse, no podía saber si estos pequeños le temían al sol, las hienas y las serpientes de tres cabezas no le tenían miedo a la luz de las linternas pero si trataban de evitarla, por eso nos perseguían sin problemas, lo cierto era que si no salíamos rápido de ese lugar seríamos comida de estas criaturas. Creo que nuestra carne es muy apetitosa para ellos aunque; ¿En qué momento han comido carne humana que al vernos les recordamos ese sabor? ¿Qué tal y no somos sabrosos y después de matarnos solo nos dejan ahí, muertos? Sería una perdida de tiempo y energía para ellos y para nosotros sería una perdida de todo. Eso demuestra que no son criaturas inteligentes, si lo fuera se harían las preguntas que yo me acabo de hacer, debatirían en si comernos o no. Pero debido a que son animales, criaturas sin raciocinio solo piensan en matar y clavar el diente, después verán que hacen con el sabor, algunos de los animales; según he leído, sobre todo los animales que se conocieron en mi mundo, asesinaban por deporte, también tengo entendido que el humano era una de estas criatura que mataba por deporte. A pesar de que las serpientes se arrastraban uno pensaría que serían más rápidas pero los obstáculos que habían por las escaleras le hacían el recorrido más lento más que todo por sus tres cabezas que eran grandes y siempre estaban peleando cuando chocaban una con otra. Las hienas se mantenían un poco alejadas de esas serpientes y más al ver que uno de sus compañeros estaba muerto debido a ellas. Dejé de ver a los carroñeros porque se entretuvieron con la carne de aquella hiena.
Ya íbamos por el piso dos cuando hubo una explosión en los pisos superiores, era el helicóptero. La luz de la explosión iluminó todo los pisos de arriba del edificio dejando ver más a las criaturas horrorosas que nos seguían. Aunque no me crean, más arriba de la explosión, quizá los pisos 30 o por ahí, me pareció ver a una criatura más extraña aún, le ví manos largas y tenía unos cuernos en su cabeza como de venados, la criatura era delgada y tenía ojos rojos, ella salió corriendo a los pisos superiores huyendo del fuego que generó la explosión. Mis amigos no la vieron, yo sí la vi, quería creer que era parte de mi imaginación por eso no les dije nada, sobre todo al sentir ese miedo recorrer mi columna vertebral. Me concentré en seguir corriendo piso abajo.
Entonces, todo el edificio comenzó a desplomarse con nosotros todavía adentro, todos los pisos de arriba venían desplomandose. Lo que nos motivó a correr como Ferraris. Al llegar al salón principal del edificio estaban dos hombres topos saliendo de unos agujeros recién hechos, nos vieron y sin dudar corrieron a nuestro encuentro. Sus ojos eran blancos y le habían crecido entre sus labios especie de tentáculos no más largos que un debo, sus orejas eran grandes y largas como las de un murciélago, sus manos eran largas y gruesas con garras afiladas, andaban desnudos y eran muy peludos.
Evitandolos, llegamos a la salida, por suerte la puerta estaba abierta, salimos, muchos objetos procedentes de la explosión comenzaron a caer en la carretera llena de maleza y árboles, ví hacia arriba y venía callendo algo como una mesa encendida en fuego, la lluvia no me dejaba ver, el objeto caería sobre Sam, de un empujón lo aparté del objeto contundente, este cayó al suelo, ambos estábamos bien, no había tiempo para dar las gracias, nos levantamos y seguimos corriendo, nos dió tiempo de correr una cuadra por la carretera y el edificio cayó lanzando pedazos de concretos, vigas, objetos... por doquier, una nube de polvo se levantó entonces pero gracias a la lluvia esa nube no fue tan duradera, el estruendo del desplome fue tal que otros edificios cercanos comenzaron a caer sobre otros más pequeños, nos sentíamos chiquitos ante esas caídas de gigantes, lo bueno era que no caían sobre la carretera o sobre nosotros. Lamentablemente, un pedazo de concretos salió disparado de uno de esos edificios y le dió en la cabeza a Max, tirándolo al piso.
_ ¡Max! No ahora, amigo_ Dije viendo su herida abierta en la cabeza que emanaba borbotones de sangre, había sido como si una bala de un rifle lo hubiera atravesado, él quedó inconsciente.
Por suerte las criaturas que nos perseguían quedaron aplastadas y por suerte, Max podía regenerarse.
_ Está perdiendo mucha sangre_ Observó Sam.
_ Debería regenerarse, ¿No?
Yo lo veía con la esperanza de que se cerrara su herida pero, no pasaba nada.
_ Sam, ví que en mi mochila; en el bolsillo de afuera, estaba un pequeño Kits de primeros auxilios, sácalo.
Ya la caída de los edificios había parado, se cayeron como cinco edificios.
Sam fue detrás de mi e hizo tal cual. Gritos aterradores comenzaron a escucharse por las carreteras cercanas y por los oscuros callejones y edificios, una manada de vegetarianos pasaron corriendo despavoridos frente a nosotros. Eso no era buena señal.
_ Rápido Robert.
Saqué unas vendas e improvisadamente se la puse a Max en la cabeza para parar un poco el sangrado. Entre Sam y yo comenzamos a arrastrar a Max por esa carretera llena de vehículos oxidados y bajo aquella lluvia que no paraba. Emma tenía su arma viendo alrededor, y encendió varias linternas que nos puso por todas partes y le tiró unas a Max sobre su cuerpo. Los Gangresh estaban por ahí, podía sentir su presencia hasta que salieron a la vista.
_ ¡Los Gangresh!_ Alerté al verlos salir a la carretera.
Eran como veinte y tenían a un líder. Al vernos bien, salieron corriendo hacia nosotros pero se detuvieron hasta donde la luz llegaba. Estaban muy cerca de nosotros, podía ver su agresividad en sus rostros, su furia, su hambre, su salvajismo, se empujaban entre ellos, pensando quizá que al apagarse las luces nos podrían devorar y el más ágil comería más. Sus manos se movían de allá a acá como queriendo pasar esa línea de luz que les impedía comernos, uno de ellos se atrevió a acercarse más pero la luz le dió en el brazo causándole sendas herida, la criatura gritó de dolor. Al ver eso, Emma tomó una linterna y los alumbró directamente a sus cuerpos, haciendo que ellos chillaran y comenzarán a alejarse.
_ ¡Muy bien, Em!
Seguíamos arrastrado a Max, porque aún no despertaba. Más salvajes intentaban acercarse pero Emma, los alejaba.
_ ¡Acérquense! ¿¡Ahora quién tiene miedo!?
Entonces, salieron de todo los oscuro decenas de Gangresh, los demás salvajes por ahí se opacaron delante de los Gangresh, eran muchos que se veían acercarse por la carretera, hasta donde la luz no llegaba.
_ Son muchos, si dejara de alumbrar seríamos descuartizados en segundos.
_ Pues entonces no dejes de alumbrar_ Respondió Sam.
_ Max come vegetales pero pesa como si comiera piedras_ Dije y entonces Max respondió.
_ Mi peso son mis músculos, algo que a ustedes le falta.
Nos alegramos al verlo, más al verlo bien. Max se quitó la venda de su cabeza y la herida estaba cerrada, ni cicatriz tenía. Nos detuvimos y él se levantó.
_ ¿Cómo te encuentras?
_ Muy bien... Son demasiados.
_ Creo que nos seguirán hasta el amanecer o hasta que se paguen las linternas.
Todavía no salíamos de la cuidad, los edificios llenos de árboles seguían ahí, así como los vehículos y todo lo abandonado.
Pero ocurrió una ayuda de la naturaleza, la lluvia había mermado ya, y el sol comenzó a brillar en el cielo, los rayos al darle sobre los salvajes comenzó a quemarlos, nos detuvimos a ver la escena. Varios salvajes salían corriendo para esconderse entre los oscuros edificios pero otros no pudieron y caían fritos en el pavimento, los gritos eran de espanto. Literal se freían, parecía cuando uno lanza un huevo en una sartén con aceite caliente. Era incomprensible entender porqué el sol era tan dañino para los carnívoros; para la gran mayoría. ¿Tenían tan débiles sus pieles? ¿Por qué Argelia los creó así?
_ ¡Milagro!_ Gritó Max en risas.
_ ¿Qué hora es?_ Preguntó Emma.
_ Las cinco. Solo tenemos dos horas de sol y estoy seguro que estos Gangresh que se escondieron esperaran para salir a nuestro encuentro_ Hablé y seguimos caminando, siguiendo la brújula de Max.
_ De seguro la noche nos agarrará en algún bosque o que sé yo. No llegaremos a tiempo a los túneles y lo que es peor no nos dará chance para escondernos.
_ Aunque suena aterrador, Sam tiene razón.
_ No si viajamos con estilo.
Max vió en lo que había sido una tienda de camping, unas bicicletas, estaban en buenas condiciones porque se protegían del sol y la lluvia. Entramos a la tienda y las reparamos, solo había que inflar los cauchos, por ser una tienda de ese tipo de artículos tenían de todo para repararla. Sam y Emma cambiaron nuestros morrales por unos más grandes y cómodos, y a parte de lo que nos habían metido los Gilbinder, ellos metieron más cosas, hasta sacos para dormir. Fue una pena que las lámparas no funcionaran. Max y yo inflabámos los cauchos.
_ ¿Llegaste a tener una?_ Me Preguntó de pronto Max.
_ No, en mi mundo no son muy comunes.
_ Yo tuve varias cuando era niño, y de adolescente también, mi papá me enseñó a repararlas. Me imagino que no saben manejarlas_ La pregunta fue general.
_ Yo usaba muchas de esas en casa, mi papá tenía colecciones_ Respondió Sam.
_ Yo solo las he conducido por video juegos.
_ Por lo menos saben algo, yo no sé nada.
Max se rió y dijo:
_ Nuestro líder no sabe conducir una bicicleta.
_ Cállate que te oirán los monstruos y se retiran de mi_ Todos reímos un poco, la risa es buena en momentos de dificultad, nos aleja de la muerte.
Listos ya, subimos en las bicicletas pero yo era un torpe, a cada momento caía al suelo.
_ ¡Mierda! Es tan difícil.
Sentía que los vegetarianos que ya estaban pastando, me veían y se burlaban de mis caídas. Un grupo de algo parecido a monos que estaban comiendo frutos de un árbol, se detuvieron a verme y creo que en realidad se reían de mí, comenzaron a arrojarme trozos de las frutas de las que comían. Mis amigos también se reían.
_ Hasta un mono de esos bajaría y sabría manejar una bicicleta_ Bromeó Sam muerto de risa.
_ No son monos. Les llamo Trilumbos, por sus tres pares de manos.
_ Como sea. Igual sabrían más que Robert.
_ Ya cállate Sam, si fueras tú estarías llorando_ Habló Emma.
_ Solo no veas al suelo, ve adelante mientras le das a los pedales_ Me dijo Max.
Acaté las palabras de Max y así hice, en minutos ya iba conduciendo como un gran experto.
_ ¡Yujuuuuu!
Gritaban al dejar a la cuidad detrás y seguir por una sola carretera rodeada de sabana. El sol brillaba radiante después de la tormenta y una fresca brisa se levantó. Cruzamos pequeños ríos y manada de animales. Pasamos por casas desplomadas a orilla de la carretera, hasta un avión tuvimos que rodear porque había caído en medio de la carretera, nuestra ventaja era que estos nuevos parajes eran planos y de sabana, por lo que andar en bicicleta era realmente fácil. El sol aún brillaba y el clima era agradable. "Después de la tormenta, llega la calma".