No sé cuánto tiempo pasó, pero al despertar aún era de noche, y me desperté porque unos sonidos extraños lo hicieron. Abrí los ojos, todavía me encontraba en la cabina de la nave pero estaba vez todo estaba en ruinas, estaba lloviendo muy fuerte.
Voltee el rostro a un lado y vi a los monstruos más aterradores que nunca había visto, estaban dos, y se devoraban a las dos mujeres científicas, la desmembraban como si fuera muy fácil y se la comían, tenían una tercera mano que salía de su espalda y pasaba sobre su cabeza, ví como con esa mano uno de ellos tomó la cabeza de la chica y la reventó como si fuera una sandía y comenzó a comerse sus cesos. Al lugar llegaron dos más. Se comunicaban con sonidos que salían de su garganta, sus orejas eran grandes como murciélagos, sus ojos también eran grandes como felinos, supuse que tenían buena visión en esa oscuridad y que podían escuchar a largas distancias, no tenían pelos en sus cabezas era blanca como el resto de su piel, sus órganos reproductores estaban expuestos a la vista, su boca se veía pequeña en apariencia pero cuando la abrían era exageradamente grande forrada de puntiagudos dientes, los dedos de sus manos eran cuatro y eran largos y delgados, sus brazos, su abdomen, y sus piernas eran muy musculosas, lo que me dejó claro que realizaban labores de fuerza, cómo correr largas distancias, levantar grandes pesos, etc. Eran altos, un humano promedio le llegaría al ombligo y se vería escuálido ante ellos.
Yo trataba no de respirar, con esas orejas podían captar mi respiración o mi corazón latir. Mis ojos derramaban lágrimas debido al miedo, mi cuerpo temblaba. Dos más llegaron y comenzaron a buscar en la cabina, vi que consiguieron a tu Turrot, este todavía trataba de proteger a Emma, ella gritaba aterrada mientras otra la había agarrado, éste pasó su lengua por el rostro de ella llenándola de asquerosa baba, Turrot trataba de defenderse dándole golpes al monstruo, el monstruo vió a sus amigos junto a él y soltó como una carcajada burlándose, entonces tomó a Turrot del brazo y se lo partió en tres pedazos lo que generó gritos en mi escolta, Emma gritaba sin poder hacer nada, yo solo llevé mis manos a mi boca y ahogué mi llanto. Dos de los monstruos se lo llevaron de ahí quién sabe a dónde. En la cabina aún quedaban cuatro monstruos. Sentí que algo tocó mi pierna, me dió mucho terror, volteé a penas y ví escondido en una salida del aire acondicionado a Sam, él al igual que yo se veía aterrado, me realizaba señas sutiles para que yo entrara con él, pero en uno de mis movimientos hice un ruido y ellos se dieron cuenta. Corrieron a donde yo estaba, yo me levanté aprisa para entrar con Sam pero fue inútil, el monstruo me alcanzó y me agarró de mi pies izquierdo levantándome a su nivel, Sam se introdujo en su túnel pero otro de los gigantes con sus manos rompió el metal hasta llegar a donde estaba Sam y también lo sacó por un pie. Los dos monstruos se reían, los otros se le unieron y nos sacaron de ahí, nos llevaban a un sitio, la lluvia afuera era fuerte todavía nos encontrábamos en una ciudad. En sus espaldas llevaba una especie de saco donde nos metieron, ahí comenzaron a correr a otro lugar, dejé de ver a Sam pero sabía que el monstruo corría cerca a mí, oía sus fuertes pisadas, los otros dos se habían quedado en la ciudad buscando personas. El saco donde yo estaba tenía cabeza de animales descuartizados, tripas y otros órganos, el olor era repugnante; a sangre, vomité dos veces. Me asomé por un pequeño agujero que tenía el saco y vi que la ciudad se había quedado atrás, ahora íbamos por unas planicies que poco a poco fueron convirtiéndose en bosques y luego en montañas casi selváticas, pasamos un río caudaloso, luego entramos en una cueva custodiada por dos o tres de estos monstruos, la cueva no era muy oscura, estaba iluminada por antorchas que colgaban de las rocas, estos monstruos siguieron corriendo; con razón tenían un cuerpo tan musculoso. Llegaron a un aparato donde se detuvieron, subieron en él y el aparato comenzó a bajar, era como una especie de ascensor improvisado, bajamos bastante, todo se encontraba oscuro, a medida que bajábamos los monstruos se comunicaban entre ellos, con sonidos sutiles, graznidos, tenían su propio lenguaje. Entonces, se detuvo el aparato, la bulla se incrementó al llegar a ese sitio, había más luz que provenían de antorchas y más monstruos entre adultos y niños, todos gruñían como sí sabían que en los sacos venían personas vivas. Siguieron caminando, en las paredes de esa cueva húmeda y fría se veían pequeñas cuevas de donde salía monstruos de estos, eran como sus lugares de habitación, mientras que por donde pasábamos era como un sitio de concentración. Los salvajes se quedaban atrás a medida que avanzábamos a otro lugar. Entramos a otra cueva custodiadas por varios monstruos, pasamos una galería hasta llegar a una bóveda enorme, también la iluminaban antorchas desde abajo hasta la cúpula de la bóveda, así que este era un lugar bien iluminado. Arrojaron los sacos, varios monstruos salieron a revisarlo si no sacaron, vi que Sam estaba bien. Pero entonces, vi a mi alrededor, y todo lo que vi fue algo que casi me traumatiza y me vuelve loco.
Las mismas personas de mis pesadillas, aquellas que habían sobrevivido de la nave estrellada, estaban ahí, tal cual en mi pesadilla, todos colgaban destacas y estaban muertos, además, vi a varios de los que venían conmigo en la nave, ellos también colgaban de estacas. No vi a nadie conocido, Kioto no estaba, Emma y Turrot se encontraban amarrados a un poste de madera a donde también, cerca de ellos nos amarraron a Sam y a mí. En el centro de aquellas estacas había un pozo con un líquido espeso y n***o que parecía hervir lentamente, era petróleo y olía a eso, hacían como un ritual o algo así. Los monstruos eran muy inteligentes.
Entre los muertos no vi el señor Katamoto, ni Kioto y faltaban los dos del CCN, lo demás colgaban de las estacas, hasta el capitán Makumbo estaba ahí, si alguien no estaba ahí existía la posibilidad de que los monstruos se los devoraron como hicieron con la chica científicas dentro de la cabina.
De estos hombres comenzaron a llegar más, todos se veían furioso, peleaban entre ellos, querían comernos, uno de ellos se acercó a mí, me señaló balbuceando cosas, el que parecía ser el líder me liberó de las cuerdas y me tomó fuertemente de mi brazo, sentí como traqueó mi codo izquierdo casi desligándose de mi brazo, lo que causó en mí dolor y gritos, el monstruo me movía a los lados como si yo fuera un muñeco de trapo, se rió a carcajadas y me arrojó al suelo, yo rodé por la dura roca que formaba el piso, el brazo me dolía mucho.
Hablaban cosas referente a mí, quería descifrar lo que graznaban, pero el dolor en mi brazo no me dejaba, el líder volvió a acercarseme y me decía cosas frente a mi cara cosas que no entendía para nada, me gritaba, era como si quería saber algo Entonces me armé de valor y le grité:
_ ¿¡Qué quieres de mí!?
Fue mala idea, el líder que ya lo tenía frente a mí me tomó por el cuello llevándome a su nivel, me ahorcaba, ya no podía respirar, mi lengua estaba saliendo por mi boca, era evidente, mi fin era ese, pero, algo sucedió, en el techo cónico, en la cúpula de aquella cueva, hubo una fuerte explosión, arrojando trozos de rocas por todas partes, las estacas alrededor del pozo de petróleo tambalearon y cayeron varias al petróleo, algunos de los monstruos cayeron al suelo debido el estruendo, como el líder también cayó liberándome, aproveché para respirar y toser, entonces, de aquel agujero en la cúpula se vieron luces procedentes de una máquina, luego una cuerda rodeada de un círculo metálico donde venía bajando un 'alguien' armado que disparaba contra los monstruos, los monstruos huian del individuo, el 'alguien' se bajó, corrió a donde mis amigos liberándolos de las cuerdas y subiéndolos aquella pequeña plataforma circular, me vió en el suelo, alargó su mano levantándome del suelo, me llevó a la plataforma y el aparato comenzó a subir muy rápido, entonces cuando ya estábamos saliendo del agujero, el 'alguien' arrojó al pozo de petróleo un explosivo, destruyendo todo aquello.
La plataforma entró con nosotros adentro a una pequeña nave. El hombre, o la mujer; porque no distinguía muy bien que era porque llevaba una máscara y muchas cosas en su cuerpo, implementos de guerra... nos dijo:
_ Pónganse cómodos. Iremos a mi casa. Hay que mantenerse alejados de los Hunter, no se dan por vencidos.
El personaje se sentó y tomo el control de la nave y salió no sé a dónde. La nave se veía muy deteriorada y oxidada, pero con un poderoso motor en el techo ensamblado con partes de otras máquinas y muy potente se podía escuchar. Mientras tanto, nosotros solo nos veíamos, el hombre; deduje que era un hombre por su voz, se veía amigable, o a menos que sea otro mutante y nos lleve su casa donde seremos devorados.
Comenzábamos a dejar todo atrás hasta que llegamos a unas montañas, se veía caer varias cascadas, tal vez de unos doscientos metros cada una, la nave se dirigía directo a una de ellas, a la que se conseguía un poco la derecha, entramos, la cascada mojó toda la nave por fuera y entonces aterrizó en una plataforma de metal bien iluminada, al pasar, un cristal transparente separó las cascadas del lugar a donde llegábamos, el agua de las cascadas se deslizaba por ese cristal, este impedía que el ruido de ella se escucharán adentro. Después de la plataforma se veía una sala muy bien amueblada, todo muy minimalista era una bella decoración, colores como el blanco, el rojo y el n***o se veían por aquí y por allá. Ahí abajo detrás de esas cascadas estaba una bella casa.
_ Vengan, entremos, esta es mi casa, estará más cómodos adentro.
Todos los seguimos. Turrot se veía adolorido, su brazo estaba morado, obvio, se encontraba partido en tres partes. Mi cuello estaba morado y un hilo de sangre se había secado en mi nariz, pude verme en un espejo, el chico notó que yo me examinaba y se acercó diciéndome:
_ Tranquilo. En un momento te ayudo con eso... Tomen asiento.