El laboratorio era un lugar grande y espacioso, repleto de cubículos cilíndricos, la mayoría estaban quebrados como si lo que una vez estaba ahí decidieron salir. Aparte de los implementos médicos, también se veían crecer enredaderas por todas partes. Las lámparas en el techo se encendían y se apagaban como si quisieran reventar.
_ La Corporación Argelia. Así se llamaba la empresa farmacéutica que según había llegado para ayudarnos, pero todo fue una mentira.
Max comenzó a recordar todo aquello y a contarnos.
_ "El escudo ya estaba sobre nosotros como una prisión carmesí. Los rumores decían que todo el país estaba así. Nadie podía salir o entrar estábamos confinados. Después que ayudé a ese muchacho a salir. Me uní de nuevo a mi escuadrón y comenzamos a a****r. La batalla aquí adentro solo estaba comenzando. Los días comenzaron a pasar y los del ente gubernamental fueron aniquilados. Después de eso solo quedaba reunir a los sobrevivientes para idear un plan y salir de ahí. Planeamos abrir un túnel para salir al otro lado del túnel, la construcción estaba comenzando pero entonces vino lo peor. Comenzaron a llegar naves blancas con un logotipo en su costado color rojo que decía "Argelia Corp". Venían en paz. Comenzaron a reunir a todos los supervivientes desde todos los rincones del país para concentrarlos en la arruinada Caracas, levantaron tiendas de campañas, alimentaron a los hambrientos, curaron a los enfermos, nos dieron ropa y refugio. Nos dijeron que aún no podíamos salir debido a que había radiación en nuestro organismo y su misión era descontaminarnos para luego liberarnos. En ese tiempo comenzaron a contruir laboratorios y algunos complejos. Habían unas naves pequeñas color verde que subían todas las noches a los cielos y bombardeaban las nubes. Los científicos decían que era para ir bajando la radiación. Durante meses no llovió, pero ellos seguían ahí igual a nosotros. Un día estaba caminando cerca de un río y ví a varios de esos científicos derramando un líquido transparente en el río. Nunca le vimos la cara a esos científicos porque siempre llevaban trajes de pie a cabeza. Otras personas también habían visto que le esparcían ese líquido a los ríos. Pasaron los años y siempre decían que faltaba poco para salir del escudo. Pero yo veía que seguían construyendo edificaciones y eso era raro porque parecía que no se irían tan pronto. Al pasar un año desde la guerra y de nuestro encierro, nos dijeron que debíamos cultivar la tierra para poder alimentarnos, debíamos cazar, sembrar, cultivar y pescar tanto para nosotros así como para ellos. Poco a poco nos volvimos sus esclavos. Se escucharon rumores que en lugares alejados de la ciudad ellos estaban construyendo casas lujosas para ellos vivir, mientras nosotros vivíamos en tiendas de campaña. Yo sé que ellos tenían secretos guardados, sabía que estaban creando en sus laboratorios cisas perturbadoras. También me enteré que una vez que se entra ya no puedes salir del escudo. Ellos fueron enviados para hacer experimentos, primero, experimentos sociales y de comportamiento. Tenían cámaras de vigilancia por todas partes. Casi nunca intervenían en los problemas de nosotros, solamente veían, y estudiaban. Cómo la gran mayoría de las personas estábamos en el centro de Caracas, las demás ciudades estaban siendo estudiadas. Un día escogieron a varios trabajadores de los cultivos para que llevaran unas frutas al que parecía ser el manda más, y entre los cinco cultivadores estaba yo. Nos subieron en una nave y nos llevaron a las montañas, allá donde caían las cascadas, detrás de las cascadas había una hermosa casa, (es la casa donde vivo ahora). Bajamos la mercancía y mientras esperábamos al conductor de la nave escuché una conversación entre el dueño de la casa y el conductor de la nave. El dueño de la casa era un hombre de un treintañero, con cara de alguien cruel. Hablaban de un suero azul, que ya estaba listo pero que no sabían cuando y como sacarlo del país. No ellos mismos sabían como salir de ahí. Al final de la conversación, el hombre dijo: 'seguiremos esperando. Algún día vendrán por nosotros'. No volví a ver al hombre. Pasaron cuatro años desde entonces y la lluvia aún no caí. Las cosechas estaban muriendo, y nosotros aparte de frustrados, estábamos perdiendo el control y las esperanzas. Entonces, un día, comenzaron a reunir a todos los que quedábamos, en el centro de la ciudad. Dijeron tener una vacuna para liberarnos de una vez por todas de la 'ficticia radiación'. Uno por uno, obligatoriamente fue vacunado, era una esperanza para el pueblo. Creanme, la vacuna hacía sus efectos, yo en particular me sentía muy bien físicamente, sin dolores, sin enfermedad, ni me cansaba al realizar mis labores. Esos mismos efectos lo tenían las demás personas. Los científicos se veían alegre, al parecer eso era lo que ellos querían. Una noche, tres meses después de colocarnos la vacuna nos volvieron a reunir en el mismo lugar. Esta vez ellos no llevan los trajes y nos observaban desde lo alto de una torre. Nosotros solo esperamos que dijeran para que nos habían reunido pero guardaban silencio. Nos alertamos cuando el cielo comenzó a llenarse de nubes negras y relámpagos. Iba a llover. De hecho, comenzó a llover. Fue un momento de júbilo, comenzamos a bailar bajo la lluvia, a cantar, a reír. La lluvia significaba que tendríamos buenas cosechas, que los ríos revivirían, que nadie pasaría hambre. Pero nos equivocamos. No había pasado media hora de nuestra alegría cuando lo terrible comenzó. La gente comenzó a transformarse en monstruos, todo a la vista de todos y bajo la lluvia. Era una escena espantosa. Los que se transforman gritaban de dolor y caían al suelo como si un demonio se hubiera apoderado de su cuerpo. Garras, colmillos, alas, patas, y otras cosas horrorosas aparecían en sus cuerpos. Los científicos de Argelia Corp, veían protegidos desde aquella torre. Observaban, hacían anotaciones, estudiaban su experimento. Se veían alegres, deduje que era eso lo que querían. Ví como mis amigos se convertían en monstruos. En la conversión todos los ahora monstruos huyeron despavoridos a las montañas, a las selvas... Pero, a mi no me pasaba nada.
No me convertí en monstruo y ellos lo notaron. Me quedé ahí en medio de ese lugar que antes estaba lleno de monstruos. No sabía que hacer ni que pasaba. Entonces, comenzó la carrera por mi supervivencia. Me empezaron a perseguir, por alguna razón me querían a mi. Salí huyendo de ellos pues supe que ya no eran buenos. No solo corría de ellos, ahora también de los monstruos esparcidos por todas partes. Pude esconderme muy bien de ellos. En varias ocasiones me encontraron pero logré escapar. En esas escapadas conocí a Bitty quien también se escondía como yo. Meses después de estar huyendo, las criaturas extrañas dejaron el miedo y comenzaron a a****r a todos los complejos de Argelia Corp, y a comerse a sus científicos. En pocos días, de Argelia Corp solo quedaban ruinas, como el resto del país. La lluvia siguió cayendo esporádicamente, y en mis recorridos comencé a ver cómo la naturaleza que conocí se empezaba a transformar en otra. Ví árboles que se movían de un lado a otro, rocas que parecían tener ojos, cocodrilos volando con espléndidas alas, ratones con más de diez cabezas y Miles y miles de criaturas aparecían cada día. Me pasee mucho por estos laboratorios leyendo y tratando de comprender que habían hecho, pero fue poco lo que logré encontrar, muchos de los archivos habían sido quemados y destruidos cuando fueron atacado por los monstruos. Pero, supe que la vacuna que nos inyectaron al tener contacto con el virus que habían puesto en la nubes creaban todo lo que se ve. Todo lo que se transformó así se quedó, después de eso todo fue genética, los hijos que tenían los monstruos fueron monstruos, y los hijos de las nuevas criaturas animales fueron igual a ellos y todo pasó de generación trás generación. La nueva especie.
Pero aún seguía preguntándome: ¿Qué pasó conmigo? Y pronto descubrí la respuesta. Tenía nuevos dones. Regeneración. Todo mi sistema, mi cuerpo todo en mi se regeneraba con una rapidez impresionante. Podía cortar mi brazo y este crecería de inmediato, sacarme un ojo y este crecería, obviamente no podía morir, tengo más de cien años de vida. Y no solo eso, puedo curar a cualquier criatura mal herida y quitarle enfermedades o malformaciones.
Cuando conseguí a su amigo Kioto era un zombi intentó atacarme pero yo lo curé rápidamente, igual con el brazo de Turrot o las fracturas de Robert. Ellos esperaban que todas esas personas fueran como yo, pero no fue así, solo yo me convertí en lo ellos querían. Si los monstruos no los hubieran destruido aún estarían persiguiendome. También descubrí que si a la persona que curo sus enfermedades se aleja de mí entonces vuelve a convertirse en lo que era. Obviamente a los monstruos no podía devolverlos a su estado humano, o si Turrot se aleja de mí no quiere decir que su brazo se volverá a partir, me refiero a enfermedades como la de Kioto, si él se aleja de mí entonces volverá a ser un zombi a menos que beba de mi sangre"
_ Ahora comprendo todo, esta expedición no es para ver la evaluación del lugar, te quieren a ti. Unos minutos antes de que caer, yo hablaba con el profesor Katamoto; te explico que el profesor es un millonario que preparó a un equipo para venir acá con el propósito de estudiar esta zona, su teoría era que aquí había vida, quizá como esta que estamos viendo, bueno, él me dijo que aquí había alguien importante que se había quedado encerrado.
_ Ese es mi papá, tiene más de cien años y según dice en su libro "Agua Grande", él estuvo aquí y vió cuando cerraron este país con el escudo. En su libro cuenta que aquí adentro habían quedado muchas personas y mi papá tenía la teoría de que esas personas habían evolucionado en criaturas nuevas.
_ Tal como sucedió_ Dice Emma_ El profesor sabía de esto. Y creo que sabe de tu existencia, está aquí porque cree que tú estás vivo y porque eres especial. Mutaste de una manera singular y puede que eso sea lo que ellos quieren.
_ ¿Pero para que lo quieren? Vivimos en un mundo donde no existen enfermedades, uno pensaría que si en nuestro mundo existieran ese tipo de calamidades te usarían para curar a todos. Pero no es así_ Opinó Sam.
_ Muy buen razonamiento_ Dijo Turrot.
_ Max habló de un suero azul que habían creado pero que no podían sacar. ¿Supiste más sobre él?_ Preguntó Kioto.
_ La verdad no_ Respondió Max sentado en una mesa.
_ Hace unos años más de cincuenta años, se reveló en el mundo la creación de un antidoto para rejuvenecer las células, nos daba más años de vida. Es obligatorio colocartelo al cumplir los cincuenta años entonces vuelves hacer un joven de como veinte años. Casualmente se llama así, Suero Azul.
_ De ser el mismo, ¿Cómo lo sacaron de aquí?_ Preguntó Max.
_ También decías Max, que antes de llegar los científicos ustedes abrían un túnel, ¿Cierto?
_ Sí. Usábamos unas máquinas con las que se abrían túneles para los metros subterráneos. En ese año, o años antes de la guerra, Colombia y Venezuela construirían un ferrocarril que conectara ambos países pero todo quedó inconcluso por falta de presupuesto.
_ ¿Lo verían ellos y lo terminarían de construir?
_ No lo creo Emma. De ser así el día que los monstruos atacaron entonces hubieran salido por ahí los científicos.
_ A menos que ellos no sepan que está ahí. Puede que después de llevarse el Suero Azul volvieron a cerrar esa entrada. En nuestro mundo hubo un tiempo donde se borró mucha información sobre este país, de hecho, nadie sabe que esto existe. Se le conoce solo como una zona con alto contenido de radiación_ Habló Sam.
_ Deduzco que, mi padre es parte de esa corporación y está aquí para revivir todo. Para llevarte..
_ ¿Pero con qué propósito?_ Preguntó Turrot.
_ Creo que conocí a tu padre.
Todos nos quedamos lelos al escuchar aquella.
_ ¿Por qué lo dices?
_ Recuerdas lo que dijiste sobre ese libro "Agua Grande"? Habían aviones de varias naciones que estaban sacando a personas de aquí en el momento que comenzó la guerra. Yo pertenecía al ejército de los Estados Unidos, mi escuadrón fue atacado en una ciudad llamada Maracaibo, yo escapé y me fui corriendo y perdido por un sembradío de plátanos. En medio de ese lugar encontré una casa hecha con pedazos de madera y latas, adentro había un asustadizo muchacho. Estaba golpeado, maltratado y había sido violado por su captor. Al ver, el joven me pidió ayuda, no sé la negué. Tomé algunas armas de ese lugar y me quedé a esperar a el maldito que lo había tenido ahí. Cuando este llegó, lo asesiné. El joven y yo salimos corriendo de ahí a la frontera con Colombia, estamos a unos días de distancia. El joven me contó que él escapaba con su familia pero que había mucha gente entrando en los aviones de rescate; su familia logró salir pero él se quedó. Entonces, un helicóptero lo sacaba para llevarlo a otro aeropuerto pero un proyectil derribó al helicóptero. El joven vivió pero fue capturado por un hombre que lo vendió a un militar, ese militar lo tuvo amarrado, lo golpeaba y lo violaba todo el tiempo. Ya después que él y yo llegamos a la frontera repleta de personas, el escudo comenzó a caer, él salió con mi ayuda pero yo quedé en este infierno.
_Woa!
_ Supongamos que mi papá si te conoce y sabe de todo esto. ¿Por qué te quieren?
_ Porque es perfecto_ Respondió Emma.
_ ¿Y qué? En nuestro mundo, no es indispensable_ Dijo Turrot.
_ Tu primera pesadilla Robert. Habían zombis. ¿Recuerdas?
_ Claro Sam. No sale de mi mente.
_ ¿Qué pasa con sus pesadillas?_ Preguntó Max.
_ En nuestro mundo, tener pesadillas es un mal presagio. De hecho el 99% de las pesadillas se cumplen como si de profecías se tratase. Existe hasta un Departamento Mundial de Pesadillas con sus detectives y una gama de aparatos para extraer la pesadillas.
_ ¿Sacan la pesadilla de tu cabeza?
_ Sí, sacan como una copia y la reproducen como un vídeo.
_ Vaya. Se a avanzado mucho.
_ Más de lo que tú creer.
_ ¿Qué decía esa pesadilla?_ Preguntó Max intrigado.
_ Ví, zombis en las calles de un Tokio destruido. Y sobre la cima de un edificio había un hombre, era como su jefe que gritaba diciendo que el líder de todos estaba llegando. Es evidente que esperaban a alguien que los dirigiría...
_ O alguien que le quitara su enfermedad_ Dijo Sam y todos vimos a Max.
Entonces, comencé a sentir un terrible dolor en mi cabeza. Se me había olvidado que tenía el maldito implante puesto por los DP. Fue ahí que los muchachos también recordaron eso. Yo caí de rodillas al piso y de mis oídos comenzó a salir sangre. Sentí como se licuaba mi cerebro, grité al ver sangre por mi nariz y boca. Sentí una explosión en mi cabeza y no podía moverme, estaba en estado vegetal.
Para que todo se pusiera más dramático el generador eléctrico se apagó y con él las luces del lugar.
_ Esto no puede estar pasando_ Dice Max subiéndome a sus espaldas_ Hay que salir de aquí los Transparentes deben de estar cerca.
Justo que él dice eso y se escucharon varios gritos por los pasillos. Mis amigos estaban más que asustados.
_ ¿Pero que hacemos con Robert? ¿Está muerto?_ Preguntaba Kioto.
_ Aún no. Salgamos de aquí y luego veré qué hago por él.
Nos adentramos a los pasillos, corriendo con destino a la nave. Se sentía la presencia de los Transparentes cercas. Max arrojaba bolas de luces por donde íbamos. Pero en un cruce llegaron varios Transparentes con sus grandes ojos amarillos fluorescentes, eran como verdugos abalanzandose sobre el grupo. Max gritó:
_ ¡Disparen!
Las armas se accionaron en el lugar pero al parecer no le hacían nada a la criaturas. Pero ellas sí a nosotros, una saltó sobre Turrot y le sacó su alma, el espíritu salió del cuerpo de Turrot y eso fue lo que se devoraron, el cuerpo quedó pálido en el piso. Emma gritó porque era su mejor amigo y compañero. Sam tuvo que llevársela a la fuerza ya que vaciaba su arma en las criaturas que se repartían el espíritu de Turrot entre ellas.
Siguieron corriendo hasta llegar a la nave. Subieron y me sentaron colocándome el cinturón de seguridad, yo estaba modo vegetal con los ojos abiertos viendo y escuchando todo pero sin moverme, Kioto se sentó a mi lado. Las criaturas Transparentes salian por los túneles detrás de la nave que ya Max había puesto a volar, saliendo de ahí a toda marcha. Las criaturas venían muy cerca en su vuelo fantasmagórico hasta que salimos al sol y ellas murieron al ser impactados por el astro, otras solo se quedaron viendo desde lo oscuro.
Íbamos de nuevo a la casa de Max. Su nave entró como de costumbre y yo era en ese momento la prioridad. En esa casa había un pequeño cuarto médico a donde me llevó Max y mis amigos trás él.
_ Es una parálisis cerebral_ Dice Max_ Lo que no entiendo es porqué.
_ Cuando una persona tiene una pesadilla, los del Departamento Mundial se encarga no solo de sacar una copia de esa pesadilla sino que inyectan un microchip para que la persona no diga nada, y el secreto de la pesadilla se quede guardado. Si la persona cuenta cosas mínimas sobre esa pesadilla, el microchip emite sonidos de alerta para que la persona deje de hablar, si la persona cuenta toda la pesadilla, el microchip revienta en su cabeza esparciendo una sustancia que crea el derrame cerebral y con ellos la parálisis por cinco años.
_ Pero eso es cruel. Es como un castigo_ Decía Max_ Sam, eres médico, ¿cierto?
_ Sí. ¿Te ayudo en algo?
_ Ves eso refrigeradores? Dentro de ellos está un suero blanco, es el suero que extraje de mi sangre. Tiene un poder curativo, puede que ayude.
Sam salió y tomó el suero, buscó una inyectadora colocó ahí el suero y se lo pasó a Max. Max buscó una goma que amarró alrededor de mi brazo y al ver mis venas inyectó el suero. Yo sentí un alivio en mi tenso cuerpo, y poco a poco fui cerrando mis ojos. Antes de apagarme por completo escuché que Max le dijo a mis amigos.
_ Estará bien. Dejemos que duerma por un rato. Luego veremos cómo quitarle ese aparato que le inyectaron en su cabeza.