Apenas se despertó Teresa a la mañana siguiente distinguió un brillo a través de la delgada tela de la tienda. Marcelo ya se había levantado y se oían leves ruidos afuera. Se vistió con ropas abrigadas pues tan pronto salió de la bolsa de dormir percibió el intenso frío. -Buenos días.- saludó con un alborozo que inmediatamente le pareció desubicado dadas las tensiones e incertidumbres con que se habían ido a dormir la noche anterior. Al pasear su vista por la escena natural entendió la razón del brillo. El sol aparecía radiante en un cielo casi libre de nubes, y se reflejaba en el paisaje cubierto de nieve. La capa nívea era sin embargo delgada, y el calor solar ya comenzaba a derretirla. -¡Hola!-contestó Marcelo- Ven a desayunar, así entras en calor. Tomaron su colación lentamente, ap