Alejandro estaba esperando afuera del baño y con un beso me deseó suerte. Mi otro hombre, Miguel, esperó junto a la barra y me dijo que se reuniría conmigo en la puerta después de usar el baño. Pensé en lo gracioso que sería si Miguel e Alejandro se encontraran. ¿Sería capaz Alejandro de actuar con calma? ¡Con lo cachondo que ha estado desde que comenzamos nuestro juego, me lo imagino dándole una palmada en la espalda a Miguel y diciéndole que se divierta! ¿En qué me había metido? Esperé afuera, agradecida por la ligera brisa, y traté de no pensar en todas las formas en que esto podría salirse de control. Miguel estuvo fuera más tiempo del que pensé que estaría, pero se veía muy feliz cuando salió. Me tomó de la mano y me condujo al Mercedes. —Te traeré de vuelta por tu auto—, dijo. —