Cuando llegué a casa en la noche, sudada y cansada por haber durado más de una hora parada en el autobús, le conté a mamá y a Sofi sobre mi ascenso, y chillaron de la emoción.
Mi mamá no paraba de decir que esto definitivamente tenía que ser una obra de Dios.
Primero, fue el papá de Miller el que me consiguió la entrevista en la firma; segundo, me había ido súper en esa entrevista con la Dra. Margarita, fue ella la que me permitió entrar a trabajar en Orejuela Lawyers sin mucha dificultad.
Y tercero..., las circunstancias habían jugado en mi favor para que el guapetón pero muy idiota asistente del CEO terminara siendo despedido. Aunque algunos dicen que en realidad renunció.
Sea como sea, la cuestión es que ganaré el triple de lo que ganaría como una simple dependiente judicial,
