Los días pasaron.
Las semanas también.
Tae y yo habíamos creado una buena amistad, lo mismo pasaba con Yoongi y Hoseok. Por las tardes solíamos quedar juntos e íbamos a una de las tres casas a pasar el rato o a los diferentes parques de la zona. Cuando teníamos clase, Taehyung venía con nosotros pero se quedaba en el parque que había justo al lado del instituto sentado en un banco, dibujando, leyendo o mirando los pájaros que se acercaban a comer restos de miguitas de pan. Nuestra confianza había crecido y, aunque le insistí varias veces para que se quedara durmiendo en casa, dijo, con sus gestos, que no quería estar solo allí y que prefería quedarse en el parque hasta que saliéramos de clases.
El poco contacto que tenía con mis padres se fue perdiendo. Tanto que apenas hablábamos un día a la semana. Pero me daba igual, me encontraba muy a gusto tal y como estaba ahora.
Por el momento, no había conseguido que Tae dijera una sola palabra, ni siquiera conseguí que me contara aunque se por escrito, el por qué de todas las preguntas que tenía. Desde aquella noche no pude volver a tocar el tema ya que, cada vez que lo intentaba, se alejaba de mí; dormirse, sentarse en el sofá, jugar con lo que tuviera al lado....hacía cualquier cosa para darme a entender que no diría nada sobre eso.
Y la verdad....no sé si me mataba más la curiosidad por saber qué le había pasado o el por qué no quería decirme nada.
Supongo que algún día podré saberlo....
Ya estábamos a última hora. Desesperada por salir de clase, empecé a molestar a Yoongi dándole toquecitos con el lápiz en el brazo, cuello y cara. Él me miró mal varias veces para que parara, pero eso no me detuvo. En una ocasión cogió su bolígrafo y me pintó en la mano. Obvio que yo no iba a quedarme atrás y mucho menos dejárselo pasar, así que le hice una cara feliz en su brazo. Descontento con eso, me hijo una línea considerablemente larga – o al menos en comparación con la cantidad de tinta que había en los dos primeros dibujos que nos habíamos hecho mutuamente – le hice un garabato rápido y feo que ocupaba toda la palma de su mano.
Empezó la guerra.
Salimos de clase con el brazo completamente lleno de dibujos feos, tachones y malas palabras. Hoseok tuvo la amabilidad de hacer mil fotos de nuestras caras de desagrado ante los garabatos y de nuestros brazos mientras se moría de la risa.
Nos dirigimos al parque para encontrarnos con Taehyung y volver a casa.
Pero lo que vimos nos dejó sin palabras.
- ¡Asqueroso!
- ¡Púdrete!
- ¡ERES UNA PESTE!
Dos niños habían acorralado a este en un árbol y no paraban de darle molestos golpes en los hombros, pecho y frente.
- ¿¡Qué hacéis!? – grité mientras corría hacia ellos.
- ¡Songi! – escuché correr detrás de mí a Yoongi, pero lo ignoré.
Me interpuse entre los dos niños y Tae. Este estaba aguantándose las lágrimas haciendo un gran esfuerzo.
- ¿¡Acaso sois imbéciles!? ¿¡Cuál es vuestro problema!? – les gritaba sin miedo alguno.
Segundos después, Yoongi y Hoseok agarraron del hombro a cada uno de ellos y los empujaron hacia atrás, para hacer un espacio considerable entre ellos y nosotros.
- ¡Más os vale que os larguéis de aquí si no queréis problemas! – le gritó Yoongi señalándoles amenazadoramente con el dedo.
- ¡Fuera! – gritó esta vez Hoseok. Tanto fue que me di un pequeño susto.
Entre quejas e insultos, los chicos se rindieron y se fueron sin hacer mucho más.
Aunque antes de desaparecer por completo gritaron una última cosa:
- ¡Ya nos veremos, asqueroso Taehyung!
Le conocían.
Sabía quién era el chico.
Y aquello me asustó.
Hasta aquí este capítulo~
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
Mil gracias por el apoyo~
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