El silencio volvía a llenar aquella casa una vez más.
Aunque esto era algo normal para mi, mi día a día, no me acostumbraba.
Más bien: no quería acostumbrarme.
Yo solía, y suelo, ser una chica alegre. Pero esta situación, normalmente, me malhumoraba. Y, como mis padres tenían viajes de negocios muy a menudo, siempre estaba enfadada en esas épocas.
Me tiré en el sofá y encendí la tele. Más bien para que hiciera ruido. Realmente no quería, ni tenía ganas, de ver nada. Todo me aburría.
Con esta encendida, me levanté a mala gana y me encaminé hacia la nevera. Tenía bastante hambre.
La miré de arriba abajo. Quieta. Como estatua.
A pesar de estar llena hasta los topes, no había nada que me apeteciera.
Lo mismo pasó con el mueble en el que se guardan las galletas, bollería, zumos, batidos, etc.
Al igual que en la nevera, no quería nada.
Con las manos vacías, fui hasta el sofá de nuevo. Me volví a dejar caer y noté como el peso de mis ojos era cada vez más intenso.
Sin poder resistirme un segundo más, caí rendida en un profundo sueño.
Golpes. Pasos. Algo caer.
Aquello hizo que mis ojos se abrieran de par en par. ¿Había sido un sueño? ¿Qué hora es? Miré hacia la ventana y noté que se había hecho de noche.
Cogí mi móvil y, en efecto, comprobé que eran casi las once de la noche.
Hoy no voy a poder dormir.
Me quedé tumbada boca arriba, mirando hacia el techo....todo tan....tan siniestro.
Tanto silencio.
La tele no era suficiente como para ocultar aquella incomodidad.
Segundos después me levanté para revisar aquellos ruidos que me habían despertado. Probablemente fue Tinker, el gato anaranjado de la señora que vive a nuestro lado.
El felino solía colarse en nuestro pequeño patio y jugaba con las pinzas de tender la ropa o cualquier cosa que encontrara.
A paso lento fui hasta el lugar, pero el gato no estaba. Probé a llamarlo, al igual que antes, no obtuve respuesta.
Me encogí de hombros y le quité importancia. Cerré la puerta que daba al patio y fui a la cocina.
- Tendrás que cocinar Songi - dije en voz alta.
Mi nombre real es Kim Seong Gi, normalmente me llaman 'Seong', pero lo detesto. Aunque es un nombre unisex, me parece que es muy masculino y, además, mi madre lo escogió porque significa "Triunfante". Tiene la esperanza de que continúe con la empresa de ellos. Obviamente, por mi parte, es un rotundo NO.
Empecé a hacer que mis "amigos"/conocidos me llamaran Songi, me parecía más bonito.
Solo mis padres y profesores me decían 'Seong'.
Con pereza, saqué ramen del mueble y puse agua para calentar en una cacerola.
- ¿Qué voy a hacer esta noche? ¿Una serie? ¿Una película? - comencé a hablar conmigo misma.
>.
Esas eran las dos cosas que más me apasionaban: Pintar y componer.
Pero para mis padres era simplemente una GRAN pérdida de tiempo.
Aunque no lo era para él....pero eso aún yo no lo sabía.
Hasta aquí este segundo capítulo~
Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
Mil gracias por el apoyo~
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