Sobre la mesa una gran pila de papeles estaba depositado, eran todas las propiedades Aksoy que estaban en juego. Había que venderlas para salvar la empresa.
- Señor Hamza, si quiere salvar a la empresa y mansión de la ruina que es inevitable, deberá decirle adiós a la gran parte de sus bienes. - dijo el abogado frente a él. - Hay un hombre que está interesado en comprar todo esto, acepte su oferta antes que se retracte de sus palabras.
Hamza llevó un pañuelo a su frente, no quería soltar sus bienes y dárselas a un desconocido, pero la oferta era favorable y podría ayudarlo salir de la banca rota.
- Contacta al hombre, dile que acepto su oferta. - habló.
- De acuerdo, se lo haré saber para que puedan firmar el trato. - el abogado se puso de pie y antes de irse dijo. - el asistente del comprador le hará una visita, espere mi llamada, señor Aksoy.
El hombre asintió y lo vio marcharse. Le resultaba extraño que un sólo comprador quisiera todas sus propiedades en venta. Fue una suerte, pensaba Hamza. Buscar comprador por comprador sería una tarea difícil e incluso a ese paso el tiempo empezaría a cobrarle facturas.
Salió de la oficina, de lo que antes era un lugar repleto de toda clase de personal, ahora sólo quedaba la cuarta parte o menos de eso. Tuvo que despedir a la gran mayoría para reducir gastos. Los pocos que quedaron fue una secretaria, un personal de limpieza, pocos administradores, su asistente y tres guardias.
- Nos vemos mañana. - dijo Hamza antes de irse, sabiendo que el día de mañana dos serian despedidos.
- Señor, no se olvide de mí. - habló Candas, mientras le guiñaba un ojo coqueta.
El hombre sólo asintió y se marchó.
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- ¿Cuánto reuniremos para salvar a la empresa, padre? - preguntó Jacobo, preocupado por su estatus económico.
- No lo sé, el comprador quedó en informarme. - respondió Hamza algo cansado por la situación.
En ese momento entró su asistente.
- Disculpe señores Aksoy. - dijo el hombre un poco serio. - El trailer está aquí, se llevaran los autos ahora mismo.
Jacobo miró a su padre preocupado. Con una voz desesperada por lo que escuchó le dijo.
- No el carro, a cabo de sacarlo de la empresa, es mío, me lo diste de cumpleaños.
- ¡¿No entiendes que estamos al borde de la banca rota?! - explotó el hombre. - Se llevaran todos los carros, no hay dinero para seguir pagando y darles mantenimiento.
- Pero padre.. - insistió y Hamza lo abofeteó.
- ¡Se llevarán todos los carros, dije! - gritó con más fuerza.
Jacobo lo miró con gran coraje, se negaba a creer que entraron en crisis de la noche a la mañana. Dejó de verlo y salió hasta el jardín.
Hamza una vez sólo suspiró, su mano dolía después de abofetear a su hijo, pero no se iba a permitir perder la empresa y la mansión, alguna idea se le iba a ocurrir.
Jacobo miraba como se llevaban los carros, uno a uno fue subiendo al trailer hasta que desaparecieron por completo de la mansión.
- Creo que al final a todos les llega el karma. - dijo Ada. Ella no fue despedía gracias a que se había ganado su lugar en la mansión. Además, la señora Dasha se lo pidió, sólo se podrá ir cuando oriente a una persona que estaba por llegar.
- Silencio, Ada. - dijo Jacobo molesto. - en cuanto todo esto se arregle y vuelva a tener el control, serás la primera en irte. Sólo estás con nosotros porque fuiste la última que decidió quedarse con ese sueldo.
- Espero que sus palabras se cumplan, joven Aksoy, que Dios lo escuche. - fue lo último que dijo y se alejó.
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Zaynep permanecía observando todo desde el balcón, días difíciles se avecinaban para todos en la familia Aksoy. Su puerta sonó un par de veces.
- Zaynep, baja a comer. - dijo Defne en la puerta.
Ella suspiró y fue a abrirla, ni siquiera su madre lucía bien, ya no tenía aquellas joyas en su cuerpo, ni ropas finas y peor maquillaje. Su aspecto era el de una sirvienta más en la mansión que el de la señora de la casa. Ella una mujer refinada, ahora hacia los quehaceres con la ayuda de Zaynep y la de Ada. Que bajo había caído la mujer, pensaba Defne, esa no era su vida, no tuvo conflictos en vano con su suegra para terminar así.
- Iré de inmediato. - respondió Zaynep y fue por su delantal. Después de comer había que limpiar la mesa y Ada no se encargaba de eso, ella sólo cocinaba.
Antes, una mesa adornada de toda variedad de comidas, frutas, verduras, cárnicos, flores todo lo que un ojo avanzaba a observa. Ahora se encuentra vacía, sólo con tazones de sopa y algo de arroz para todos.
- Hamza, necesito dinero para ir en taxi donde mis amigas. - dijo Defne.
- Tengo esto. - dejó caer sobre la mesa un par de monedas.
- Esto no alcanza. - reprochó Defne. - necesito más.
Hamza sacó de su bolsillo un papel y se lo dio.
- Aquí está el mapa de todas las estaciones de la metro vía, utiliza una, es imposible que te pierdas. - dijo con un semblante duro.
Defne torció sus ojo, tomó el papel y las pocas monedas de la mesa. Necesitaba una solución urgente, ya no podía seguir viviendo así, era la miseria para ella.
La comida fue en silencio, nadie habló, nadie dijo nada hasta que terminaron de cenar.
- Zaynep recoge la mesa y lavas los platos, yo iré a recostarme. Sabes que soy alérgica a todo tipo de detergente. - dijo Defne utilizando como escusa eso para no arruinar su maniquiure. - Una vez que acabes, recoges la ropa para que mañana te levantes a lavarla. - ordenó y se fue.
Zaynep sólo asintió, su madre como quiera barría o limpiaba cualquier polvo, pero siempre a medias.
- ¿ No se te hace familiar estos tratos ? - preguntó Ada.
- Si, Ada y ahora lo entiendo. - dijo ella, mientras lavaba los trastes.
- Anda ve a recoger la ropa, yo lavo el resto.
Zaynep agradeció y fue por las prendas. Sin querer pasó por la oficina de su padre y escuchó una platica con otro hombre.
- Mi hija ahora es viuda, y por condiciones de mi madre no puede volverse a casar. - dijo Hamza. - Pero al diablo su voluntad, dígale a su señor que será un placer entregársela en matrimonio.
Zaynep dio un grito mudo, no estaba preparada para un nuevo matrimonio, no todavía no, era muy temprano, todavía estaba en luto por la muerte de Mustafa. Dejó de escuchar y se fue en silencio.
- Le diré a mi señor, señor Hamza. - dijo Calender como representante y asistente. - él está muy interesado en su hija, Zaynep. Muere por conocerla y conocer a la familia.
- Ya le digo, no hay problema, de eso yo me encargo. - estrechó su mano y volvió a decir. - dele las gracias por ser él quien compró los bienes en venta, espero pronto conocerlo.
- Descuide, él mañana viaja para Estambul, sería grandioso que lo reciban aquí. Una cena para firmar el contrato y la mano de su hija en matrimonio, es el evento ideal.
- Así será, señor Calender, gustoso recibo a mi invitado de honor.
Calender estiró sus manos y se despidió de Hamza, ya en el coche sin que nadie lo vea, tomó su celular y llamó.
* Todo listo, señor Mustafa. Los Aksoy están desesperados por negociar. Mañana será su encuentro, todo va de acuerdo a lo planeado.
* De acuerdo Calender, quiero ver que cara pone esa familia cuando me vea llegar y sea yo quien los humille.