CAPÍTULO 34 Ambos esposos se abrazaban mutuamente deseando nunca levantarse de la cama y permanecer así por el resto de sus días, sólo ellos dos. De repente la puerta se escuchó. Mustafa frunció el ceño, deseando castigar a la persona que se atrevía a molestarlos. - Están tocando, debería ir a abrir. – dijo Zaynep al levantar su cuerpo y cubrirlo con las sábanas. - Si es importante insistirán. – Mustafa estaba decidido a no abandonar su puesto a lado de Zaynep, era su momento, suyo y de ella. La puerta volvió a escucharse otra vez y él volvió a molestarse. - Lo siento, pero hay que abrir y cambiarnos. No pueden vernos así. – dijo Zaynep y empezó a buscar sus ropas, que al parecer habían desaparecido en aquel remolino de emociones y pasiones desgarradoras. Enredó su cuerpo en las