Al día siguiente Olivia junto a la familia Spencer desayunaba en silencio en la sala, nadie habló sobre el evento de anoche ni siquiera Andrea tenía ánimos de molestar a Olivia. En uno de los lugares de la mesa sólo faltaba un integrante, ese era Eduardo. - ¿Dormiste bien, hijo? – preguntó Mariza en cuanto lo vio acercarse a la mesa. - No. – respondió. Su rostro se reflejaba el insomnio que vivió toda la noche. – Olivia, apresúrate, hay que ir a trabajar. – dijo y continuó avanzando. Olivia limpió los labios, la actitud de Eduardo llegó a extrañarle. No tenía ojeras o cansancio, pero se visibilizaba sombrío y con menos humor que aguantar. Antes de poder levantarse de la mesa e ir tras él, Mariza la detuvo al decir. - Va a estar irritable por algunos días. Será mejor que mantengas