A Adam le quedó una cicatriz en la ceja izquierda, producto del golpe que recibió en su examen de ascensión. Su cuerpo terrenal sufrió una herida cerebral por el impacto y tuvieron que hacerle una cirugía, aunque, gracias a la avanzada tecnología médica que había, simplemente le quedó la cicatriz en la ceja izquierda que lo hacía tener una apariencia mucho más ruda. Después de la ascensión, a la vida de Adam llegó una ola de quietud. Debía tomar unas clases obligatorias para sus últimos años antes de graduarse y ya no debía entrenar tan arduamente como antes, así que tenía espacio para conversar con sus amigos y los domingos iba a visitar a su familia para entrenar a la pequeña Lucy y así cumplir su palabra. Esta nueva rutina mucho más tranquila ayudó a Adam, ya que no se encontraba en
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