Eddy.*
— ¿Y bien? — Pregunté recargadome en la silla que está frente al escritorio.
Fernando se quedó en silencio un momento, quizás porque no viene a decirme lo que deseo escuchar.
— Ulises no soltará tan fácil al humano... Ya lo ha marcado. — Informó.
Hice una mueca por ello, conocí al pequeño Ángel desde que era un niño, corría por los pasillos de esa casa de subastas y su aroma era tan impresionante... Y su sangre es una delicia que no puedo describir, solo probé un poco, aún así, atesoro el sabor en mi memoria.
— Ya veo... Ulises es caprichoso... Me alegra que no hayan podido traerlo cuando mandé por él, estaba embarazado, no es algo que yo quiera. Ahora es un Omega... Quiere decir que yo también puedo embarazarlo. — Murmuré colocándome de pie.
— Pero señor, no puede levantarse
