DAMIEN ROMANOV
El auto se detiene en uno de mis hoteles. Elea suspira al ver en dónde estamos. No dice nada mientras la ayudo a bajar y caminar junto conmigo. No paso desapercibida las miradas que le dedican. Es una mujer muy bella que no necesita llenarse de kilos de maquillaje o de joyas preciosas para resaltar.
-señor Romanov, la suite que solicitó está lista- uno de los empleados se nos acerca.
-usted debe ser la Señora Romanova. Un gusto, soy Liam el gerente de este hotel- le extiende la mano a mi mujer pero se detiene al mirarme. Se da cuenta de su error
-por aquí señores- subimos al ascensor en completo silencio. Elea está enfrente de mi lo que me da la facilidad de apreciar su figura y más que todo su precioso trasero cubierto con aquella tela color esmeralda. Cuando digo q
