Capítulo 3

3328 Words
Luke 15 de noviembre de 2002 Las manos de Luke acariciaron suavemente el cuerpo de Emma, provocando que una sonrisa se dibujara en su rostro de ella. Le gustaba tocarla. Tocarla se sentía bien. Era como sentir miles de vibraciones a lo largo de su cuerpo que le hacían querer volverse uno con ella. Le hacía sentir posesivo y le hacía desear más de lo que nunca habría estado dispuesto a pedir a alguien. Su voz era como una canción que no se cansaba de escuchar. Se había convertido en su melodía favorita. Luke amaba el brillo de sus ojos cuando Emma hablaba de cosas que la apasionaban. Se enfadaba cuando algo la hacía sentir mal y quería consolarla con sus brazos para alejar sus miedos. Todo eso le sorprendía, considerando lo poco que se conocían en realidad. Quería abrazarla para siempre. Emma simplemente era su Emma. Su compañera. Eso era algo que él aún tenía que hablar con ella, pero que al mismo tiempo lo asustaba. ¿Cómo demonios había ocurrido tan rápido? Ni si quiera había consciente de lo mucho que la quería hasta que se dio cuenta de la realidad. Se ponía nervioso cada vez que pensaba en cómo sacarle el tema. Ella todavía no era mayor de edad y estaba dispuesto a esperar por ella. Incluso le daría tiempo antes de hacerla su compañera por los medios lican. ¡Se casaría con ella en una iglesia si eso la hacía feliz! El problema era cómo decirlo. El miedo se agitaba en su interior cuando pensaba en cómo decirle que su lobo y él la habían reconocido como su compañera en cuestión de… nada. Absolutamente no había tardado nada en reconocerla. Luke la apretó más fuerte contra su cuerpo. Tenía miedo de que lo abandonase. Ella apenas conocía sobre su mundo. Ignoraba sus leyes y podría asustarse enormemente si descubría que estaba ligada a un licántropo. Enloquecería si lo abandonaba… pero lo haría por ella. Si decidía alejarse. Aunque se volviera loco, aunque todos sus instintos exigieran que la persiguiera. Escogería la muerte antes que hacer algo para que ella lo odiara. Estaba caminando por un infierno de problemas. Las manos de Emma acariciaron sus brazos y él levantó su mentón de su cabeza para mirarla. Sus mejillas estaban tiernamente rosadas y sus labios aún estaban ligeramente hinchados por sus besos. Ella permaneció recostada sobre su pecho y lo miró con ojos curiosos. Al instante se sintió culpable. Ella estaba ahí, con él. Y él no podía dejar de pensar en las consecuencias de lo que pasaría si ella descubría que era su compañera, en lugar de disfrutar de su tiempo juntos. Se sintió como un idiota. Ella se merecía toda su atención y, ¿qué le ofrecía a cambio? Su silencio. Estaba haciendo un espantoso trabajo para mantenerla a su lado. No le extrañaría si ella lo rechazaba. Debía esforzarse más para convencerla de que era su compañero. La mejor opción para ella y el hombre que le daría lo que quisiera. Las compañeras eran importantes. Lo eran todo y sin ellas, era cuestión de tiempo que la parte lican se volviera loca y los hiciera vulnerables. Solo de imaginarse cómo sería su vida sin ella… le resultaba extrañamente inimaginable. Eso le pareció curioso. Antes de conocerla, solo podía soñar con tener una compañera y ahora en cambio… solo podía ver una triste oscuridad sin ella. Emma había sabido meterse dentro de él muy rápido. No se lo diría, pero él ya la había conocido antes de aquella noche, aunque ella no lo recordara. Había sido un encuentro fugaz y, sin embargo, había sido suficiente para captar su atención. Que hubiera ocurrido lo del vampiro y que él la hubiera encontrado a tiempo había sido una coincidencia, pero lo que vino después. Probar su sangre. Había alterado todo su interior y había enloquecido a su lobo de una buena manera. Había sido extraño, la sensación de sentir que había encontrado algo que no sabía que necesitaba hasta que lo había encontrado. Había lamentado mucho no haber conseguido una forma de contactarla cuando la llevó a casa aquella noche y cuando se volvieron a encontrar, se dijo que no iba a perder la oportunidad. No lo hizo. Consiguió su número, hablaron y tuvieron algunas reuniones. Poco a poco estaba consiguiendo hacerse un hueco en el corazón de su humana. Suya. Aquella idea lo atraía enormemente y lo hacía sentir extrañas vibraciones en su interior. Él quería que ella le perteneciera justo como sentía que ya le pertenecía a Emma. —Lo siento —tenía un nudo en la garganta. Su Emma inclinó su cabeza ligeramente y se humedeció los labios. Quería besarla. —¿Por qué lo sientes? Su corazón se apretó. Se sentía mal por ocultarle lo que realmente pensaba. —No estoy siendo una buena compañía en este momento. Emma se alejó de su cuerpo y se sentó en el sofá. Al instante Luke lo lamentó. Él había hecho que se alejara. La había hecho sentir incómoda. Entonces, ella le sonrió, se colocó sobre su regazo y acarició su rostro con sus manos. Eso lo sorprendió. Luego, se inclinó sobre su cara. —Si es por la película, eso es culpa mía. —Frunció ligeramente la nariz de una forma que le pareció adorable—. Después de todo, yo he sido la que quería ver una película romántica. Sé que los chicos no sois muy fan de esas películas. Luke le dedicó una pequeña sonrisa. Emma era demasiado dulce. —Por ti vería hasta la película más ñoña del mundo. Ella acarició sus labios con los suyos. Le gustó esa sensación. Era tan suave y dulce como ella. Su dulce Emma. Ella se alejó. —Eso es dulce —dijo—. Pero sigo preocupada. Has estado algo ausente desde ayer y me preocupa que pueda haber hecho algo que te alejara. Al instante las manos de Luke tomaron sus caderas, queriendo atraerla más a él. —No. Nada de eso. Eres maravillosa, Emma. —Realmente lo pensaba—. Soy yo el que no se está comportando como un buen no… —Calló. Emma le sonrió juguetonamente y acarició su mandíbula con sus dedos. —¿Estabas a punto de decir “novio”? El pecho de Luke se hinchó. Sus ojos se estrecharon. —Sí. ¿No debería? A Emma le gustó que él pensara así de ella. En realidad, ella ya lo consideraba su novio, pero no estaba segura de que el sentimiento fuera el mismo. Tenían una relación extraña que había comenzado con pequeños mensajes y que, de alguna forma, había avanzado hasta ese momento. Enlazó sus brazos alrededor de sus hombros, su nariz acarició la suya. —No. Quiero decir, me gusta que lo hayas dicho. Pensaba que era la única que se sentía de esa forma. —Sonrió—. Es una locura, ¿verdad? Apenas nos conocemos. Luke la apretó más contra su cuerpo. A él no le importaba que hubiera pasado poco tiempo. Ya la sentía como suya. Su instinto se lo gritaba todo el tiempo. —No es ninguna locura. —Respiró hondo. Estaba nervioso—. A veces… a veces los licántropos tienen instintos muy fuertes cuando están con alguien. Esto sucede cuando salen con otras personas. Emma pestañeó. —¿Cómo una especie de cita para encontrar pareja? —Los licántropos no tenemos citas. Emma frunció el ceño. —¿Y entonces qué hacéis cuando encontráis a alguien que os interesa? Luke se inquietó, incómodo. A Emma no le gustó cuando desvió la mirada. —Nosotros simplemente nos acercamos a quién nos atrae. A excepción de algunas veces. Ella arqueó una ceja. —Luke, si no me lo cuentas todo, no sabré a dónde quieres llegar con esta conversación. Él la miró con temor, pero el miedo no era un buen aliado. Era ahora o nunca. —Eresmicompañeraymiloboquierereclamarte. Emma hizo una mueca, aturdida. —¿Qué? Luke cogió aire. —Eres mi compañera… y mi lobo quiere reclamarte. —Lo repitió más lento. La cara de Emma fue de pura sorpresa. Se había quedado con la boca abierta y él la habría besado, si no fuera porque estaba totalmente aterrado. ¿Qué diría ahora que sabía cómo se sentía? Emma parpadeó una vez. Dos veces. Respiró hondo y lo miró a los ojos; luego, volvió a coger más aire. Él estaba a punto de romper a sudar. Estaba asustado de su reacción. De que quisiera salir huyendo. En cuestión de segundos, se arrepintió de no haber esperado más tiempo antes de soltar la bomba. Simplemente debería haber esperado a que ella se acostumbrara a él. A que hubiera tenido la oportunidad de demostrarle que podía ser el macho de su vida. Hombre. Los humanos usaban la palabra “hombre”. Ni siquiera en eso era como un humano normal. ¿Cómo Emma iba a querer permanecer a su lado? Instantáneamente, sintió el impulso de levantarse y desaparecer, pero tampoco quería alejarse de ella. Lo había arruinado todo. Cerró los ojos para evitar seguir viendo esos hermosos ojos que tanto amaba de ella. Sintió como los brazos de Emma se soltaban de sus hombros. Sus manos acariciaron su pecho lentamente y las palmas se aplanaron en él. Iba a alejarse. —A ver si lo he pillado —dijo con voz suave, aunque aún estaba sorprendida—. ¿Me estás diciendo que soy tu compañera? ¿A qué nivel de complicidad estamos refiriéndonos? Sé más claro y por favor, mírame. No voy a comerte, cariño. Solo soy yo, tratando de no perder la cabeza. Luke abrió los ojos de golpe. Ella le había llamado “cariño”. Tal vez aun había una posibilidad y no lo había arruinado. No lo había arruinado. Se lamió los labios y cogió aire antes de hablar. —Los licántropos adoptamos compañeras cuando alcanzamos la edad de consentimiento o, en tu mundo, sería lo que se llama mayoría de edad. Nosotros no somos como los humanos. Seguimos nuestros instintos y, cuando encontramos a nuestros compañeros, estos son para toda la vida. Las cejas de Emma se arquearon. —¿Algo así como un matrimonio, pero sin divorcio? Luke asintió lentamente. Seguía nervioso. —Sí… ¿Eso te molesta? Emma apretó los labios, sin saber qué pensar. Aquello que le había dicho había sido muy sorprendente. Ni siquiera sabía qué decir. ¿Compañera? ¿Luke la consideraba su compañera? Ella ni siquiera había pensado en casarse. Era demasiado joven para eso. También decía que no había divorcio. Eso significaba un “para siempre”. Lo miró. Él la miraba en completo silencio con una expresión triste. Podía ver el miedo en sus ojos y su corazón se rompió ante aquella visión. Ella no quería hacerle daño. Pero todo era tan repentino… Él lo hacía ver fácil, pero nada era tan fácil en realidad. Aunque la atracción que sentía por él era fuerte, algo así como un para siempre era muy arriesgado. —Yo… ¿Cómo sabes que soy tu compañera? —Sentía la garganta seca—. Quiero decir, has dicho que no hay divorcio. Eso es un compromiso muy a largo plazo y yo aun quiero seguir estudiando. Además, ¿y si encuentras a otra mujer que te atraiga más que yo y te encuentras unido conmigo? Eso sería una locura, Luke. Luke asintió. Podía comprender sus preocupaciones humanas, pero para los licans, no había error cuando se trataba de los compañeros. —Puedes hacerlo. Yo nunca te impediría hacer lo que tú quieres. Tu felicidad siempre será mi felicidad. Los compañeros son así. Se apoyan mutuamente. Y no creo que encuentre a otra mujer que pueda gustarme más de lo que me atraes tú. Emma intentó no perder la cabeza, ni ablandarse por sus palabras. Aún seguía dudando. —Pero ¿y si en el futuro te arrepientes? —insistió—. Yo no soy lican. No quiero que algún día te arrepientas por estar conmigo. —Eso jamás pasará —afirmó con seguridad—. Las compañeras lo son todo. Siempre estaré a tu lado, incluso si eso significa abandonar mi manada. Sus ojos se agrandaron. —¿Te obligarían a dejarla? Luke sonrió con ternura. —No. Mi Alfa es un buen hombre y él nos permitiría estar juntos. Emma suspiró, aliviada. Al menos no tendría que preocuparse porque lo echaran a la calle a causa de ella. Sin embargo, todavía no dejaba de sentirse intranquila. —¿Y tu familia? ¿Qué dirán ellos? —Ellos estarán felices por mí. Es difícil encontrar a nuestros compañeros así que cuando aparecen, los atesoramos. —Aun soy muy joven, Luke… Él suspiró. —Lo sé. Lo he pensado miles de veces, créeme. Emma le devolvió la sonrisa. —Yo estaré dispuesto a esperar todo lo que tú necesites, hasta que estés dispuesta a realizar el vínculo conmigo. Será difícil porque mi lobo quiere reclamarte, pero seré paciente. Te lo prometo. Emma sentía que su cabeza le daba vueltas. Se abrazó con fuerza a Luke, necesitando de algo para sostenerse. Necesitaba poner un orden en todo lo que le había contado. >. Esa era una palabra muy fuerte en su mundo por lo que le había contado Luke. No había divorcios, así que eso significaba que siempre estarían atrapados juntos. No es que le molestara. De alguna extraña manera, la idea de pasar con Luke el resto de su vida, le parecía increíblemente tentadora. No obstante, aún tenían cosas que necesitaban solucionar. —Todavía no me has explicado cómo sabes que soy tu compañera. Él pareció avergonzado. Sus mejillas se tiñeron ligeramente de rojo. Casi le parecía que lo estaba soñando. —Yo… ¿Recuerdas la noche que nos conocimos? Ella asintió. Era imposible no recordarlo. Aquella noche había pasado mucho miedo y había estado a poco de morir en manos de un vampiro en busca de su desayuno. Fue una suerte que Luke pasara por ahí en el momento correcto y le salvara el culo. —No te enfades. Emma frunció el ceño. Eso no sonaba bien. —¿Por qué iba a enfadarme? Nuevamente, él pareció avergonzado. —Esa no fue la primera vez que te vi. —Creo que me acordaría si te hubiera visto antes —estaba completamente segura de eso—. No todos los días conozco hombres lobo, ¿sabes? Él sonrió. —Prefiero que me llames lican, amor —suspiró—. En realidad, te vi antes. No sé si lo sabes, pero Cameron es mi primo por parte de madre. Yo… Bueno, fui a recogerlo un día y te vi con Belinda. Se sorprendió. No recordaba haberse encontrado nunca con Luke en casa de los Black. Lo recordaría de ser así porque Luke no era algo difícil de obviar. Es decir, era un tiempo enorme e increíblemente guapo. ¿Cómo podría haberlo pasado por alto? —¿Cuándo fue eso? Sus mejillas se calentaron. —Hace meses… por alguna razón no pude sacarte de mi cabeza. Incluso me ofrecí a recoger siempre a Cameron con la esperanza de volver a verte. Aunque no se dio la ocasión —añadió rápidamente. Emma tomó aire. Aquella confesión no la habría esperado en su vida. ¿Le estaba diciendo que él prácticamente sabía de ella incluso antes de que fuera atacada por ese vampiro? Una idea creció en su cabeza y se estremeció. ¿Tendría él algo que ver con ese ataque? —Luke, tú… —Luego sucedió lo del ataque de esa sanguijuela. —La interrumpió con un gruñido. Parecía muy enfadado por el recuerdo de lo que pasó—. Nunca esperé encontrarme de nuevo contigo de esa manera. Jamás me había alegrado tanto en mi vida de hacer una patrulla. Emma sintió que podía volver a respirar. Él no estaba relacionado con ese vampiro. Sonrió. —Has dicho sanguijuela. Luke resopló. —Lo es. Prácticamente te quitan la sangre. Sus manos acariciaron el pecho de Luke, en busca de una distracción. Los ojos de él se cerraron por un segundo y lo escuchó gruñir de placer. Cuando volvió a abrirlos, sonreía. —Todavía sigues sin decirme como sabes que soy tu pareja. Se lamió los labios y gruñó ligeramente. —Se podría decir que es instinto y que está en la sangre. Yo ya sentí algo cuando te vi y cuando curé tus heridas y probé tu sangre… —Negó la cabeza con una sonrisa—. Fue ahí cuando supe que eras mi compañera. No tienes idea de lo que lamenté no conseguir tu número aquella vez, pero tenía esperanzas de volver a verte. —¿Qué es eso de la sangre? ¿Una especie de análisis de ADN que te permite conocer a tus compañeros compatibles? —Compañera. Solo una —respondió con el ceño fruncido—. Y es más que eso. Los licans tendemos a dejarnos llevar por nuestros instintos. A veces, cuando creemos que hemos encontrado a nuestro compañero, probamos su sangre durante las relaciones y así vemos si… —Espera. Espera. Espera —lo cortó—. ¿Relaciones? ¿Me estás diciendo que folláis y bebéis la sangre del otro para comprobar si sois compañeros? Luke hizo una mueca. —Solo el macho es que el suele tomar la sangre de la hembra para comprobar si son compañeros. Si fuera mutuo, nos enlazaría para siempre. Tú beberías de mi sangre si decidiéramos enlazarnos como compañeros. Emma decidió obviar que le había dicho que bebería su sangre. La idea de beber la sangre de otro le producía arcadas, pero ahora eso no era importante. Tenía muchas preguntas y él mucho que aclararle. —¿Lo has hecho antes? ¿Bebiste la sangre de otras durante el sexo? Por un momento, el miedo creció en ella. No quería imaginarse a Luke tomando la sangre de otra. Aquella idea dolía como la mierda y era algo sobre lo que no quería recrearse. Él negó, lo que provocó que una sensación pesada desapareciera de su pecho. —No lo he hecho nunca. Ninguna vez sentí el instinto de probar la sangre de otras mujeres mientras manteníamos relaciones. Emma suspiró de alivio. Al menos no tendría que vivir con la imagen de él teniendo sexo con otras mujeres y bebiendo su sangre. No obstante, no se perdió el hecho de que había dicho “mujeres”. Plural. Eso quería decir que había tenido muchas amantes antes que ella. Tampoco es que pudiera decir nada en contra de eso. No es como si ella nunca se hubiera acostado con otro hombre antes. Eso habría sido hipócrita por su parte. Aun así, la duda entró en ella. ¿Habría tenido una gran cantidad de novias antes que conocerla? Habitualmente no era celosa, pero no mentiría en que se sentía posesiva con Luke. Él inclinó la cabeza, captando su atención. —¿Emma? Ella se mordió el labio. —Tú… ¿has tenido muchas novias antes de mí? Emma observó como Luke se sorprendía. Sintió el calor correr en sus mejillas. No tenía que haberle preguntado nada. —No. —Se humedeció los labios—. Los licans rara vez tenemos novias. Tu eres la primera. Suspiró de alivio. Era la primera, pero seguía habiendo algo en cómo lo había dicho que se le hacía extraño. Aunque se le seguía haciendo raro imaginarlo con otras mujeres y mucho más todo ese asunto del rollo lican, no negaría que le agradaba pensar que era la primera que había importado lo suficiente como para ser su novia. La había llamado su compañera. Lo besó en los labios suavemente. Puede que aquello fuera extraño y nuevo para ella. Su mundo era diferente del suyo, sin embargo, estaba decidida a descubrir que era lo que les esperaba a ambos. Después de todo, Luke era su locura.
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