“El lobo podrá cambiar de apariencia, pero nunca de intenciones.”
Proverbio
Debido a la presión que ejercían sus músculos para adquirir el tamaño de su osamenta real, Boris la terminó soltando. La hermosa chica estaba paralizada, aunque quiso correr las piernas no le daban.
—¿Qué es esto, Boris? —preguntó y sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Soy, un lobo —dijo con una voz ronca y ahogada que parecía emerger de su interior.
—¡Nooooo! —gritó ella y cayó desmallada entre sus brazos. Boris la cargó y la recostó en la cama.
Luego caminó hacia la ventana y desde allí, lanzó un aullido desgarrador. Boris miraba la luna con desprecio, su vida era un absoluto caos y a pesar de haber decidido vivir como humano y rechazar su linaje, su realidad era inmutable, siempre sería un licántropo.
