La sorpresa es clara en su rostro, así mismo como también la compasión por mí. —Yo… Todo esto comenzó conmigo, yo fui la que fue imprudente —explico e intento calmar mis ganas de llorar—. Además, hace poco vi a Alessandro pedirle a esa chica Serena que lo dejara en paz. Es ella quien lo busca, aunque no lo crea. No tienen nada, él hace mucho terminó con ella; me dijo algo así como que está loca… parece que le tiene miedo. —Querida, ¿él te pidió que me dijeras todo esto? ¿Qué te hizo para que lo defendieras? Sé que debo decirle algo convincente para que pueda entrar en razón. No importa si vuelvo a pisotear mi dignidad. —Por favor, no se lo diga a nadie —sollozo e inclino la cabeza—. Alessandro… se sentía tan desesperado por no perder su puesto en la compañía que me pidió que me casa