Me miró y noté el amor en su rostro. —A veces siento que sí lo harás —susurró—. A veces siento que nunca podré estar contigo. Y no puedo soportar la idea. Al final fue Alessandro el que se mudó de país. Cuando se graduó de la universidad, se fue y por años no supe nada de él. Y sí, fue como me dijo, la idea de tenerlo tan lejos me destrozaba el alma. Pasaba semanas llorando de noche, abrazando una de sus fotos, reciclando recuerdos de todos los momentos que pasamos juntos. Sentía que me moría en vida, culpándome por todo lo que había hecho mal. Pero ese año en el que estábamos en su biblioteca la idea nos parecía absurda. Habíamos crecido juntos y apenas si nos separábamos para las vacaciones unas semanas y nos extrañábamos profundamente. —No me voy a apartar de ti —le dije—. Sobre