Sabía que este día no sería un día cualquiera, hoy se suponía que debía ir y conocer a mi prometida, a esa atrevida y salvaje plebeya sin gracia. -Sr Daniel, su auto ya está listo. -Bien, gracias.Diles a los guardaespaldas que se retiren. -Como usted ordene. Hoy pensaba ir por mi cuenta, al menos tenía esa potestad, ya que mis padres deseaban que estuviera resguardado casi siempre.Yo ya no era un niño que pudieran manejar a su antojo como antes, lo único que no podía refutar,era ese estúpido compromiso. -Vamos Daniel,cambia esa cara, hoy conocerás a tu linda y hermosa prometida.-Se acerca y trata de consolarme, no lo dudaría si no se estuviera riendo.-Oye Kamil, dile algo tu también. -Deja de burlarte Leo, a menos que quieras perder tu trabajo y ganarte un buen grito. -¿Pueden dejar