6 Addy gruñó mientras ella pateaba zapatos negros Dansko en la pequeña habitación de empleados detrás de la cocina. Incluso la temporada baja en Tahoe la ponía a prueba con cada turno. Por las últimas ocho horas, ella había estado de pie de mesa a mesa o doblando servilletas alrededor de los platos. Ella sacó las propinas de sus bolsillos y de su delantal. Addy había estado trabajando por los últimos diez días seguidos, sin contar el día que faltó por la peor resaca de su vida. Gracias a dios que las nuevas chicas que contraté comenzarán pronto, pensó ella. “¡Hey!” Su hermana estaba parada en la puerta, tenía la cara fresca y estaba lista para encargarse de la transición del horario de almuerzo a la hora feliz. “¿Has visto a Dawn?” “Sí”, dijo Addy con un suspiro. “Creo que fue a bota