CAPÍTULO 05 | Conejita o Elfo |

2145 Words
Mi respiración está acelerada ¿Acaso piensa asesinarme? Me pregunto, mirando cómo sus labios tienen una forma muy bonita ¡Concéntrate! Reclama mi mente. Puede que este sea mi final, pienso. Ante el poco conocimiento que tengo de defensa propia. ─¿Qué se te… ofrece? ─Logro preguntar ante sus ojos oscuros y el cejo fruncido. ─Quiero saber qué ve mi padre en ti, pero no logro entenderlo… verás, eres torpe, enana, dudo que tengas una especie de talento a menos que sea atender llamadas telefónicas y traer el café ─manifiesta. Era decirme qué se le ofrecía, no destruirme. Pienso arrugando mi nariz. ─¿Qué… haces? ─Cuestiona ante mi gesto. Coloca su mirada desconcertada en mí. ─Es mi cara de molesta ─menciono casi en un gruñido. ─Pareces… un conejito molesto ─musita arrastrando las palabras con una voz que podría ser el narrador de mis sueños más húmedos. Niego con mi cabeza, al sentir cómo hace ademán de tocar mi cabello. ─Niño malcriado ─farfullo, empujándole. Pero es como si quisiera mover una torre de concreto. Inútil. Él esboza una sonrisa. ─Esto se llama acoso laboral, por si no sabías y puedo denun… ─¿Tú vas a denunciarme con recursos humanos? Hazlo, inténtalo. Yo les diré que estabas muy dispuesta a dialogar. Porque eso estamos haciendo ─recalca, alejándose de mí. Las puertas se abren, dejándome salir corriendo de allí. Dejo su mirada a lo lejos, con una sonrisa en los labios. Se vuelven a cerrar para mí, dejándome en el recibidor. Hurgo en mis bolsillos mi celular, saliendo de allí para encontrarme con Logan. Quizás él pueda entender mejor esta situación. Ahora que tengo a satanás de enemigo, pisándome los talones para hacerme vivir en su infierno. Mis piernas se mueven nerviosas mientras me como el plato grande de espaguetis con salsa blanca. Logan me mira desconcertado. ─Estoy a nada de ir a matarlo ─farfullo luego de que le comenté lo ocurrido hoy en el trabajo. ─Es que no puedo entender… no, no tengo que entender, le voy a asesinar con mis propias manos por meterse con mi elfo ─agrega mirando sus manos. La tira de espagueti queda en mi boca mientras le observo con desconcierto. ─¿Elfo? ─Cuestiono ofendida. Él rasca su nuca, terminando de recostar su espalda en la silla, se ve tan sereno demostrando sus músculos y tatuajes. ─Uno muy valioso, claro ─dice, tratando de aclarar. Ruedo mis ojos, terminando de comer el plato. Tomo la copa de vino, embebiéndome el líquido tinto que se encontraba aún en ella. Limpio mi boca y le doy un golpe a la mesa. ─El postre ─gruño, tratando de sopesar cómo sobreviviré en ese trabajo sin terminar en un colapso nervioso. ─Ves, que si eres un elfo… gruñón ─dice con una sonrisa, levantando la mano hacia la mesera que le sonríe de más. Dejo salir un bufido, cruzándome de brazos. Para él es más fácil conseguir pareja, todas quieren con él. Es que solo mírenlo, tan guapo y con una sonrisa tonta. Ilusas todas, porque él es incapaz de enamorarse de una. ─Un Brownie con helado de vainilla ─pide animado. ─Aquí es muy delicioso, claro, no como el que yo preparo ─agrega. Hago una mofa por su petulancia. Él me saca la lengua, levantando su brazo al mechón de mi cabello que se quería interponer en mi boca. Apartándolo y dándome una sonrisa, en un reflejo de defensa ante sus encantos, aparto su mano con la mía. ─Te ves, muy linda con ese traje, eres un elfo verdecito ─murmura, chasqueando su lengua y mirando hacia abajo. Entorno mis ojos en él. ─¿Algún consejo para sobrevivir? ─Cuestiono obviando su comentario. Logan toma una bocanada de aire para mirarme con más intensidad. ─Mándalo a la mierda, hazle también la vida imposible ahí. Eres intocable como te dijo el viejo, aprovéchate de eso… si se llega a propasar, házmelo saber. Tengo dos amigos que querrán conocerlo... ─menciona sereno como si fuera fácil ─…puñito ─dice mostrándome el puño de su mano derecha ─. Ensucara ─agrega indicándome el otro puño izquierdo. Niego con la cabeza una sonrisa, que se convierte en una carcajada. La chica deja el postre en la mesa y procedo a devorarlo. ─¿Iremos a la fiesta de Halloween de Pamela? ─Cuestiona metiéndole un dedo a mi helado de vainilla. ─Todos los años asistimos ¿De qué te quieres disfrazar? ─Murmuro, mirándole los ojos. ─Quiero irme de vampiro, es sensual ─acota rascándose la mandíbula. ─Ya lo eres… el chupa v*****s de la ciudad ─suelto con una risa torpe ¿Eso fue un ronquido? ─Ja, ja…muy graciosa ─dice ofendido. ─Que risa tan… femenina ─acota burlándose de mí. ─¡Oye! Tiene su encanto ─declaro, empujándole con mi mano. Logan se carcajea imitando mi risa, mientras se sostiene el estómago de dolor. Recibo el abrazo de mi amigo, que dura más de lo normal. Me aparto de él, mirando sus lindos ojos, jalándole un mechón de su cabello él hace un quejido suavizándose la cabeza con su mano. ─Pórtate bien ─digo, alejándome para cruzar la calle concurrida de la ciudad. Él se queda viéndome a lo lejos, hasta desaparecer entre las personas, una sonrisa permanece en mi rostro. Almorzar con Logan me hizo sentirme más segura, él tiene el encanto necesario para hacerme ver las cosas de diferente manera antes de entrar en un colapso nervioso. Dejo salir una bocanada de aire, mirando los puestos de comida rápida peculiares de la gran ciudad donde la mayoría de las personas caminan con prisas en sus trajes ejecutivos y vestidos muy elegantes, no hay intermedio. O estás de camino a una gran fiesta, pasarela, grabar un comercial o simplemente a algunas de las torres de trabajo que ahogan el lugar. Elevo mis ojos a una figura que llama mi atención… Magnus, este se encuentra entrando a un auto lujoso junto a una rubia de piernas largas. Parpadeo tratando de visualizar mejor, siempre me quiero mantener informada, eso no quiere decir que sea una entrometido. Capaz puedo usar esto en su contra, pienso rápidamente, apresurando mis pasos a la entrada del edificio donde laboro. Él se encuentra dentro del auto con un semblante muy serio, aflojándose la corbata como si le sofocara. Mientras que la chica se le inclina encima con una sonrisa, el auto termina de desaparecer de mi vista, dejándome con una historia abierta en cuanto a esos dos personajes. Decido culminar mis horas de trabajo y subo el edificio con prisas. Golpeo nuevamente la máquina dispensadora de golosinas para irme finalmente del trabajo, con un premio de mí para mí. Pero la máquina quiere que me vaya sin nada. ─¡Estúpida, dame mi dulce! ─Farfullo, dándole una patada. ─Oye… conejito enojado ─menciona una voz familiar que me eriza la piel, sobresaltándome. Me coloco la mano en el pecho, sintiendo los latidos fuertes de mi corazón. Observo una sonrisa sardónica en su rostro, muy maquiavélica para mi gusto, junto por supuesto todo el completo de “creado por los Dioses del olimpo” que es su rostro. ─¿Qué haces tú aquí? ─Cuestiono arrugando la nariz, él me ignora apartándome de la máquina para presionar unos botones y liberar mi bolsita de tira rojas de dulces. Se inclina, tomándola para dármela. ─Con delicadeza, ella te da lo que quieres ─menciona con ironía. Suelto un bufido y una risa. ─¿Tú, delicado? No me hagas reír ─digo, metiendo la bolsita en mi cartera, para girarme e irme lejos de satanás. ─Se dice: “Gracias” ─suelta en mi espalda. Me giro, pero muy rápido, tropezándome. Genial, no puedo quedar bien en ningún lado. Ruedo los ojos, cuando él me sostiene. Me alejo como si su tacto ardiera, y así es. Él me da una sonrisa. ─Tranquila, suelo tener ese efecto en la mujeres… caen a mis pies ─dice con prepotencia. Aprieto el asa de mi cartera para irme con la poca dignidad que me queda. Alejándome o huyendo nuevamente de Magnus. Dentro del Sedán rojo, mi frente descansa en el volante, mientras trato de nivelar el enojo que fluye dentro de mí. ─¿Por qué a mí? ─Me pregunto, colocando el auto en vía al primer restaurante que vea.  Toco el timbre de la casa de Logan, esperando en medio del frío otoñal, me abrazo a mi traje. La puerta de abre con un torso desnudo y bien formado. Entro rápidamente, pasando de él, para dirigirme a su cocina. ─No sé por qué sigues pensando que soy un restaurante y de paso te vas sin pagar ─menciona a mi espalda, cerrando la puerta. Miro su semblante con una sonrisa, se restriega el rostro. ─¿Estabas durmiendo? ─Cuestiono por su aspecto. ─Acabo de tomar una siesta restauradora de energía, la chica que se fue hace un momento me la absorbido por completo ─dice con un tono sugestivo. Hago un gesto de asco con mi nariz. ─A lo que voy ─digo, hurgando en su horno, encontrándome con pavo a la naranja recién horneado. Miro con desconcierto que las porciones están completas. Me coloco erguida, con una mano en la cintura. ─¿Ni siquiera le diste de comer? ─Pregunto por su falta de caballerosidad. Logan se lanza en el sofá, encendiendo su televisión. Puedo notar cómo cruza sus brazos detrás de su cabeza, mostrándose despreocupado. ─No nos dio tiempo de comer… fue directo al postre. Es una golosa ─responde con jocosidad. Ruedo los ojos por sus respuestas escasas de sentimientos. Tomo dos porciones para llevarle a mi padre y un poco de arroz. Colocándolo en mi envase de tapa rosada que siempre dejo en la casa de Logan, lo oculto en mi cartera. ─Sabes bien que pocas personas tienen el placer de probar mi comida ─declara con un tinte de seriedad. Hurgo en mi bolso la bolsita de dulces que había dejado en el olvido para lanzársela. Él la atrapa en el aire. ─Gracias por la comida, te quiero. Sensual y estúpido ─digo, guiñándole el ojo, él se queda con una sonrisa en su rostro cuando salgo de su casa.  Observo a mi padre, comer animadamente, él me cuenta sobre su día, recibiendo muchas noticias buenas. Le doy una sonrisa, admirando cómo ha podido ser tan fuerte y siguió con su vida. Él se merece vivirla y no ahogarse en una depresión. Levanto mi plato, lavándolo y dejándolo en el lavavajillas. Recuesto mi espalda del mesón, cruzando mis piernas para comerme una manzana. ─¿Te aprobaron lo de tu seguro? ─Pregunta llamando mi atención. Tomo una bocanada de aire. ─Mañana me van a dar respuesta, hoy he enviado mi propuesta a recursos humanos ─digo con un tinte de ánimos. ─Lo vas a lograr ─menciona, le doy una sonrisa que comparte. Tomo mi celular, encontrándome con el aplicativo para conseguir el donante perfecto. Es como un Tinder pero de espermas. Observo el monto, pareciendo absurdo, solo podría pagar una parte, pienso. Mordiéndome la uña del pulgar con ansiedad. Abro y cierro el aplicativo una y otra vez, apareciéndome los prospectos con sus datos biológicos. Puedo notar uno que llama mi atención, tiene de perfil una motocicleta Harley Davidson de color marrón, leo a detalle sus datos, arrojándome un buen candidato. “DM” Sangre tipo: O Negativo. Color de ojos: Marrones. Color de cabello: Castaño. Color de piel: Morena. Mezcla de razas: Mestizo (Padre caucásico y madre afroamericana) Nacionalidad: Estadounidense / Zimbabuense Enfermedades biológicas: No precede. *Deslazar exámenes médicos anónimos* Discapacidad: No precede. Hijos: No precede. Esposa: No precede. Estatus social: Sin definir. Biografía: Si me eliges, quisiera llegar a términos que me involucren en la crianza. Me gustan los libros de romance, no creo en los cuentos de hadas, el verdadero amor se quedó en la literatura. Pinturas de óleo, la motocicleta que me regaló mi madre una buen copa de vino y los viajes largos de carretera. ¿Era describir lo que me gusta o lo que esperan de mí? *Para leer más de este perfil, adquirir el plan Premium* Suspiro, ¿Por qué todo se tiene que pagar? Dejo el celular a un lado luego de tomarle captura y mandárselo a Logan y a Raquel, para que me den su opinión. Solo me fijaré si no tiene alguna enfermedad hereditaria o algo por el estilo. Busco en el refrigerador un vaso de jugo, mi padre me besa la coronilla y se va al sillón para trabajar en su computador. Camino hacia mi cuarto viendo la respuesta de mis amigos, proporcionándome una sonrisa. Logan sensual estúpido: Llámame. Raquel Zanahoria: Quedé sin palabras con su biografía, no sé si decir si es muy ególatra o muy mi tipo. De todas maneras se nota que es un romántico empedernido, pero suena como un lobo solitario. Leo buenos genes ¡Me gusta ese! A comparación del pelirrojo natural con obsesión por el chocolate ¡Hola, Diabetes! 
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