Le agradecí, registré mi firma y seguimos al “botones” hacia la suite, en el trayecto Juli me explicó que habían reservado una suite de tres habitaciones sin importar su precio ya que a Luis le gustaba el lujo y la comodidad que ésta tenía ya que estando situada el último piso nadie podía verlos cuando se metían al jacuzzi. Su explicación me pareció rara sin embargo como invitada no criticaría su decisión. Al entrar en la suite quedé impactada, era prácticamente una casa, algo que ni en mis más locos sueños podría haber imaginado como una habitación de hotel, tenía sala, cocineta, comedor, tres habitaciones con todos los lujos posibles y una enorme terraza con una gran tina jacuzzi, bar, varias sillas, camastros y una mesa para masajes.. Al salir el botones yo les dije —No lo puedo creer,