Capítulo 11. Amor En Tiempos Prohibidos

656 Words
**Capítulo 11: Amor en Tiempos Prohibidos** Ana y Daniel habían enfrentado obstáculos, desafíos y el juicio de sus familias y la sociedad para estar juntos. A pesar de todo, su amor seguía ardiendo con una intensidad que no se desvanecía. Se habían convertido en cómplices en un mundo que a menudo parecía estar en su contra. A medida que el tiempo pasaba, Ana y Daniel aprendieron a encontrar la belleza en los momentos cotidianos que compartían. Desde las mañanas compartiendo el desayuno en su pequeño apartamento hasta las noches en que se acurrucaban juntos en silencio, cada momento juntos se volvía precioso. Sabían que su amor estaba en contra de las convenciones sociales, pero no podían evitar sentir que estaban viviendo una historia de amor única. Sin embargo, había momentos en que la presión y el peso de sus decisiones los hacían tambalear. La mirada crítica de algunos miembros de sus familias aún pesaba sobre ellos, y el mundo exterior a menudo les recordaba lo inusual de su relación. Pero en esos momentos, encontraban refugio el uno en el otro, recordándose mutuamente por qué habían elegido enfrentar el desafío de estar juntos. Una de las tradiciones anuales de la familia de Ana era una gran fiesta en su mansión. Este evento era una muestra de la influencia y el estatus social de la familia, y Ana había asistido a todas las ediciones anteriores con un acompañante que sus padres habían elegido para ella. Sin embargo, este año sería diferente. Ana y Daniel habían decidido que era hora de enfrentar a la sociedad juntos. A pesar de las miradas críticas y los murmullos de los invitados, llegaron a la fiesta tomados de la mano. La tensión en el aire era palpable, pero Ana y Daniel se apoyaron mutuamente mientras recorrían las elegantes habitaciones de la mansión. Marta y Alberto, los padres de Ana, los observaban con ojos fríos desde el otro lado de la sala. Fueron abordados por amigos y conocidos que expresaron su desaprobación en susurros y miradas. Ana y Daniel se sentían como dos extraños en medio de su propia familia y su círculo social. Sin embargo, a medida que la noche avanzaba, comenzaron a notar que no todos los invitados compartían la misma actitud hostil. Algunos se acercaron a ellos para expresar su apoyo y admiración por su valentía. Había quienes entendían que el amor no siempre seguía las reglas establecidas. En medio de la fiesta, Ana y Daniel compartieron momentos de complicidad y amor. Bailaron juntos en la pista de baile, ignorando las miradas curiosas y críticas que los rodeaban. Se dieron cuenta de que estaban demostrando que su amor era real y fuerte, y eso les dio una sensación de empoderamiento. Sin embargo, la noche no estuvo exenta de conflictos. Marta, la madre de Ana, finalmente se acercó a ellos con una expresión de desaprobación. "Ana, esto no es apropiado. Deberías reconsiderar tu elección y volver a tu vida anterior." Ana miró a su madre con determinación. "Madre, te amo, pero mi elección es estar con Daniel. No puedo volver atrás." Daniel también intervino, con calma pero firmeza. "Señora, comprendo sus preocupaciones, pero nuestro amor es real. No queremos causarles dolor, pero tampoco podemos negar lo que sentimos." La conversación con Marta fue tensa y emotiva, y no llegaron a un acuerdo. Sin embargo, Ana y Daniel sabían que habían dado un paso importante al enfrentar la sociedad juntos en la fiesta. Habían demostrado que su amor era más fuerte que las convenciones sociales y que estaban dispuestos a luchar por él. A medida que los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses, Ana y Daniel continuaron construyendo su vida juntos. A pesar de los desafíos y las dificultades, su amor seguía siendo la fuerza que los sostenía. Encontraron formas creativas de enfrentar las tensiones familiares y los juicios de la sociedad, y cada día su amor se fortalecía.
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