Pasaron un par de semanas, la relación marcha maravillosamente bien, me siento tan feliz, tan bendecida, tan afortunada, de tener una persona que se preocupa por mí, que me da eso que yo esperaba tanto de un hombre, porque una pareja atenta es lo mejor que puede existir; que te diga todos los días, que si comiste, que si todavía tienes tal dolor, que te cuides. No es esa necesidad de ser intenso, estar ahí, presente. Yo me sentía así, porque nunca había tenido la oportunidad de sentirme prioridad en la vida de alguien, y eso es tan bonito sentirse feliz, porque uno irradia alegría, se nota a leguas tanta felicidad, los ojos brillan, el alma de uno se desborda porque la actitud de uno es tan positiva y contagiante que así pasen cosas negativas uno tendrá esa sonrisa radiante. No hay nada má
