Al ver el rostro pálido y la mirada demacrada de Chandler, Michael frunció el ceño y quiso seguir adelante, pero una voz en su corazón le dijo: "La enfermedad de Tony aún no se ha estabilizado y no es el momento para que se reúnan. Además, ahora está débil y no podrá soportar más estímulos y preocupaciones". Jason acompañó con cuidado a Chandler hasta el enorme cristal de la sala de cuidados intensivos del bebé. Señaló a un bebé envuelto en una manta rosa y dijo con una sonrisa: "¡Es ella, justo aquí!" Siguiendo la dirección del dedo de Jason, Chandler vio a ese pequeño bebé. Tenía una cara rosada y tierna y pestañas largas. Si no hubiera sido tan delgada, sería más hermosa. Chandler alargó la mano para tocar el cristal, como si hubiera tocado la cara de su hija. La miró con ate