Chandler había estado sumergido en la bañera durante casi una hora. No fue hasta que el agua de la bañera empezó a enfriarse que Chandler finalmente salió de la bañera con cansancio.
Mientras se limpiaba el agua de su cuerpo con una toalla, Chandler vio su rostro en el espejo sobre el lavabo.
Sus mejillas y boca estaban todas negras y azules, su cabello también estaba desordenado, sus brazos y piernas estaban llenos de moretones.
Chandler frunció el ceño cuando vio estas heridas. Ella exclamó en su corazón, que noche tan conmovedora. Sin embargo, afortunadamente sus músculos y huesos no resultaron heridos y no sufrió ninguna humillación. Esto ya fue una gran bendición en esta desgracia.
Parecía que Dios la favorecía después de todo. Justo cuando estaba a punto de ser destruid
