Por la noche, Chandler se duchó y se subió a la cama en pijama. No podía conciliar el sueño después de dar vueltas y vueltas, y su mente estaba llena de Michael. Se acostó en la almohada y parecía que todavía podía oler su aroma. Chandler sintió la urgencia de ponerse la ropa y llamar un taxi para ir a su casa, pero al final se contuvo. No habría una vida feliz en el futuro si ella no tolerara todos estos sufrimientos. Ella no podía romper su promesa. ¡Pronto pasaría medio mes, y ella debía aferrarse a él! Anillo... Anillo... Anillo... En la noche, el teléfono móvil de repente brilló y sonó en la mesa auxiliar. Chandler tomó su teléfono y miró la pantalla parpadeante, y de repente se sentó. Fue una llamada de Michael. Su número seguía parpadeando en la pantalla del telé