Quién dijo Amantes?

Capítulo 1. Te volviste loca, ¿sabes cuánto cuesta esta camisa? Mi nombre es Ivanna, tengo veinticuatro años, y estoy desesperada. Al principio no pensé mucho en lo que hacía, creí que era la mejor solución a mi problema, pero ahora no estoy tan segura. -- ¿Podrías decirme en que parte de tu cerebro pensaste que esto no es ilegal? – me dice el hombre que está frente a mí, la verdad es que en ninguna parte. Estaba tan molesta y simplemente actúe por impulso, de pronto comienzo a escuchar una sirena, como es posible que escuche una sirena en el piso diez de un edificio, -- “Somos de la policía, le recomiendo que salga con las manos en alto” – me dice la voz desconocida que habla a través de un parlante, veo al tipo frente de mí que sonríe con burla, ya he perdido tanto en la vida que mi libertad es algo valioso que no estoy dispuesta a perder, pienso un segundo, * ¿qué puedo hacer para salir de esta situación? * De pronto algo me viene a la mente, estoy segura de que, con eso, tendrán que dejarme libre, en estos días nadie soporta un escándalo, y menos en la oficina donde trabaja. Me acerco al tipo que viene burlándose de mí desde hace rato, la verdad es que es bien parecido. Podría decir que un poco más que eso, observo su mano y veo que lleva un anillo ¡perfecto!, eso quiere decir que podría estar casado, no estoy muy segura porque hoy en día todos los hombres utilizan anillos y no necesariamente están casados, pero tendré que jugármela y rezar porqué lo esté, así será mucho más fácil que caiga en mi trampa. Y así de molesto como está, aunque se ve tan varonil, la verdad es que se ve muy lindo. Me doy un golpe en la cabeza, ese hombre hace que deje de pensar en lo más importante, el lio en el que me acabo de meter. -- ¿Qué vas a hacer?, parece que está vez estás metida en un serio problema – wau hasta su voz es hermosa, pero, me doy cuenta de que se sigue burlando de mí, pongo mis manos en su camisa y comienzo a desabotonar uno por uno sus botones, -- ¡Estás demente!, ¿qué pretendes hacerme? – me comienza a gritar, veo que la burla de sus ojos desapareció en un segundo y la verdad es, que por más lindo que me parezca, está comenzando a irritarme, nuevamente escucho la bendita sirena. -- ¡Tiene cinco minutos para salir!, ¡si no quiere que tiremos abajo la puerta! – otra vez el policía, ¿cómo es posible que hayan llamado a la policía tan rápido?, solo han pasado diez minutos desde que entre a esta oficina, entiendo que esta empresa es muy importante y todo, pero ¿acaso tienen convenio con la seguridad policial o algo parecido? -- Aja, ¡ahora sí estás perdida! – otra vez la burla, la verdad es que no tengo más tiempo para perder, veo a este hermoso espécimen de la r**a humana y utilizo toda mi fuerza para romper la camisa que lleva puesta, incluso hasta me parece y es una de esas de edición limitada, aunque no creo que un simple gerente o administrador gane tanto para comprarse una, en todo caso podría hacerlo el dueño, veo como los botones salen volando a mi alrededor. -- Te volviste loca, ¿sabes cuánto cuesta esta camisa? – me cuestiona, pues no tengo la mínima idea, para ser una imitación era muy buena, y sí seguro que también muy cara, -- ¡wau sí que tiene un cuerpo de infarto! – pienso en voz baja. Creo que perdí algunos segundos preciados en observar su musculatura, muevo mi cabeza para sacar todos estos pensamientos de mí mente y continúo con mi plan. Llevo mis manos hasta su pantalón y abro su broche, bajo el cierre y me encuentro con su ropa interior, -- ¡madre mia! -- no puedo creer que también utilice una marca lujosa en su ropa interior, este hombre compra imitación hasta en su ropa interior, ese simple bóxer en la marca original debe costar lo mismo que un mes de mi universidad, como es posible que hayan cancelado mi beca, si el administrador de esta empresa puede ponerse unos bóxer de imitación de una marca tan cara, no me imagino lo que utilizará el dueño, esto solo hace que me moleste más, -- ¿Quieres abusar de mi en solo tres minutos y medio? Sí que eres una demente – me dice y le agradezco por llevar el tiempo, la verdad es que hasta ahora no sé cómo logré esposarlo a la silla, debo agradecer haberlo encontrado medio dormido, pero estoy mucho más molesta al pensar que los altos mandos de la empresa cancelan mi beca y duermen muy tranquilos después de hacerlo. Ahora pienso que también debí traer un pañuelo para tapar su boca, ya me está cansando todo esto. Tengo un vestido entallado con una abertura en la pierna, no tuve tiempo de cambiarme y no tengo mucho tiempo, coloco mis manos en cada lado de la abertura y jalo fuerte para romperlo, creo que se me paso la mano con la fuerza, pues ahora la abertura está por encima de mi ombligo, incluso se puede ver mi diminuta ropa interior, ¡carajo! debí ponerme algo más decente, pero en que momento, sí salí como alma que lleva el diablo. -- Wau, ¡sí que eres una loca! – me dice, ¡basta! no puedo más, sé que pronto entrará la policía y me llevaran presa, pero lo hice todo para vengarme, nunca olvidaran lo que ocurre cuando le cancelan una beca a una Lavaggi. Tomo las esposas que tiene en las manos, tome la lleve que estaba con ella y libero una de ellas, me costó un poco, pero lo logré, me pareció extraño el rostro del tipo al hacerlo y me pareció más extraño cuando vio que yo misma me puse la esposa libre, suelto mi cabello atado en una cola y lo muevo para despeinarlo a propósito, pero al hacerlo la llave sale volando y la pierdo de vista, pero no me importa, no tengo tiempo para pensar en ella, -- ¿Qué haces? – grita, me subo en sus faldas colocándome a horcajadas, con mis piernas abiertas una a cada lado de las suyas, y cuando siento que la puerta se abre por el golpe, junto mis labios con los suyos en un beso. -- ¿Qué está pasando acá? – puedo escuchar la voz de una mujer, también logro escuchar el sonido que hacen los teléfonos cuando toman una foto, tengo mi mano libre presionando su cosa pues la deje metida dentro de su pantalón, y la otra la pude colocar detrás mío, definitivamente soy una genio, ahora pareciera que es él quien me tiene presionada contra su cuerpo, -- ¿Alexander? – vuelvo a escuchar la voz de una mujer, los labios de este hombre son muy suaves, y parece que no le desagrada que lo esté besando, es más cuando escucha que lo llaman es él quien me presiona con fuerza y besa mis labios con insistencia, sino hubiera sido yo quien iniciara esto, pensaría que estoy siendo ultrajada en este momento, pero como todo, el show tiene que terminar, me voy a separar de él pero siento que su mano presiona un poco más mi cuerpo acercándolo peligrosamente a él, abro los ojos y puedo ver el fuego que hay en los de este hombre, había olvidado que mi mano libre estaba presionando su hombría, y ahora que puedo sentir lo dura y grande que está, me doy cuenta de lo que le está pasando, él no quiere que los demás vean lo que he provocado en él, y su poco auto control y la verdad es que yo tampoco. Giro mi cabeza y puedo notar el rostro molesto de una chica, ella es hermosa y lo más probable es que sea su novia o quizás su esposa por el anillo que vi hace un momento en su dedo, la verdad es que me siento fatal, pero debo salir de esta situación, luego me disculpare con ella, lo prometo. No pude averiguar nada sobre él, lo único que supe apenas salí del aeropuerto fue que debía darles su merecido, y él nombre del administrador a cargo de las becas, encontrar las esposas sobre su escritorio fue lo mejor que me pudo pasar, el resto, pues el resto ya lo sabrán… La mujer se acerca a nosotros y pretende sacarme de encima de él, pero no puede porque ahora es él, quien me mantiene sujeta, -- No se te ocurra levantarte – me dice susurrando muy cerca de mi oído, pues bien, no pretendo hacerle caso, saco mi mano de su pantalón y voy a levantarme cuando él me presiona más y besa mis labios, -- ¡Oh! – se puede escuchar en toda la oficina, -- ¿Alex? – la voz de la chica ahora es mucho más baja, casi no la pude oír. Pero el beso que me está dando es realmente bueno, hasta me olvide que tengo novio y que me espera al otro lado del mundo, -- ¡Señor Romero! – es la voz de un hombre la que escucho ahora, y por fin este señor Romero me deja libre. ¡Esperen un momento!, ¿señor Romero dijeron?, pero ¿cómo es eso posible?, cuando yo ingrese pregunte por la oficina del administrador un tal Antonio Molina, vuelvo a girar y ahora puedo ver la oficina repleta de personas, regreso la mirada hasta el supuesto señor Romero y la verdad me acabo de dar cuenta de que, si él es quien dicen que es, de verdad estoy en graves problemas. -- Todos salgan de mi oficina – le escucho gritar al hombre debajo mío, -- Lo sentimos señor, pensamos que esa mujer – comienza a decir aquel que lleva uniforme de policía, -- ¡Largo he dicho! – su grito me volvió sorda, levante mi mano para cubrir mis oídos y la mano de él se levanto junto a la mia, había olvidado las esposas, cuando todos ven como estamos esposados comienzan a sonreír, creo que todos piensan que soy una especie de acompañante o algo parecido, -- No es lo que piensan – digo y siento un piñizco en la nalga muy fuerte por parte del señor Romero, que hace que me arquee y su cosa prácticamente roce con mi centro de placer, si no estuviera como estoy quizás hasta lo hubiera disfrutado, -- Mantén cerrada la boca si no quieres que te mande a la cárcel – me amenaza.