Nos levantamos temprano para ayudar en lo que se necesitara pero mis papás ya tenían todo resuelto, solo esperaríamos a que llegarán mis familiares junto con mi abuela, así que para calmar los nervios le propuse a Aimeé que fuéremos a la playa a caminar un poco, a lo que ella acepto gustosa.
Tomaba su mano mientras caminábamos en silencio por playa, con las olas rompiendo en nuestros pies, era un momento íntimo, de reflexión, al menos para mí, me tomé un momento para disipar las dudas respecto a todo lo que sucedía en este momento de mi vida.
De pronto Aimeé bajo el ritmo hasta quedarse en completo silencio y parada, lo que me obligo a girar y verla de frente, ella tenía los ojos llenos de emoción.
—¿Qué pasa? —pregunté con algo de miedo.
—Es solo que, —su voz se quebraba tenue— me c
