9 EL PRIMER BESO Bufé hastiada y cansada, mientras me removía en la incómoda silla metálica. Llevaba más de dos horas sentada aquí y el trasero ya empezaba a entumírseme. Simplemente no podía creer esto, no podía creerlo ni tampoco entenderlo, como es que terminé en una maldita sala de interrogaciones del departamento policial de New York. Hacer cosas buenas es como orinar contra el viento. Si hubiese sabido que esto acabaría así… ¿A quién quiero engañar más que a mí misma? Lo volvería a hacer si la ocasión se volviese a presentar. No podía permitir que esos sujetos siguieran lastimando a las personas de esa forma y cuando vi que Derek estaba a punto de correr la misma suerte por tratar de pararlo… lo perdí. Aunque puede que quizás, y solo quizás, yo tuviese algo de cul